Más de 45.000 personas, en 2023, con toda seguridad profesionales preparados y con una costosa formación a cargo del Estado, que por motivos de diversa índole emigran para trabajar en otros países y obtener los beneficios y reconocimientos profesionales que en España no pueden conseguir. Esta es una delirante ineficiencia social
Revisando el Eurobarómetro de primavera del Parlamento Europeo que publica la UE27 bajo el título "democracia en acción" y ante lo llamativo de los resultados y sobre todo por las conclusiones que se pueden obtener del análisis del mismo, sorprende (al recabar información adicional para verificarlas) comprobar cuál es la situación de la sociedad española después de cinco años de Sánchez y asociados. Invito al lector a que me acompañe y mareemos en superficie, sin profundizar excesivamente para no hacerlo muy técnico y aburrido, por el mar de datos e información que nos aporta este Barómetro del PE.
En primer lugar mi sorpresa al comprobar que la muestra sobre la que la empresa Kantar, responsable de la operación, realiza las encuestas es sobre 26.376 personas, presencialmente en todos los Estados miembros excepto Chequia, Dinamarca, Finlandia y Malta que fue por video asistido por ordenador. Recordemos que según la Unión Europea, fuente Eurostat, la población total de la UE27 es de 447,7 millones de personas y que los resultados de la UE se ponderaron en función del tamaño de la población de cada país. Esto nos da una ratio de entrevistados del 0, 00588% sobre la población total. La población española, datos del INE a 1 de abril de 2023 era de 48,2 millones de personas y la muestra se realizó sobre un total de 1.013 entrevistas cara a cara entre los días 8 y 22 de marzo de 2023 por lo que obtenemos una ratio de entrevistados del 0,0021%, es decir menos de la mitad que la ratio EU27.
Aunque lo mío es la estadística empresarial, no la demoscópica, doy por supuesto que el tamaño de la muestra es el adecuado conforme a los requerimientos del encargo, y se han valorado tanto el coeficiente de confianza como la desviación estándar por lo que podemos dar por buenos los resultados del Barómetro que luego comentaremos.
Pero el primer hallazgo interesante es que a la vista de resultados de población española, según datos del INE, última nota de prensa, Estadística continua de población, ECP, datos provisionales 01/04/2023, la población de España aumentó en 136.916 personas durante el primer trimestre de 2023 y se situó en 48.196.693 habitantes.
Por lo que la población residente a 1 de abril de 2023, 41.969.601 son de nacionalidad española y otros 6.227.092 son de nacionalidad extranjera. Siendo el país de nacimiento España para 39.889.196 y un país extranjero para 8.307.497 personas.
A cierre del tercer trimestre, 1 de octubre de 2023, en el acumulado de los tres trimestres, la población española aumentó en 398.963 personas y se situó en 48.446.594 habitantes, de los que 42.073.131 son de nacionalidad española y 6.373.463 son de nacionalidad extranjera. Siendo el país de nacimiento España para 39.876.640 y un país extranjero para 8.569.954 personas.
