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Kike Gasu cuenta en ‘Caissa’ el poder transformador de un peón

26/08/2023 - 

VALÈNCIA. Cuando hablamos de creatividad es necesario hacer una suma de tiempo y pasión, a lo que nos gusta y nos mueve le dedicamos un rato para que las ideas fluyan y tomen forma. A veces acortar el tiempo del que disponemos saca a relucir relatos que no habríamos soñado ni en mil horas, y otras es necesario pegarle vueltas a un mismo temas durante días (e incluso semanas). Cuando a la creatividad se le pone un límite afloran nuevas historias, en según que casos más naturales o intensas. Existen festivales como el Geldo y acción. Fast Film Festival en el que se intenta potenciar justo esto. 

¿El reto? Idear, escribir, producir, rodar, editar y entregar (sí, todo esto) un cortometraje de cuatro minutos en tan solo 72 horas. Este año el equipo vencedor ha resultado ser totalmente valenciano: Sara Navarro, Kike Gasu, Vicente Ausina y Fran Garofalo se han alzado con cuatro premios gracias a Caissa, un relato en el que el ajedrez y el propio pueblo se vuelven protagonistas durante una partida y 240 segundos. 

Para idear la historia los equipos participantes en el festival tan solo contaron con un elemento: un peón de ajedrez. Y con unas simples directrices: escribir el guion, comprar los materiales, grabar, montar y entregar antes de que se fuera la luz del tercer día. El resultado es un cuento en el que un peón de obra (Jorge, interpretado por Vicente Ausina) ve como un extranjero que llega al pueblo le rompe todos los esquemas (Peter, a quien Kike Gasu le da vida), y le acaba enseñando todo sobre el juego del ajedrez y de la vida. Les acompaña Elena, quien interpreada por Sara Navarro pone tierra entre los dos para hacer que vean que sus objetivos no se diferencian tanto entre sí. 

Con todo comprado, la idea asentada y las ganas de comenzar a trabajar los ganadores se enfrentan a otro reto: pueden ser hasta diez en el equipo, pero deciden ser solo cuatro. La experiencia le ha enseñado a Kike que más no siempre significa mejor, así que entre todos se turnan para aguantar las cámaras, convertirse en localizadores y centrar el guion sin hacerle ascos a nada, poniendo hasta al director -Kike Gasu en este caso- a trabajar frente a la cámara: “Ser actor y director a la vez es una locura, te ves que te estás mandando a ti mismo y no puedes dejar de estar pendiente de la parte técnica. Por formación profesional quieres hacerlo lo mejor que puedas en ambas partes, y aunque siempre he sido muy reacio a esto la situación lo requería”, explica Kike. 

A su lado tiene a Vicente, Sara y Fran, que se turnan para hacer lo que su director necesite participando también en el concepto creativo, Sara fue la que propuso la idea de Caissa como diosa de los ajedrecistas, algo que les encajó perfectamente para titular el corto. Tras esto Vicente considera que ya construyen algo con lo que cualquier persona puede sentirse identificada: “Al final es una breve historia de superación personal de un chico que a pesar de amar donde vive tiene que dar un paso hacia adelante y explorar otras alternativas de su vida”, explica el actor, que confiesa que el reto del protagonista es similar al suyo como actor contrarreloj: “Había que estar muy concentrado ya que el tiempo jugaba en nuestra contra y había que realizar el mayor número de secuencias buenas en menos de 3 horas”, explica sobre la actuación. 

La labor de Kike fue la de idear con velocidad una trama que pudiera incluir la ficha clave: el peón, con el que aprovechó e hizo un paralelismo con un peón de obra en si, protagonista de su corto. Explica que a ambos les ve parecido tanto “en la semántica de la palabra como en la analogía de la vida”, ya que los dos buscan “avanzar hasta coronarse con su objetivo”. En el corto entra en el tablero Peter, un extranjero que viene a quebrantar la tranquilidad del pueblo y que le hace ver a Jorge que hay vida mucho más allá: “La historia me pedía un detonante en forma de personaje, el extranjero en este caso es quien el ayuda a salir de su zona de confort, ya que Jorge ya no escucha a su amiga Sara que no para de decirle lo mismo”, explica el director, “a la vez este personaje aporta frescor al pueblo, trae un cambio y en cierto modo un avance que va muy bien a la historia”.

Sara, quien da vida a Elena en el cortometraje, admite que los inconvenientes pueden ser lo peor a la hora de frenar el corto, pero que este les ayuda a gestionar el estrés de forma clave: “Aprendes a transigir con las ideas, delegar en las tareas y sobretodo a trabajar en grupo, porque sino no hubiera salido adelante. Lo malo es que no puedes reposar la idea, ni darle una vuelta, ni tienes tiempo para investigar ni para profundizar en la historia, ni en el guión, ni la creación del personaje y eso creativamente es un poco castrante, porque  no puedes darle empaque”, aclara.

Aún con la sensación de no entregar un trabajo pulido y acabado las tres partes quedaron contentas con los resultados, y aprendiendo a trabajar en equipo: “Aprendes a delegar en tareas ya que al final acabas haciendo un poco de todo y a transigir sobre las ideas que tienes en un principio en la cabeza bien porque no pueden llevarse a cabo o bien porque igual otro compañero tiene otra visión y no hay tiempo de debatir, hay que actuar rápido”, explica la actriz, quien sabe mejor que nadie que un peón en la posición adecuada puede convertirse en una ficha mejor con motivo de ganar la partida. 

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