VALÈNCIA. La sostenibilidad en la construcción es, en estos momentos, no un reto de futuro, sino una exigencia. Los objetivos fijados por Bruselas, el cambio de prioridades de los consumidores y las subidas del coste de la energía y los materiales han llevado al sector no solo a transitar hacia nuevos sistemas y metodologías, sino a acelerar su transformación. Un salto en el que la colaboración y coordinación entre lo público y lo privado es clave para esa transferencia de conocimiento.
Industrialización, digitalización o la incorporación de nuevos materiales para evitar desperdicios y mejorar la eficiencia del parque inmobiliario son sólo algunas de las soluciones innovadoras que ya están en el mercado y que, poco a poco, van implementando las empresas. Y más teniendo en cuenta que la construcción y el uso de edificios es responsable de casi el 40% de las emisiones de CO2 y del 35% del consumo de la energía en el mundo. Por ello, los fondos Next Generation suponen una gran oportunidad para activar esa descarbonización y mejorar el parque construido a través de la rehabilitación.
Así se puso de manifiesto en un desayuno informativo organizado por Valencia Plaza, la Red de Institutos Tecnológicos de la Comunitat Valenciana (Redit) y la Conselleria de Vivienda y Arquitectura Bioclimática en el marco de la feria Cevisama, celebrada en Feria Valencia. Una jornada en la que participaron Laura Soto, secretaria autonómica de Arquitectura Bioclimática y Sostenibilidad Energética; Nuria Matarredona, hasta hace unos días directora general de Innovación Ecológica en la Construcción, tras su reciente nombramiento al frente de la Secretaría General de Agenda Urbana y Arquitectura del Gobierno; Carmen Álvarez, directora de Cevisama; Gonzalo Belenguer, director general de Redit; y Jorge Corrales, arquitecto y miembro de la unidad de arquitectura en el área de hábitat del Instituto de Tecnología Cerámica (ITC).
También asistieron Francisco Ricau, responsable del área de información estratégica e innovación Empresarial del Instituto Tecnológico de Informática (ITI); Laura Martín, técnico responsable del área de sostenibilidad del Instituto Tecnológico de la Energía (ITE); Arsenio Navarro, investigador líder en construcción y energías renovables en el Instituto Tecnológico del Plástico (Aimplas); José Manuel Martínez, subdirector general de Olivares Consultores y director del área de residencial; José Vicente Espí, director general de edificación del Grupo Bertolín; Aurelio Silveira, CEO de Zubi Cities; y María Pérez, vocal del Colegio Oficial de la Arquitectura Técnica de Valencia (COAT Valencia).
El debate arrancó con la intervención de Laura Soto, secretaria autonómica de Arquitectura Bioclimática y Sostenibilidad Energética, quien explicó que desde la Generalitat Valenciana se está trabajando para establecer marcos reguladores favorecedores que no únicamente fueran encaminados a regular, sino a "acelerar los procesos y ayudar a las empresas a incorporarse" al nuevo escenario. Asimismo, puso el acento en la importancia de la formación para hacer frente a los retos existentes, así como en la financiación pública que, según destacó, va más allá de las subvenciones a través de préstamos con tramos reembolsables para facilitar algunos objetivos como el uso de materiales de kilómetro cero o la sostenibilidad.
También puso en valor la compra innovadora que ha iniciado su departamento y que ha permitido soluciones como el desarrollo de balcones prefabricados para viviendas sin terraza. "Tenemos que demostrar que otro tipo de vivienda es posible a través de la desjerarquización y descentralización de los espacios porque existen nuevos modelos de vivir en los edificios", remarcó Soto.
Desde Redit, Gonzalo Belenguer, su director general, destacó las capacidades tecnológicas de las empresas constructoras valencianas, pero consideró que falta más implicación entre los agentes privados y la Administración para que la construcción sea "todavía más puntera". "Tenemos las capacidades, pero ahora se trata de generar alianzas. Los centros tecnológicos tenemos la capacidad y los proyectos para poner a disposición del sector. Más allá de las grandes visiones, nuestra misión es contribuir a que las empresas del sector sean más competitivas y eso se traduce en una mejor calidad de vida y puestos de trabajo", reivindicó.
