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‘Juegos de mesa’, el mantel fotográfico de Paula Berjillos

6/11/2023 - 

VALÈNCIA. Venga a sentarse, que la comida se enfría, que sin que estemos todas no se puede empezar a jugar… que mamá quiere contarnos la historia a todas, que para empezar a cortar el pastel tengo que veros las caras. La mesa no es más que un instrumento social que lleva a la reunión, sin importar su forma, su altura e incluso su textura -puede ser en un césped, con o sin mantel, en el frío suelo- sirve como excusa para la reunión. La fotógrafa y artista valenciana Paula Berjillos explora todas la reuniones posibles a través de un espacio en Juegos de mesa, un libro de juegos editado por Festiu en el que trastea con las hojas de contacto de sus cámaras analógicas para construir espacios imposibles en los que cualquier ojo querría sentarse para conversar (o lo que surja). De la mano de Diego Obiol, Clara Bayo y con los textos de Lidia Caro logra crear una conversación en torno a las cuatro esquinas de cualquier encuentro. 

Sin reglas ni urgencias Berjillos reflexiona a través de la fotografía sobre “la noción simbólica de la mesa”, lo que supone reunirse alrededor de una y lo que tenemos como idea preconcebida de la mesa. Desde una partida de parchís a una de ping-pong pasando por el suelo o lugares que generalmente no se imaginan de esa manera: “El suelo nunca se imagina directamente como tal, o en los barrios cuando vemos una mesa de ping-pong no se piensa más allá del juego, pero luego ves que los chavales la usan como centro de reunión y le dan nuevos usos”. 

Para hacer esta doble reflexión ella crea en si una mesa visual a través de la hoja de contactos, que es donde “se relaciona todo y se generan las nuevas formas” y donde sucede la fiesta -junto a Festiu- que crea el relato: “Me acerco a las mesas como me gustaría, estudio el ritual y el espacio y lo veo todo como un juego. Para mi no se trata de un fotolibro, es algo que suena muy categórico, para mi ha sido algo más parecido a trocear el espacio, salir a jugar y montar un puzle”.

Con ello genera un relato visual atractivo en el que el puzle se convierte en un lugar en el que uno querría sentarse, para hacer las formas con la hoja de contactos lo que hace es idear pequeños esquemas de cómo capturarla desde alto para que quede perfecto: “Lo que hago es dibujar como quiero que quede, y luego jugar con el atrezzo para hacer cada cosa”, explica. Para Berjillos trabajar con las hojas de contacto le permite huir de la sobresaturación de imágenes que tenía sobre estos espacios y comenzar a trabajar con unos límites: “Trabajo con lo que me cabe en un rollo de película, en algunos caben 36, en otros 10, 12… era algo limitador que me lleva a hacer series”, explica sobre el modus operandi para crear Juegos de mesa. 

Trabajando con eso se dio cuenta de que las imágenes se relacionaban unas con otras, pudiendo crear formas según el orden de disparar las fotografías y demás elementos: “Si cabían 12 fotos igual quedaba algo más cuadrado, si usaba otra cámara también, al final la hoja de contactos de convierte en el lugar de reunión de las imágenes”. Junto a eso y un breve texto cede la palabra a Lidia Caro quien intenta interpretarlo a través de una conversación de lo más curiosa: “Lidia lo que hace es poner cosas suyas, con un texto pequeñito sobre lo que yo le enseño, es una especie de conversación entre las dos”, explica Berjillos sobre su trabajo con ella. Aunque ahora confiesa estar un poco cansada de estos espacios -de tanto observarlos- considera que este juego le ha permitido darle una nueva visión. Todo se resuelve a través de once mesas que conforman un relato en el que todo es posible, y que obliga a observar a nuestro alrededor con mucha más atención. 

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