La conciliación y la brecha salarial, cuentas pendientes para alcanzar la igualdad en empresas

VALÈNCIA. Los últimos datos del Observatorio GECE, impulsado por CaixaBank y el Ivie, han puesto sobre la mesa un problema que afecta a las empresas de Comunitat Valenciana y de toda España: tan solo dos de cada 10 mujeres son accionistas y apenas el 17% ocupa puestos de presidencia en los órganos de gobierno. Una falta de presencia femenina importante que refleja las lagunas del sistema actual, marcado por un pasado que ha dejado una huella difícil de borrar. 

Desde hace décadas, las mujeres han avanzado en derechos hasta posicionarse como iguales en un mundo que estaba liderado por hombres. Pero el camino no ha sido -y no es- fácil, pues la representación masculina continúa siendo notablemente superior, sobre todo en los puestos que requieren de mayor responsabilidad. 

Araceli Císcar, consejera ejecutiva y directora de Dacsa Group; y Amaya Fernández de Uzquiano, presidenta de la Asociación Valenciana de Empresas del Plástico, presidenta del Cluster de Envase y Embalaje, directora general de Irisem y cofundadora y consejera de Nunsys; formaron parte este viernes de una mesa de debate moderada por Enrique Nogués, director del Centro de Empresas Valencia Centro de CaixaBank. Tras conocer los resultados del informe del Observatorio, compartieron su experiencia al público asistente y reflexionaron acerca de la propiedad y gestión empresarial desde la perspectiva femenina. 

La influencia de la cultura

A pesar de que ambas han tenido el apoyo de sus familias a la hora de emprender y desarrollar su carrera profesional, son conscientes de las dificultades a las que se enfrentan muchas mujeres que dudan en si tomar o no ese camino. "La conciliación frena que la mujer pueda emprender. Culturalmente, seguimos siendo nosotras las encargadas de nuestra casa; nos quedan un par de generaciones para que esa corresponsabilidad en casa sea total y eso haga que las mujeres tengan el mismo arranque a emprender que los hombres", lamentó Amaya Fernández.

Para cambiar esta mentalidad, es fundamental que las compañías se involucren, según señaló Araceli Císcar: "Las empresas tienen que tener un compromiso para hacer que las mujeres puedan seguir trabajando después de ser madres, que sean valoradas económicamente igual. Lo que ocurre en muchas ocasiones es que cuando alguien tiene que renunciar, suele ser la mujer porque su salario es más bajo. Hay que dar facilidades y comodidad".  

Un ejemplo de este compromiso es CaixaBank, donde a través del plan WenGage se busca promover la diversidad y la inclusión. Su director del Centro de Empresas Valencia Centro, Enrique Nogués, criticó el hecho de que una persona deba renunciar a su carrera y definió como "inconcebible" que en la actualidad una mujer cobre menos que un hombre. "Los datos te llevan a la realidad y te das de bruces. ¿Cómo puede ser que haya un 15% de salario medio inferior?", expresó.

Cuotas de género

Una de las ayudas que se han impulsado desde el Gobierno es la implantación de cuotas de género; un mecanismo que, para acabar con la brecha laboral, establece que tiene que haber una presencia similar de ambos géneros en puestos de trabajo de manera obligatoria. Ante este planteamiento, que despierta las críticas de un sector de la sociedad, Amaya Fernández afirmó que lo ideal sería que no hiciese falta marcar cuotas ni marcar objetivos porque eso significaría que la igualdad es real. Aún así, todavía está lejos, por lo que explicó que marcar un 40% "hace que se acorte la ventana en el tiempo".

Por su parte, la directora de Dacsa Group destacó que la medida puede tener un efecto tractor para que todo el mundo vea que es posible. En su compañía, los cargos directivos están ocupados por un 59% de hombres en puestos de responsabilidad frente a un 41% de mujeres. Unas cifras basadas en la promoción interna, la igualdad de oportunidades y la selección por el talento, formación y capacidad. 

La educación, cuna del conflicto o la solución

La visibilidad es, tal y como manifestaron, uno de los ejes más importantes para que las mujeres vean que son capaces de escalar puestos hasta conseguir sus máximas ambiciones. Se planteó así la importancia de educar desde una temprana edad, tanto en el propio hogar como en los colegios, para que los niños y niñas crezcan con una visión diferente a la de generaciones anteriores.

"Todo parte de la educación y de la cultura. Las empresas se están perdiendo mucho talento si no tienen diversidad en sus consejos de administración y en su equipo directivo. Para entrar en accionariado, hay que animar a la mujer a que tire para adelante y ponérselo fácil", concluyó Fernández.