Desde hace años vengo señalando que la Comunitat Valenciana no puede permitirse el lujo de verter del orden de un 70% de los residuos, mientras recicla alrededor del 30% y ningún rechazo de plantas es reaprovechado energéticamente. Eso no sucede en el País Vasco, Cataluña, Galicia, Baleares, Cantabria y, desde luego, no sucede en los países más avanzados de Europa.
Es indudable que esta situación debería revertir hacia un mínimo del 65-70% de reciclado, alrededor de un 25-30% de reaprovechamiento energético y tan solo un máximo del 5% de vertido. Es lo que técnicamente conocemos como vertido cero.
Esta fue una de las conclusiones de aquella ponencia en la que tuve el honor de trabajar en el Senado de España en la décima legislatura y cuya edición ha visto la luz en un manejable formato en este año. Recomiendo su lectura. Las recomendaciones de la mencionada ponencia fueron muchas y muy variadas pero me voy a entretener en aquellas que hacen especial referencia al reaprovechamiento energético que es una de las variables que debemos mejorar.
Las recomendaciones más destacables desde el punto de vista legislativo estriban en el reaprovechamiento energético, que debería tener un marco legal de apoyo diferenciado dentro de las energías renovables, dado su carácter de servicio público. De acuerdo con ello, sería necesaria la revisión de las leyes actuales (Ley 1/2012, RD 413/2014, Ley 15/2012) relativas al régimen energético de las instalaciones de reaprovechamiento energético.
Por otro lado, sería muy conveniente que se revisara el RD de autoconsumo para permitir la reutilización en las plantas de valorización de la energía producida.
Desde el punto de vista de la planificación de los sistemas de reaprovechamiento energético de los residuos sería necesario, en primer lugar, considerar el reaprovechamiento energético como parte del servicio público de gestión de residuos urbanos, de lo que es una parte esencial para obtener el objetivo de vertido cero. Generando además para ello un marco legal y fiscal propio e independiente de la políticas energéticas.
En segundo lugar y en esta línea, revisar el tratamiento fiscal actual de las instalaciones actuales de reaprovechamiento energético, basado en la revisión de la legislación vigente.
La tercera consideración estaría en planificar, de acuerdo con las CCAA, la creación y optimización de los diversos sistemas de reaprovechamiento energético y las fases de desarrollo de las mismas con criterios de eficacia y eficiencia. Unas pocas consideraciones, al respecto de la actuación política y legislativa, que a buen seguro ayudarían a mejorar uno de los elementos clave para alcanzar el vertido cero, dentro de un claro concepto de economía circular.
Seguir enterrando residuos no es la solución. Haber perdido tanto tiempo en esta comunidad, y en mi provincia, en aportar este tipo de soluciones no es de recibo.
Los gestores de Reciplasa, PSOE y Compromís, plantean un macrovertedero en Onda. Se trata de una solución del pasado que no va en la línea de estas recomendaciones ni de la normativa europea. Y más, hace unos años se opusieron a la planta de reaprovechamiento energético de Vall d'Alba.
Pero detrás vendrá Alicante, vertedero con pocos años de vida y el área metropolitana de València, que ya tuvo su ampliación de urgencia en Sieteaguas. Cinco años de gobierno del Botànic, sin plan de residuos en la Comunidad y sin soluciones ambientales adecuadas para el tratamiento de residuos.
Las últimas en Castellón son las plantas de Cervera y Algimia (que sirve ahora como referencia para algunos), realizadas por los consorcios de residuos que auspiciamos, desde la Diputación presidida por Carlos Fabra, con un amplio consenso político. Y desde entonces, nada.
El autor es ex senador, químico y máster en Gestión Ambiental.