CASTELLÓ (EFE). Un ensayo pionero y con unos primeros resultados "esperanzadores" para encontrar una terapia que ralentice e, incluso, llegue a detener la degeneración muscular de la enfermedad incurable Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA) busca con urgencia 75 pacientes de todo el país para que participen de forma voluntaria en el estudio.
La investigación se basa en el uso de las propias células del paciente extraídas de la médula ósea y está liderada por el Instituto de Neurociencias (IN), centro mixto del CSIC y la Universidad Miguel Hernández (UMH) de Elche, junto a los hospitales públicos Virgen de la Arrixaca de Murcia, Doctor Balmis de Alicante y Sant Joan d'Alacant, con financiación del Instituto de Salud Carlos III de Madrid y también donaciones particulares.
El ensayo requiere de un centenar de enfermos voluntarios diagnosticados en un estadio temprano de la ELA y tras el parón de la investigación por la pandemia sanitaria de la covid-19 solamente se han presentado hasta ahora 26 procedentes de la Comunitat Valenciana, Galicia, Castilla y León, Cataluña y Andalucía.
Ahora, buscan alrededor de 75 más para llegar a los cien para que los resultados sean aceptados por la comunidad científica y, de este modo, la terapia pueda ser usada a cualquier enfermo. Y temen que el "bajón" de voluntarios, quizá por el rechazo a ir al hospital tras la pandemia de la covid-19, pueda poner en riesgo el estudio.
Uno de los investigadores principales, el catedrático de la UMH y científico del Neurociencias Salvador Martínez, ha explicado a EFE que la fase de laboratorio y los primeros resultados en los enfermos de ELA apuntan "el beneficio" del tratamiento porque "disminuye y retrasa la parálisis en los músculos donde se ha aplicado la terapia".
"Nos ofrecemos para aplicar una terapia que estamos convencidos de que mejora la evolución de esos músculos y que creemos que puede acabar en un tratamiento en esta enfermedad que todavía no tiene, para que pueda estar al alcance de cualquier paciente", según Martínez.
Los primeros resultados son esperanzadores, con una disminución y retraso de la parálisis de los músculos donde se han inyectado las células del propio enfermo para dar "mayor capacidad funcional en los músculos que sirven para moverse" con la posibilidad futura de mejorar la capacidad respiratoria si la diana es el diafragma.
Los enfermos que quieran participar en la terapia (complementaria de los tratamientos ya prescritos) se someten, en primer lugar, a una evaluación para determinar si tienen suficiente capacidad de fuerza muscular y, una vez reclutados, deben acudir una jornada al hospital Virgen de la Arrixaca de Murcia para someterse a una extracción de médula ósea con las técnicas habituales en el servicio de Hematología.
El mismo día, en ese centro hospitalario se hace una selección de las células y se inyectan en las dos manos y piernas del paciente. Concretamente en el músculo que hay entre los dedos pulgar e índice (que se usa para coger cosas) y en el músculo tibial anterior (el necesario para levantar el pie al caminar), ha relatado Martínez.
Una vez terminada esta primera jornada, los voluntarios vuelven a sus casas y sólo deben volver una vez al trimestre, y esta vez al hospital de Sant Joan d'Alacant, para un seguimiento de la evolución de la función de esos músculos y también neurológico, que termina cuando se cumple un año.
Martínez ha subrayado que la incurable ELA ha dejado de ser una enfermedad rara y que uno de los primeros síntmas es notar "una pequeña flojeza muscular en la parte que sea y que al cabo de unos meses acaba diagnosticándose como ELA, lo que quiere decir que se va a morir en un plazo de entre 3 y 5 años".
Además de Martínez y Emilio Geijo, también del Neurociencias y del hospital de Sant Joan, los investigadores principales son Carmen Díaz, jefa del servicio de Neurología del Hospital General Doctor Balmis de Alicante y José María Moraleda y Miguel Blanquer de Hematología del Virgen de la Arrixaca murciano.
La Asociación Española de Esclerosis Lateral Amiotrófica (adELA) ha informado recientemente de que se estima que en España hay 3.000 personas afectadas y que cada año se diagnostican unos 900 nuevos casos, así como que la mitad de los enfermos fallecen en menos de tres años, el 80 por ciento en menos de cinco y la mayoría (el 95%) antes de 10 años.