CASTELLÓ. La Cátedra Reciplasa de Gestión de Residuos Urbanos de la Universitat Jaume I ha entregado los premios al mejor trabajo final de grado y de máster a dos estudiantes de la Universitat Jaume I. En la presente edición de los premios, enmarcada dentro de la convocatoria conjunta llevada a cabo por la Escuela Superior de Tecnología y Ciencias Experimentales de la UJI, se han presentado un total de siete trabajos.
El acto de entrega de premios, celebrado en la Llotja del Cànem, ha contado con la asistencia del catedrático Félix Hernández, director de la Cátedra, y Jesús Lancis, vicerrector de Investigación, en representación de la UJI; e Ignasi Garcia, presidente de Reciplasa, Carmina Ballester, vicepresidenta, y Fernando Albarrán, director técnico, en representación de la empresa. Durante el acto se ha destacado el gran papel que tiene la Universitat Jaume I como motor de la generación de conocimiento en la provincia, así como la formación que recibe el estudiantado.
En la categoría de trabajo final de grado se ha premiado al graduado en Ingeniería Química Sergio Bonete por su estudio de una solución alternativa al problema al que se enfrenta una empresa productora de baldosas cerámicas durante la depuración de aguas residuales. La solución que diseña y evalúa es un tratamiento terciario basado en la adsorción del boro mediante el uso de carbón activo impregnado con ácido cítrico. Gracias a la aportación del estudiante se podría dar un nuevo uso al agua tratada, utilizándola como agua de riego en el sector agrícola o en los mismos procesos industriales de la planta cerámica.
Por otra parte, se ha premiado a Víctor Gamal, del Máster en Eficiencia Energética y Sostenibilidad, por su trabajo final de máster en el que plantea un proyecto industrial para la fabricación de combustible sólido recuperado utilizando como materia prima los rechazos de la Planta de Tratamiento Mecánico y Biológico de RECIPLASA situada en el municipio de Onda. El aprovechamiento energético de los rechazos disminuiría significativamente la disposición final en vertederos, contribuyendo al cumplimiento de uno de los objetivos 2030 de la Unión Europea que limita a un máximo del 10% la eliminación de residuos en vertedero de cada país miembro.