En cuanto al detalle de las migraciones exteriores, las principales nacionalidades de los inmigrantes durante el primer trimestre de 2023 fueron la colombiana con 44.300 llegadas a España, la marroquí 23.200, la venezolana 21.500, peruana 18.800 y española 18.400 (estos deben corresponder a la política de recuperación de nacionalidad para nietos de exiliados), tendencia que se mantiene en el tercer trimestre ya que las llegadas de colombianos fueron de 34.000, marroquíes 24.400, españoles 23.600, venezolanos 15.300 y peruanos 13.000
Por su parte, las nacionalidades de emigrantes más numerosas fueron la española (con 11.500 salidas), la marroquí (8.400) y la rumana (7.700), confirmándose también la tendencia en el tercer trimestre, ya que la salida de españoles fue de 9.600, seguida de marroquíes 5.600 y rumanos 4.600
La primera consecuencia lógica a la vista de los nuevos inmigrantes de los tres primeros trimestres del pasado 2023, que son 398.963 personas, es preguntarnos si las estructuras del Estado pueden hacer frente a esta avalancha. Recordemos que los recursos de la Seguridad Social y otros servicios del Estado son finitos y muy costosos a la vez que deficitarios, por lo que sería interesante comprobar cuántos de estos inmigrantes aportan valor a nuestro PIB o son, sin embargo, beneficiarios de ayudas sociales. Extrapolando este dato a la cifra total de residentes extranjeros en España, más de seis millones, la misma cuestión. Sin entrar a valorar este asunto, que es política y con componente de derechos humanos, la pregunta es si ¿es sostenible este ritmo y hasta cuándo podremos financiar este flujo? Es una cuestión, por otra parte, que la mayoría de los ciudadanos se plantean, como luego veremos, y que no trasladan por considerar que pueden ser malinterpretados, etiquetados de racismo, xenofobia u otras clasificaciones desagradables. Y esta es una tendencia que se va agravando con el paso del tiempo. (Aquí no están incluidos los inmigrantes ilegales).
A su vez, nos preguntamos si esas 11.500 salidas de emigración española, en tres meses, cuya proyección para 2023 nos arroja una cifra de más de 45.000 personas, digo cuarenta y cinco mil, con toda seguridad de profesionales preparados y con una costosa formación a cargo del Estado, y que por motivos de diversa índole, emigran para trabajar en otros países y obtener los beneficios y reconocimientos profesionales que en España no pueden conseguir. No nos podemos permitir el hecho de invertir miles de millones de euros en formar y capacitar a especialistas para luego, cuando podemos recuperar vía retorno social esa inversión, estos emigren a otros países donde son mejor tratados que en España. Esta es una delirante ineficiencia social que continúa agravándose con el paso de los años sin que los formuladores de políticas consideren remediar ni facilitar las condiciones para que no se produzca, o cuanto menos mitigar el daño. No es sostenible.
En un artículo anterior ya comenté las principales conclusiones de dicho barómetro, pero conviene revisar ahora las del recientemente publicado Eurobarómetro de otoño que concluye que la principal preocupación de los europeos es la inmigración (el 28% de los europeos cree que la inmigración, por un lado, y la guerra en Ucrania, otro 28%, por el otro, se encuentran entre los dos problemas más importantes a los que se enfrenta la UE. Luego viene la situación internacional 24%, seguida del 'aumento de precios/inflación/coste de vida' 20%, ocupando el cuarto lugar, mientras que era la primera preocupación la primavera pasada).
Resumiendo las conclusiones, para los españoles, el problema principal al que se enfrentan en este momento es la subida de precios / la inflación / el coste de la vida (49 %), y la situación económica (24 %). La inmigración gana frente al año anterior gran importancia entre el global de europeos y españoles (aumentando en once y nueve puntos porcentuales, respectivamente), pasando a ser la primera preocupación para los europeos y la tercera para los españoles.
En nuestro caso, para los españoles, no se producen movimientos importantes en comparación con las principales preocupaciones del año anterior, y las mismas cuestiones, fundamentalmente de tipo económico, que hace un año más preocupaban a la ciudadanía, se mantienen en otoño de 2023. No obstante, hay que destacar el aumento significativo en la preocupación por la inmigración, pasando este año a ser entre los europeos la primera de mayor importancia y la tercera* para los españoles.
Cabe reseñar que, en la encuesta del Eurobarómetro, las preguntas se realizan sugiriendo una batería de opciones de respuesta al ciudadano, pero que el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) de España, en su barómetro mensual realiza estas preguntas, similares, pero con un diseño metodológico diferente. En este caso, el CIS no ofrece un menú de respuestas predeterminadas, lo que hace que las respuestas de los españoles con respecto al principal problema al que se enfrenta España sean muy diversas siendo "la crisis económica, los problemas de índole económica" (37 %) y "los problemas políticos de índole general" (31 %) las principales preocupaciones. O sea, nos salimos del estándar para reorientar al gusto las respuestas y redirigirlas a resultados más amables para con el Gobierno.
