Cuando no había streaming

La bola de cristal, ¿qué tiene que a todo el mundo le sigue molando?

La bola de cristal fue un espacio revolucionario en todos los sentidos, una fantasía cultural que marcó a toda una generación, con sus proclamas antisistema y su humor gamberro, sus videoclips y sus críticas a cualquier tipo de autoridad, ya fuese política o mediática

29/11/2024 - 

VALÈNCIA. Hubo un tiempo en que la televisión era, como decía aquella canción del Aviador Dro, nutritiva. No sabría decir exactamente cuándo las emisoras generalistas dejaron de preocuparse por la calidad y, salvo honrosísimas excepciones (Wyoming, Buenafuente, Polonia...), lo mandaron todo al garete para lograr una audiencia al precio que fuese, dejando el tema de la creatividad de calidad en manos de lo que hoy conocemos como plataformas. Lo que sí sé localizar son algunos de los momentos de gloria de esa televisión hecha aquí, que no tenía nada que envidiar a la de otros lugares. 

La bola de cristal es uno de esos títulos. Pertenece, al igual que La edad de oro, a una época en la que la Transición española se cruzó con la movida. Ambos fueron fruto de ese encuentro, gracias al cual, esa bocanada de modernidad llegó a los comedores de millones de hogares. La edad de oro, estrenado en primavera de 1983, era un programa para iniciados que también veían los curiosos que querían estar al día, así como miembros de los sectores más carcas, que allí encontraban motivos de indignación al ver en qué clase de estercolero moral se estaba convirtiendo esta noble nación. Por el contrario, La bola de cristal era un programa aparentemente inocuo. Al estar dirigido a los niños y tener marionetas, resultaba más amable. Llamaba menos la atención, aunque las quejas no tardaron en llegar.  La bola de cristal fue un programa tan entretenido como exquisito e inteligentemente subversivo.

Lolo Rico, la creadora de La bola de cristal, fue un espíritu libre y atípico. Llevaba desde 1970 trabajando en RTVE, donde había ejercido como guionista, programadora y realizadora. También había sido responsable del área de programas infantiles y juveniles de la casa. En 1984 recibió un encargo de TVE: un programa infantil distinto. Rico tomó buena nota. 

Un programa para menores diferente

En 2003, Paco Climent, adjunto a la dirección de programas juveniles de TVE, escribió que «desde la primera entrega, se vio que La bola de cristal no iba a ser un programa al uso, aunque se abriera con unas marionetas o programara series infantiles en blanco y negro, algunas incluso de los años treinta. Cada una de las secciones del programa tenía amarrada a su puesta en escena su propia carga de profundidad, pero ninguna tan repleta de explosivos como el segmento que lo abría: Los electroduendes».

El programa tuvo dos grandes protagonistas. Una fue la Bruja Avería, que pertenecía a la tribu de los electroduendes, los seres que daban nombre a la sección. Era una marioneta a la que le prestaba la voz Matilde Conesa, célebre actriz de radio y doblajes, cuya voz fue también la de Ángela Channing en la versión española de Falcon Crest. Avería era un personaje malvado que encarnaba lo peor de la sociedad moderna. En cierto modo, ella fue la precursora del malismo que hoy circula por las redes sociales y alimenta incluso carreras políticas como las de Ayuso o Alvise. La bruja de trapo, que clamaba «¡viva el mal, viva el capital!» —una de las frases célebres del programa—, creía en el impacto que tienen las frases breves y cortas a la hora de propagar el mal. De haber existido hoy podría haber dicho perfectamente «¡me gusta la fruta!». Era la oveja negra que tenía que soportar el resto de electroduendes: Bruja Truca, Hada Vídeo, Maese Cámara o Maese Sonoro, que eran víctimas de sus trastadas. La sección Los electroduendes iba dirigida al público de edades más cortas. Ahí se puede ver que Rico no bromeaba cuando decía que su objetivo era hablar a los niños como si fuesen personas adultas, algo que, con más moderación, ya había hecho Barrio Sésamo.

La sección que venía a continuación era Librovisor, dirigida a niños algo más mayores, con Alaska al frente. En el momento en el que el programa llegó a la parrilla de TVE, Alaska comenzaba a asentar su fama gracias al segundo disco de Dinarama, Deseo carnal. Aquel papel encajaba de lleno en su personalidad artística. Alaska era en sí misma una hechicera moderna; se había criado viendo la televisión y era una estudiosa de la historia. En el Librovisor se hablaba de historia y literatura, al principio en compañía de Miguel Ángel Valero (el Piraña de Verano azul), y luego junto a Pablo Carbonell y Pedro Reyes. Alaska cantaba también el tema de cabecera del programa, Abracadabra. Curiosamente, la canción estaba compuesta por José María Cano, miembro de Mecano, la que había sido la banda rival de Alaska y los Pegamoides. Kiko Veneno, Loquillo y Santiago Auserón también grabaron canciones exclusivas para el programa y protagonizaron en él los correspondientes videoclips. 

Un humor rebelde

Javier Gurruchaga se travestía para sus apariciones en el programa. Ronald Reagan tenía una marioneta que lo presentaba como el villano que era. Un discurso de Lenin era doblado y convertido en una arenga revolucionaria infantil. Ni siquiera miembros del Gobierno, como el ministro Javier Solana, se libraron de formar parte de unos guiones trasgresores. 

La serie en datos 

Duración:  Cuatro temporadas, emitidas entre el 6 de octubre de 1984 y el 25 de junio de 1988.

Presentadores y colaboradores: Alaska, Pablo Carbonell, Pedro Reyes, Anabel Alonso, Quique San Francisco, Javier Gurruchaga y Fedra Lorente, entre otros. 

Premios: Ganó el Ondas al Mejor Programa Infantil de 1986 y, en esa misma categoría, el TP de Oro en 1984 y 1986. 

La sintonía: Abracadabra, de José María Cano e interpretada por Alaska. 

¿Cómo verla?: TVE ha recuperado los doce mejores capítulos del programa, que están disponibles al completo en RTVE Play.

* Este artículo se publicó originalmente en el número 121 (noviembre 2024) de la revista Plaza

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