Y, en esta línea, la cerámica es una industria que lleva años buscando fórmulas para reducir sus emisiones y transformar sus procesos productivos. Pero el camino no es sencillo. Así lo aseguró Carmen Álvarez, directora de Cevisama, quien señaló que el sector cerámico trabaja desde hace tiempo en crear productos y maquinaria más sostenible, así como en el desarrollo de fórmulas para reducir sus emisiones como el hidrógeno verde. No obstante, incidió en que los procesos de producción no cambian de la noche a la mañana, sino que requieren de tiempo. "El sector es muy consciente de la realidad y lleva años trabajando para que su nivel de contaminación sea menos cada vez, pero estos procesos son lentos", incidió.
Álvarez recordó que la cerámica se encuentra en una coyuntura complicada ante la escalada de los precios del gas, un escenario que está poniendo en jaque a las compañías. "Aquellas con mayor músculo financiero lo están sobrellevando, pero está siendo muy complicado porque no pueden repercutir esas subidas en el producto final", expuso.
Por ello, señaló que Cevisama está al lado del sector y, en este sentido, se sumó a la reivindicación de pedir al Gobierno ayudas directas para minimizar el impacto. "Cevisama quiere ser un aliado del sector cerámico para seguir trabajando hacia un mundo más sostenible. La feria es un reflejo de nuestros sectores y si la construcción tiene que ir por ese camino, Cevisama también e, incluso, intentaremos adelantarnos", destacó.
Las empresas de la construcción también se han sumado a esta transformación hacia la sostenibilidad. "Lo importante es ser capaces de ver que es el momento de avanzar", expresó José Vicente Espí, director general de edificación del Grupo Bertolín. No solo por anticiparse a lo que exige Europa, sino también porque el cliente ya lo está demandando. "Hace años que las grandes compañías a nivel inversión lo exigían en sus requisitos, pero, además, es que las inversiones en este sentido, con el alza de costes actual, ya empiezan a equipararse y generar retornos. Es momento de que la ecología y la economía vayan de la mano", reivindicó.
De hecho, aseguró que las empresas que no vayan en la línea de las sostenibilidad se quedarán por el camino. Pero, además, Espí fue más allá y subrayó que invertir en eficiencia, innovación y sostenibilidad es una cuestión de futuro, de tener la mirada en el largo plazo porque ya genera un retorno económico. "No hay que ser cortoplacista porque lo que hace años era un reto, ahora es una obligación", señaló.
En el mismo sentido se pronunció Aurelio Silveira, CEO de Zubi Cities, quien recordó que el marco regulatorio actual ya obliga a un cambio en el sector con unos Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) con horizonte 2030 como palanca. "Ahora la clave está en tener una visión a largo plazo en las inversiones porque construir con un plus de sostenibilidad tiene un sobrecoste, pero el tejido que compone el sector de la promoción inmobiliaria está ya en sintonía en este modelo", defendió. De hecho, coincidió en señalar que la inversión privada y los fondos internacionales ya tienen el foco puesto en la sostenibilidad y exigen ciertos parámetros a la hora de acometer proyectos.
No obstante, más allá de la obra nueva, puso el foco en el parque edificado, que genera el 30% de las emisiones de gases de efecto invernadero, frente al 8% de las nuevas promociones. "El problema son los edificios ya construidos, porque solo el 19% tiene una alta calificación energética. Queda mucho por recorrer, pero se dan las circunstancias para que impulsemos este cambio de manera decisiva", sostuvo.
Pero no solo los grandes inversores demandan altas prestaciones en los proyectos a nivel de sostenibilidad, sino que los consumidores también han tomado conciencia. Así lo expresó José Manuel Martínez, subdirector general de Olivares Consultores y director del área de residencial, quien aseguró que desde hace unos años sus clientes ya preguntan por las calificaciones e incluso están dispuestos a pagar más por sus viviendas.
