BARCELONA. La nueva variante de Vandellòs, que permitirá ahorrar, en el mejor de los casos, hasta 45 minutos en los Euromed que recorren el Corredor Mediterráneo, ya está en marcha. Y su principal mejora la percibirán sus usuarios en lo que se refiere a conciliación familiar.
Al menos esta es la clave en la que coinciden varios de los clientes que en la mañana de este lunes han viajado en el primer convoy que ha partido de la Comunitat Valenciana a Barcelona. "Puede permitirme llegar a casa a las nueve, antes de que los peques estén ya durmiendo", destaca Juanjo Sevas, castellonense que cada día se desplaza a la Ciudad Condal para trabajar en el sector de la educación. En su caso, dos de los viajes semanales los hacía hasta ahora en tren, mientras que los otros tres los realizaba en coche; ahora, con la puesta en servicio de la variante, la empresa para la que trabaja decidió el viernes comprar los billetes de tren, "supongo que para ver cómo funciona a partir de ahora el servicio".
En el caso de Mónica Ramírez, barcelonesa cuya pareja es de València, el ahorro de tiempo le permite pasar una tarde más con ella: "Antes viajaba los domingos por la tarde y ahora lo haré los lunes".
Y todo ello a pesar de que en este viaje inaugural, el ahorro de tiempo no ha sido el definitivo. Aunque la limitación temporal de velocidad a 80 km/h se ha circunscrito tan solo a los tres kilómetros del enlace de la variante en los que este fin de semana se han desarrollado obras, el hecho de coincidir en el cambiador de ancho de La Boella con el Euromed que iba en sentido contrario ha provocado que el convoy se detuviese algo más de 5 minutos.
Al final, la llegada a Barcelona de los 270 viajeros que han subido al tren (de 299 plazas) se ha producido a las 9:56, once minutos más tarde de lo programado. Con ello, el ahorro de tiempo en este primer viaje por Vandellós ha sido de 20 minutos, algo que mejorará en futuros servicios. Por eso, usuarios como Leo Siurana, informático de València que viaja a Barcelona, aplauden la medida. "Llevaba esperando este cambio bastante tiempo", asegura, mientras se muestra más escéptico sobre la mejora de la fiabilidad de la línea: "Eso no lo sé, ya lo veremos".
Lo que sí ha permitido dejar atrás la nueva variante son unas obras que se han prolongado durante veinte años. Los últimos trabajos, que acabaron este fin de semana, obligaron a cortar la línea, con las afecciones lógicas. "El sábado por la mañana tuvimos que viajar de Barcelona a Amposta en autobús", recuerda Eleuterio Marí, castellonense que cada semana viaja a la capital catalana para trabajar en el sector textil. Él aplaude el ahorro de tiempo, aunque en su familia se han visto también perjudicados por el cambio en la línea: "A mi hija la han fastidiado porque estudia en Tarragona; ahora, el tren para en la estación de Camp de Tarragona y no llega a tiempo para ir a clase los lunes".