CASTELLÓ. La renovación de David Cubillas, anunciada oficialmente el 22 de mayo, pero apalabrada antes de acabar la Liga, es la última operación que ha hecho el Castellón con vistas a la próxima temporada. Desde que el equipo se salvó del descenso en la última jornada frente al Barcelona B, no ha habido ningún movimiento en la plantilla albinegra relacionada con altas y bajas y tampoco se han confirmado renovaciones, cuando hay siete jugadores que finalizan contrato este año.
La razón de esta parálisis es la incertidumbre que rodea a la situación accionarial del club, cuyo propietario, José Miguel Garrido, podría dejar el mando en caso de que Capital Albinegro hiciera bueno su propósito de reunir el dinero requerido para recuperar el control que cedió al empresario madrileño.
Aunque la opción de cambio no será tarea sencilla para el grupo que encabeza Vicente Montesinos habida cuenta del coste de la operación, cifrada en al menos 2,3 millones de euros, no se cerrará ninguna operación hasta que no se haya aclarado quién gobernará la institución.
Incluso se ha suspendido una rueda de prensa de Marc Castells con motivo de su renovación por dos temporadas y cuya celebración iba a tener lugar la pasada semana.
Mientras tanto, el entrenador del equipo, Óscar Cano, sigue trabajando a la espera de que se desbloquee la situación. El granadino, también renovado por dos temporadas, está haciendo un seguimiento a posibles refuerzos de cara a la próxima campaña, aprovechando la disputa de los play off de ascenso a Segunda División. El técnico vio partidos in situ el pasado fin de semana para analizar incorporaciones potenciales. La idea es fichar al menos siete futbolistas que eleven el pobre desempeño que ha mostrado el equipo este año. Las caras nuevas llegarán, eso sí, cuando se hayan despejado las dudas en torno a la propiedad del club.