"Desde hace tres años, con las subidas de los costes de la energía, muchos clientes nos preguntan por los materiales y valoran los sellos energéticos. Las empresas en general empiezan a tener una línea homogeneiza y coherente. Pero hay que tener en cuenta que la capacidad económica de los compradores y el techo de venta es limitado y cuando lo superas, no pueden comprar. Ahora parece que el coste de la construcción y el económico se van equiparando y está más cerca del precio de venta", explicó.
Nuria Matarredona, entonces directora general de Innovación Ecológica en la Construcción, puso el acento en la emergencia climática y habitacional actual y, ante esta realidad compleja, señaló que la Administración quiere apostar por la innovación, pero "generando sinergias con los agentes para ser capaces de conseguir que haya una transferencia de conocimiento". "La normativa a nivel europeo está siendo muy tenaz con la eficiencia energética. Aprieta al sector y a la Administración pública. Por eso, estamos apostando por una manera de hacer basada en una función ejemplificante con procesos de compra pública que generen un efecto tractor en la manera de licitar, apostando por criterios de sostenibilidad, pero en los que conseguimos que el sector se sume y modifique su manera de proceder", reivindicó
Y, para lograr avanzar en el desarrollo de nuevas capacidades en I+D+i, los centros tecnológicos están trabajando en diferentes proyectos que van en esa línea. En este sentido, Jorge Corrales, arquitecto y miembro de la unidad de arquitectura en el área de hábitat del Instituto de Tecnología Cerámica (ITC), detalló que su sector tiene un intenso consumo de gas natural en sus procesos productivos y, por ello, están trabajando en la búsqueda de combustibles alternativos como el hidrógeno. "Estamos explorando procesos para minimizar el CO2 como la activación alcalina. También en impulsar la economía circular a través de compartir recursos entre las empresas, valorizar residuos o la reincorporación de residuos de otros procesos industriales", explicó.
Por otra parte, el ITC también investiga en materia de rehabilitación del parque inmobiliario existente con soluciones que van desde la instalación hasta la construcción a través de la industrialización para optimizar los procesos.
Desde Aimplas, Arsenio Navarro, investigador líder en construcción y energías renovables, detalló que sus proyectos van en la línea de la búsqueda de materiales más sostenibles tanto para aislamientos, a través del uso de colchones reutilizados, como para la estructura de las
edificaciones con materiales como la madera. También, están desarrollando materiales poliméricos para lograr calor en los edificios con sistemas reciclados, así como el inicio de un proyecto para conocer la trazabilidad completa de un material a través de un pasaporte digital.
"Cuando hablamos de plástico lo relegamos a un pequeño apartado de tuberías o aislamiento, pero, después del embalaje, la construcción es el sector que más lo usa. El sector está cambiando y los materiales tradicionales están bien, pero existen otras fórmulas que son muy
interesantes desde el punto de vista de la economía circular porque, además, así lo exige Bruselas. Y el plástico da ese valor añadido a ciertos materiales", defendió.
Por su parte, Laura Martín,técnico responsable del área de sostenibilidad del Instituto Tecnológico de la Energía (ITE), explicó que en el centro se ha puesto el foco en la descarbonización de la edificación. De esta forma, en la fase de la configuración de los edificios sus pilares se cimientan en la planificación para que los inmuebles partan de una demanda energética reducida con tecnologías de generación renovable para optimizar el balance energético. "Trabajamos también con gemelos digitales porque en la fase de fabricación es muy importante la mejora de la eficiencia energética en los componentes", indicó.
Asimismo, analizan el rendimiento de los inmuebles para lograr el mejor aprovechamiento de los recursos. "Tener una línea base tanto en construcción como desde el punto de vista de la planificación para que desde su diseño parta ya con unos parámetros para tener huella del edificio, es fundamental", expresó. Por ello, también recurren a herramientas de simulación para desarrollar metodologías con las que conocer el estado energético de los edificios y qué posibilidad de mejora tienen los ya existentes.
