ALICANTE. Nadie sospechaba hace unos meses que la foto del Ever Given encallado en el canal de Suez, el pasado mes de marzo, y su paralización temporal del comercio marítimo mundial se iba a quedar en una mera anécdota. La 'crisis de los fletes marítimos', resaca de la pandemia en Asia pero que hunde sus raíces en una batería de factores, dejó hace tiempo de poder considerarse coyuntural. El precio de los contenedores se ha mutiplicado hasta por siete desde el año pasado, y los tiempos se han multiplicado por tres.
Al incremento en el coste de las materias primas (o productos terminados) que se importan desde China o India, hay que sumar que desde que se realiza el pedido hasta que se recibe hay que esperar como mínimo tres meses, sin un calendario garantizado, lo que ha partido por la mitad las estrategias logísticas de la mayoría de comercios. Una circunstancia que previsiblemente, según distintas fuentes consultadas, se dejará sentir en el próximo Black Friday, que se celebra el 26 de noviembre.
Importada desde Estados Unidos, esta cita promocional se ha convertido en los últimos años en clave para la mayoría de comercios españoles, especialmente los ecommerce, que llegan a concentrar en noviembre cerca del 40% de su facturación anual. El Black Friday, adoptado también por los comercios físicos y que de un par de años a esta parte se ha alargado a una especie de Black Week rematada con el Cybermonday, supone de hecho el pistoletazo de salida a las compras navideñas.
En 2020 se vivió un viernes negro de récord, tras meses de caída del consumo por la pandemia en combinación con el temor a las aglomeraciones físicas y a una posible tercera ola con restricciones que se acabó concretando en enero. En 2021, todo apunta a que el contexto macro volverá a marcar el desarrollo de esta tradición comercial. El incremento de los precios de las importaciones y la incertidumbre sobre cuándo llegarán los pedidos apuntan a un viernes negro con pocos descuentos.
Temor a las roturas de stock
Normalmente, los comercios aprovechan el Black Friday para liquidar stocks y renovar sus productos ante la campaña navideña. Los descuentos, aunque en la mayoría de ocasiones menos espectaculares de lo que prometen las campañas, son por tanto muy importantes. En 2021, sin embargo, "no debemos esperar grandes descuentos", como apunta Andrés de España, CEO de la consultora digital 3dids (que gestiona medio centenar de ecommerces), porque "muchos comercios ya cuentan con que se van a quedar sin stock antes de Navidad".
El temor a no tener nada que vender en la campaña navideña llevará así a muchos comercios a limitar al máximo las promociones en noviembre, según el experto. Por un lado, para intentar que unos stocks menguados lleguen a diciembre. Por otro, para no reducir márgenes en caso de que esto suceda y aprovechar al máximo las ventas hasta entonces. Muchos de los clientes de 3dids, de esta forma, habrían optado por una estrategia de perfil bajo este 'viernes negro' en previsión de roturas de stock.
Los sectores más dependientes del comercio marítimo, y por tanto los más afectados en este contexto, son la moda, el calzado y la electrónica. Precisamente, las categorías que protagonizan las principales promociones año tras año en el Black Friday. Aunque la tendencia a la relocalización es cada vez más acusada, muchas marcas aún importan partes del calzado o directamente el zapato terminado desde fábricas chinas, lo que les ha puesto en una tesitura complicada desde hace meses.
Comprar a tres meses vista
Un ejemplo de empresa del sector que depende de la importación de materias primas chinas y que, además, vende el 80% de sus productos online, es Illice Brands Group, dueña de marcas como Conguitos, Break & Walk o D.Franklin. Su director de operaciones, Enrique Esquitino, explica que "hay un problema de disponibilidad, y además los portes se han multiplicado por cuatro", por lo que la empresa "ha optado por comprar sus aprovisionamientos con mucha antelación para evitar cortes de suministro".
Otras empresas no han tenido tanta previsión o no disponen de infraestructura para comprar a tres meses vista, según explica De España, por lo que no pueden asegurar que repondrán su stock actual antes de que lleguen las compras navideñas. En estos casos, la estrategia parece clara: a la espera de que se normalice el comercio marítimo internacional, y mientras algunos han comenzado a buscar proveedores locales, la consigna es postergar la rotura de stock lo máximo posible. Aunque sea a costa de dejar pasar el 'viernes negro'.