Y lo verdaderamente importante, opino, es que la preocupación en aumento por la inmigración, tanto de los europeos como de los españoles, no lo es tanto en si misma por dicha inmigración, sino por las consecuencias que se desprenden de una gestión ineficaz, inadecuada e ineficiente de las políticas migratorias lo que lleva consigo un malestar generalizado de la población por dichas consecuencias indeseadas. Todos sabemos que una formulación de políticas adecuada debe obedecer a una estrategia consolidada y de profundidad y, a ser posible, consensuada con la mayoría de fuerzas políticas, a la vez que acompañada de una dotación presupuestaria que la apoye. De lo contrario ocurre lo que muestra esta encuesta europea, un crecimiento del malestar por la inmigración.
La sostenibilidad tiene una importante componente de criterios sociales, de ahí la S de ESG, y por tanto es relevante la atención y correcta gestión de todas sus componentes (DEI + J), no sólo en la corriente empresarial, sino también en la estatal, ya que el estado español es la principal empresa nacional y aquí, esto, no estamos haciéndolo bien.
Y mientras las encuestas preguntan sobre la inmigración no debemos olvidar que tan importante, o más, es la emigración de nuestros compatriotas, la mayor parte jóvenes que se ven obligados a hacer la maleta y emigrar a otros países debido a la precariedad salarial y un poder adquisitivo en caída libre. Una tasa de desempleo juvenil elevada, que dobla la media de la eurozona, precariedad laboral y salarial, con abundancia de contratos temporales, paro juvenil elevado y una renta media en descenso, tasa de pobreza en crecimiento, grave problema de acceso a la vivienda, etc. son parte de las causas que llevan a nuestros jóvenes talentos a abandonar, vía emigración, nuestro país en busca de mejores oportunidades que, por otra parte, contrastado, Europa y otros países desarrollados les ofrecen.
Como apuntaba antes, además del elevado costo formativo que supone para las arcas del estado la preparación y capacitación de estos jóvenes, no podemos beneficiarnos, vía retorno social de la inversión, de su talento, lo que socava la estructura social de España. Produce una continua e incremental descompensación en el activo humano de nuestra sociedad, además del desarraigo y fragmentación familiar y otras desventajas y el menoscabo del valor futuro de nuestros equipos humanos.
Este es el gran problema insostenible de la emigración que nadie quiere ver y que no debemos relativizar debido a la profundidad del problema…
Mientras tanto el Gobierno desoye y no cauteriza esta herida que va desangrando a nuestra sociedad; frases del estilo de "extraordinario estado de salud de la economía española" pronunciada por la vice Montoro certifican la inutilidad de unos gobernantes que habiendo abandonado la socialdemocracia, están en brazos del comunismo más radical mirándose el ombligo mientras nuestra juventud se desangra.
Nos hablan de "la ciudad de los 15 minutos", del "decrecimiento", y otras filigranas oportunistas mientras las madres, para poder ver a sus hijos o a sus nietos de vez en cuando, tienen que desplazarse, por avión, hasta Hamburgo, Róterdam, Londres…, con el consiguiente crecimiento de gastos y daño medio ambiental producido por dichos viajes… una incoherencia más. Si, 15 minutos, pero para acordarse, como mínimo diariamente, de los políticos que nos han llevado a esta situación.
¿De verdad piensa alguien que la solución a estos problemas es la cesión de competencias migratorias a las Comunidades Autónomas?
La realidad es la que es, inmigración y emigración, mal gestionadas, como todo lo demás.
Ricardo Romero es especialista en Estrategia de Impacto y Sostenibilidad.