La información del dato también es esencial en el proceso y este es el campo que explora el ITI. Francisco Ricau, responsable del área de Información Estratégica e Innovación Empresarial del instituto, destacó las ventajas del aprovechamiento de la digitalización como uno de los principales vectores para la mejora de procesos. "Desde el ITI estamos trabajando en la captación, explotación y comunicación de datos y la generación de aplicaciones para que los sectores se dirijan de forma más eficiente hacia los ODS", destacó.
En ese sentido, en la construcción están trabajando con tecnologías como el Big Data y los gemelos digitales. "Gracias a la captura de datos y la lectura de diferentes fuentes somos capaces de hacer réplicas virtuales de los edificios para optimizar su explotación. A través de la monitorización real de su estado podemos conocer su temperatura o el consumo de energía. Tener esta réplica permite a los profesionales abrir o habilitar nuevas funcionalidades de simulación de escenarios para adelantarse a cualquier eventualidad", expuso.
María Pérez, vocal del Colegio Oficial de la Arquitectura Técnica deValencia (COAT Valencia), indicó que desde la institución están poniendo el acento en la formación para que los profesionales tengan los conocimientos y herramientas para un diseño más sostenible y eficiente de las nuevas edificaciones. En especial, destacó la construcción industrializada como una alternativa a los actuales sistemas porque, además de la agilización de los proyectos, reseñó que permite una reutilización de los materiales y, por tanto, se reduce la generación de residuos.
Y es que la industrialización se ha convertido en una alternativa al tradicional 'ladrillo', que toma impulso en España a través del uso de prefabricados o módulos. La velocidad de entrega, la calidad de los acabados y la eficiencia de la construcción con el mínimo desperdicio de
materiales son factores que están fomentado su auge en las nuevas edificaciones. De hecho, son muchas las compañías que ya están recurriendo a esta técnica en algunas de las estancias como baños o cocinas e, incluso, en las fachadas de los edificios, pero todavía queda
recorrido. Sin embargo, también existen reticencias en la sociedad.
"No tiene buena fama el apellido de 'industrialización'. Pasa como hace años con el pladur, que la gente se piensa que es de peor calidad. Hay que hacer una labor pedagógica para demostrar que la calidad es mayor al pasar por procesos industriales y evitar errores de mano de obra", admitió Martínez. En este sentido, Gonzalo Belenguer convino en señalar que conforme haya más ejemplos en el mercado, la sociedad asumirá este tipo de viviendas como "parte natural", pero también incidió en la necesidad de formación para asumir las nuevas labores.
También existen otros hándicaps. Uno de ellos, como comentaron Espí y Silveira, es el coste más elevado de la industrialización pese a que se gana en gestión y rapidez en la ejecución. Y, el segundo, es la financiación, ya que las entidades se muestran aún reticentes y si lo hacen también deberían ampliar los plazos para que el consumidor pueda asumir los pagos, según comentó Pérez.
En cualquier caso, desde la Administración tanto Laura Soto como Matarredona pusieron en valor que estos sistemas de prefabricados, además, tienen la gran ventaja de que reducen la siniestralidad laboral, la brecha de género porque se incorpora a un mayor número de mujeres al despertar nuevas vocaciones y formas de interpretar y hacer arquitectura.
El último aspecto que se abordó en el debate fue la rehabilitación de parque inmobiliario construido. Una cuestión que, según destacó la secretaria autonómica de Arquitectura Bioclimática, es "el gran reto" y en el que ahora su departamento ha puesto el foco por la gran lluvia de millones que reservan para esta materia los fondos europeos. "La rehabilitación abre muchos caminos y soluciones y hay que explorarlas a través de la colaboración público-privada", reivindicó.
Desde las empresas se mostraron dispuestas a colaborar, pero incidieron en la necesidad de abordar esos procesos con inyección pública. También, desde el Colegio de Arquitectos se insistió en la necesidad de agilizar las ayudas a comunidades de vecinos para rehabilitar edificios ya que, según explicó Pérez, en algunas ocasiones se hace un estudio y se detectan las carencias pero las ayudas no llegan, lo que genera que esa comunidad de propietarios desista, una cuestión que se abordará en la siguiente convocatoria de ayudas de la Generalitat Valenciana.