La delegada del Gobierno, Gloria Calero, junto a Puig y Ábalos en su puesta de largo. Foto: KIKE TABERNER VALÈNCIA. Los procesos orgánicos socialistas comenzarán en unas semanas con el 40º Congreso Federal del PSOE que se celebrará en València entre el 15 y el 17 de octubre. Una cita que servirá para prolongar sin oposición el reinado de Pedro Sánchez y que dará paso a los cónclaves autonómicos: el valenciano, que ratificará a Ximo Puig como líder, tendrá lugar en Benidorm entre el 12 y 14 de noviembre.
Unos compromisos que servirán para la renovación de las direcciones orgánicas y para sentar la hoja de ruta política de los socialistas de cara a los próximos cuatro años. Ahora bien, este tipo de cónclaves se utilizan también -la parte que más importante resulta para los dirigentes- para premiar o castigar a determinadas familias 'políticas' por su apoyo o desaires a los líderes. Así, y aunque se suele abusar del concepto "integración" en estos procesos, la realidad es que no suele llover a gusto de todos y siempre existen corrientes que se sienten especialmente beneficiadas, otras indiferentes y, algunas, directamente agraviadas.
Pero estos cónclaves, así como los consiguientes provinciales, pueden tener otras consecuencias en dirigentes socialistas. El cese en julio del exministro de Transportes y principal referente valenciano en el Gobierno, José Luis Ábalos, quien también dejó la relevante área de Organización en el PSOE, sorprendió a propios y extraños, dado que descabezó de un plumazo a una de las familias políticas que había apoyado a Sánchez en los momentos más difíciles.
En aquel momento, se especuló con la posibilidad de que esta decisión arrastrara también a los distintos cargos de segundo escalón y empresas públicas dentro del Gobierno que habían sido designados por la influencia del exministro. Hasta ahora, la calma ha reinado y no se ha producido ninguna purga.
Incierto futuro para los valencianos nombrados por Ábalos
No obstante, fuentes próximas a Ferraz consultadas por este diario admiten que esta tranquilidad podría no continuar después de los congresos. En este sentido, y aunque consideran que no se producirá una "caza de brujas", sí estiman que tras los procesos orgánicos tendrán lugar cambios como mínimo en algunos de los puestos estratégicos en el que ahora figuran afines a Ábalos.
En la Comunitat Valenciana, la figura más destacada con cargo público de este sector es la delegada del Gobierno, Gloria Calero. La también exalcaldesa de Sagunto no ha tenido mala sintonía con el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, y de hecho, desde el Palau no se han escuchado -o en todo caso se llevan con mucha discreción- comentarios proclives al relevo, según aseguran desde el entorno del jefe del Consell.
Sin embargo, las fuentes socialistas consultadas subrayan que en Madrid tienen su propia hoja de ruta sobre estas cuestiones y podrían plantearse diversas sustituciones en la recta final del año, especialmente cuando pasen los congresos clave. Más aún, recalcan, tras las últimas apariciones públicas del exministro que tampoco habrían agradado demasiado en el seno de la dirección federal.
Las apariciones públicas del exministro desde que fuera cesado han sido más bien escasas. No obstante, este sábado sí acudió a Almussafes a una comida en la que el alcalde, Toni González, ejerció de maestro de ceremonias en compañía de la secretaria provincial del PSPV de Valencia, Mercedes Caballero,una de las dirigentes más próxima a Ábalos.
Precisamente Caballero tiene por delante el difícil reto de tratar de repetir al frente del partido en la provincia. Tal y como informó este diario, existen diversos movimientos internos partidarios de acometer un relevo al frente de la formación socialista en Valencia, por lo que, a las puertas de que se inicien estos procesos, no resulta baladí la presencia de Ábalos en esa comida-reunión.
