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exposición itinerante 

Júpiter trasciende como feria y lleva nuevas obras hasta México

20/03/2019 - 

CASTELLÓN. Hace semanas que la obra de Castellón trascendió la escena local para exhibirse en México. Más concretamente en el Encuentro de Creación Plástica Itinerante Sinaloa 10 x 10, donde desde hace diez años se celebra un concurso de pintura en miniatura. Así, entre los 70 profesionales seleccionados para llevar su obra hasta el acto, destaca la visita de los artistas de la feria de arte post contemporáneo, Júpiter, quienes enviaron sus pequeñas creaciones hasta el estado mexicano. 

España, al igual que Guatemala, era el país invitado de este encuentro que, tras un tiempo ubicado en el Museo Regional del Valle del Fuente, iniciará una exposición itinerante por diferentes estados de México, así como de Guatemala y -tal y como se prevé- de España. "Hay cientos de miles de pintores en el país, es un fenómeno que está al alza. De hecho, hay más de cien concursos, no solo de pintura, también de grabado, acuarela o escultura; y en cada uno de ellos participan gran cantidad de artistas. Ahora bien, la forma de trabajar en México es diferente a la de moverse aquí, hay muchas más limitaciones de material y las distancias son enormes. Tanto que seguramente fue más simple enviar nuestra obra desde aquí que alguien que vive al sur, ya que el encuentro se realiza en el norte", explica Jerónimo Uribe, artista mexicano afincado desde hace años en Castellón y quien ha comisariado parte de la actividad como director de Júpiter. 

Con diez ediciones a sus espaldas, Sinaloa 10 x 10 es uno los pocos encuentros que consigue sobrevivir en el tiempo. Y es que el fenómeno creativo y galerístico que vive el país no se corresponde en su totalidad con un respaldo por parte del Estado. Así lo explica el mismo Uribe, quien sostiene que México vive "los mismos problemas" que Castellón y España. "Es bien cierto que hasta la fecha había un sistema de becas nacionales y estatales, un fondo de ayuda para la creatividad y la promoción artística, que respaldaba la producción de creadores a distintos niveles, tanto si eran profesionales como estudiantes. Sin embargo, los presupuestos para cultura cada vez se recortan más y más, los espacios se van cerrando y el circuito se reduce a los amigos de los directores de turno de cada institución", sostiene el mismo. 

Júpiter, una 'mancomunidad' artística

Fue antes de que empezara la feria de Júpiter que sus artistas miembros (Antonio Chacòn, Ana Beltrán, Laura Avinent, Nacho Puerto, María Ordóñez y Lola Ramos) ya alardeaban de un hecho insólito: "Hemos creado un vínculo gremial", decían. No resulta común que los profesionales que formarán parte de una misma feria trabajen juntos. "El ego está muy a flor de piel", explicaba Avinent. Sin embargo, en este caso, los seis creadores compartieron desde los inicios sus obras, criticaron la de sus compañeros y pusieron en consideración los mismos comentarios. Una filosofía cooperativa que parece haber traspasado las semanas de la celebración del festival para dar paso a una 'mancomunidad' creativa que, de cara a su exposición en México, ha vuelto a reunir a sus artistas. "Creamos una hermandad y fue bonito que esta unión no terminase ahí", manifiesta María Ordoñez. 

Todos se enfrentaban además a un trabajo desconocido en su carrera como es la creación de pinturas de miniatura. "Es un reto ya en sí el festival porque cuando te hacen una propuesta, de normal, te acotan a una temática pero no suelen ponerte un formato limitado. Y es complicado, porque lo que quieres dibujar te pide el tamaño o la técnica que tendrá. Según qué quieres contar piensas pues en cómo contarlo, pero aquí es lo contrario. Así mismo, en mi caso, estoy acostumbrada a trabajar en grande y eso me hace tener otra manera de moverme cuando estoy produciendo. He tenido que controlar esa expresividad", detalla Ana Beltrán. 

En efecto, son pocos los eventos que en España optan por este tipo de tamaños tan reducidos, "de normal los más pequeños son de 25 centímetros, pero lo que te suelen pedir son obras de dos metros de largo y ancho", apostilla la artista. En este sentido, tampoco suelen ocupar las grandes galerías "porque el impacto visual es mucho menor. Una obra monumental ya por su tamaño te deja sin habla, visualmente es otra cosa, has de enfrentarte a grandes brochazos y texturas. Mientras que en las pinturas pequeñas no puedes disimular tanto el fallo y es más difícil controlar la forma", expone Uribe. Este afán de México se debería básicamente, tal y como señala el director de Júpiter, a la comodidad que ofrece el formato para transportar las obras entre distancias tan largas. Un problema que nuestro sector carece. 

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