CASTELLÓ. La plantilla del Castellón vive con doble incertidumbre el confinamiento decretado por las autoridades debido a la crisis del coronavirus, ya que a las dudas respecto a la situación sanitaria que sufre el país se une la incerteza sobre el momento en que se va a retomar la actividad futbolística y la manera en que se hará.
Los futbolistas albinegros, inmersos en la pelea por el ascenso a Segunda División, intentan prepararse ante un hipotético regreso a la competición en el que solo habría fase de ascenso, de acuerdo al planteamiento presentado por la Federación Española de Fútbol (RFEF) de cancelar las diez jornadas restantes de la liga regular y que ha sido aceptado por la inmensa mayoría de las partes afectadas. La duda sería el formato escogido para determinar qué cuatro equipos ascenderían a la categoría de plata.
Pero la división que han mostrado los clubes sobre el modelo a seguir para bajar el telón del curso 2019-20 deja en el aire cualquier planteamiento inicial y abre un abanico de escenarios, entre los que se incluye la supresión de las plazas de ascenso. Esa opción podría tomar fuerza si no se alcanza un acuerdo entre la RFEF y los clubes para el cierre de la temporada.
Así pues, los jugadores albinegros tratan de mantener la forma sin vislumbrar un horizonte claro. De momento siguen las directrices establecidas por el cuerpo técnico del club para limitar los efectos de la inactividad competitiva, a la espera de que puedan retomar el trabajo en grupo de cara a una fase decisiva que aún no ha tomado forma.
Para el Castellón, el regreso podría limitarse a 90 minutos, los que le darían el salto al fútbol profesional en caso de que prospere el plan de Rubiales de programar un play off de ascenso express, con eliminatorias a partido único. Pero hasta ahora se imponen más las incertezas que las soluciones a un final de temporada que, por otra parte, queda sujeto a lo que dictaminen las autoridades sanitarias.