crear, destruir y volver a empezar

La arquitectura efímera que da forma al séptimo arte

6/06/2022 - 

VALÈNCIA. Todo principio tiene un final, aunque este a veces se precipite demasiado. Es lo que ocurre con la construcción efímera, esa que es la encargada de generar realismo a través de la pantalla tanto en cine como en series. Esta pasa desde proyectos que se focalizan en publicidad, pasando por videoclips hasta la creación de escenarios únicos para grandes producciones. Estas construcciones, creadas con suma paciencia y mucho mucho tiempo, son realizadas por manos que desde el momento en el que colocan la primera pieza saben que se aventura el final. Las mismas que generan con su trabajo un relato en el que las apariencias siempre engañan, y gracias a esto funciona la narrativa.

En spots publicitarios, videoclips, películas y series han estado (entre otras muchas) tres jóvenes valencianas que desde hace varios años han comenzado a formar parte de este mundo efímero: Irene Arnau, Ana Peiró y Lorena Atienza quienes desmantelan (como no puede ser de otra manera) los secretos de su profesión. Un acercamiento entre andamios con un buen acompañamiento y con cuidado de no toquetear nada, y menos aquello que aún huele a pintura fresca.

Un gran engranaje

En la construcción efímera ocurre un poco lo de el lobo y los tres cerditos, salvo que constructores y “sopladores” son los mismos. “Muchas veces puedes construir una casa entera a sabiendas de que vas a tener que destrozarla luego”, comenta Arnau, quien reparte el duelo de la destrucción con los atrezzistas, los directores artísticos y las empresas de construcción, que suelen acudir como subcontratadas. Una de ellas es la constructora Secoes Valles donde trabaja David Pou, quien hace de interlocutor entre directores y constructores de primera mano. El director de arte es quien está en cabeza, entre este y el constructor hay muchos dibujos y planos que se desglosan y resultan en las pequeñas piezas: “Una vez teniendo los planos redirigimos las tareas a pintores, atrezzistas y carpinteros. Es muy difícil cuando tienen que unirse y dialogar los distintos oficios…”, aclara Pou, quien además asegura que en muchos de estos casos apenas saben qué ocurrirá finalmente en la filmación, debido a estrictos contratos de confidencialidad.

Siempre toca hacer un poco de todo y los perfiles acaban siendo a lo 360º, Peiró lo define como esa sensación que se queda al final de carreras como podría ser la de comunicación audiovisual: “Sabes un poco de todo pero no eres especialista en nada”, en la escuela ESCAC de cine de Barcelona tocan palos tanto de carpintería como pintura y montaje: “A día de hoy por suerte y por desgracia no todo lo puede hacer las máquinas, esto es una profesión muy manual y que requiere de la artesanía humana”. También hay momentos en los que el liderazgo y capacidades se entremezclan, en el caso de Atienza estuvo trabajando de jefa de construcción en el spot No es lo mismo de la campaña Nos vemos en el cine para la Federación de Cines de España. “Fue uno de los mayores retos a los que me he enfrentado, fue una construcción en la que tuvimos que jugar con el doble sentido todo el rato”, un proyecto creado en 3 semanas por 3 personas, que resulta en una pieza audiovisual que rompe todo tipo de esquemas mentales.

Breve interrogatorio sobre los detalles

El que

No siempre existen las grandes construcciones como tal, Arnau trabaja ahora en la serie Las invisibles, la nueva serie de Netflix de los creadores de Merlí: “Muchas veces se trata solo de intervenciones en lugares reales, basta con ir modificando pequeños detalles de la escena”. Hay veces en los que pequeños detalles como el posicionamiento de un cuadro o una lámpara de según qué tipo conforman un tipo de narrativa única: “En este caso se trata de una serie costumbrista por lo que la casa en sí da para mucho, pero modificando pequeñas cosas la localización da ya para mucho”.

El dónde

En series de fuera a veces resulta mucho más interesante recrear en España, ya que sale mucho más barato. Peiró ha trabajado en la serie Culprits en la que han tenido que recrear espacios de Inglaterra, recreando desde gasolineras francesas hasta grandes sets que se transforman por completo. Atienza comienza este verano a trabajar en un proyecto que sucede entre España, Italia y Rumanía, pero todos los interiores se recrean de cero: “Este tipo de construcciones se hacen en España porque sale mucho más barato aquí".


El cómo

Repartiendo el trabajo, siempre. Para Atienza la clave es poder aportar en los proyectos sin tener que cargar con el peso de la responsabilidad absoluta: “Ya está diseñado lo que tienes que hacer pero tu implicación está en cómo hacer eso”, y aclara, “te encargas de conseguir que todo esto funcione sin tener que ser la persona que tiene en la cabeza todo lo que hay que hacer”. Si todo ello está bien resulta en piezas visuales que se disfrutan y en las que cabe la duda sobre que está intervenido y que no.

Y una última pregunta: ¿Qué es lo más duro?

Irene Arnau: “Puede que sea el impacto medioambiental, hay muchos desperdicios en esto… Pero a veces hay una mayor inversión de tiempo y dinero en reutilizar algo que en hacerlo de cero”.

David Pou: “Los tiempos, sin duda. La pintura se seca cuando toca, no se pueden acelerar ciertos procesos, para que el engranaje funcione tenemos que estar todos en sintonía”.

Lorena Atienza: “Al principio era muy duro destruir las cosas, tanto por el material que desperdicias como por el cariño que le pones. Poco a poco vas aprendiendo que es lo que hay”.

Ana Peiró: “Cuando haces un proyecto desde cero duele más, pero ahora que lo veo con una perspectiva diferente aprendo a tomar distancia. Tú te centras en lo tuyo y en que funcione, somos parte de un gran engranaje”.

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