El dúo zaragozano formado por Nerea Bueno y Alba Villarig pasará por la Comunitat Valenciana la próxima semana para presentar su primer largo, Bipolar, editado el pasado mes de septiembre por el sello Subterfuge
VALÈNCIA. El primer EP de Lady Banana se llamaba Busking Problems (Clifford Records, 2017) y tenía los rasgos de una banda de rock que todavía estaba arrancando motores, pero que ya tenía, literalmente, mucha calle. Grabado en directo, con un sonido crudo sin florituras ni arreglos, esas primeras cuatro canciones sintetizaban, ya desde el título, la experiencia acumulada por Nerea Bueno (guitarra y voces) y Alba Villarig (batería y voces) como músicas callejeras (buskers) en Londres durante los años 2015 y 2016.
“La mayor enseñanza que extrajimos de ese periodo fue darnos cuenta de la gran importancia del directo, de la fuerza, la potencia, el juego con el público. Al principio estábamos muy centradas en la ejecución perfecta, pero en el directo tienes que dar otro enfoque. Al fin y al cabo, si la gente va a ver un directo tienes que ser capaz de aportar cosas diferentes que en el disco”, nos comenta el dúo zaragozano, con quien hablamos con motivo de sus próximos conciertos en València (2 de marzo, Loco Club) y Alicante (3 de marzo, Sala Stereo). Será además su debut en estas plazas, porque sus únicas actuaciones en la Comunitat Valenciana hasta la fecha tuvieron lugar en Burriana y Benicarló.
Lady Banana lleva unos meses presentando por el país su primer LP, Bipolar (Subterfuge Records, 2022), publicado el pasado septiembre. Un disco que sigue evidenciando la fuerte influencia del rock anglosajón contemporáneo, pero con un sonido mucho más robusto y trabajado que el de sus primeras grabaciones. Sigue siendo, en esencia, un power dúo de batería y guitarra, pero el espacio sonoro se completa ahora con cajas de ritmos y sintetizadores. Además, Nerea suple la ausencia de bajo con tres amplificadores -dos de guitarra y uno de bajo- y más pedales. “Los recursos electrónicos están jugando un papel cada vez más importante, y nuestro objetivo es que sean tan imprescindibles como la guitarra y batería, pero nunca perderemos la esencia de ser un dúo guitarra y batería y esa potencia que nos dan en directo ambos instrumentos”, explican.
En el campo estilístico, algunas de estas ocho canciones se alejan del garage o el punk rock de sus primeros dos EP (Busking Problems y Balance) y se acercan más al stoner rock de los norteamericanos Queens of the Stone Age o a los Arctic Monkeys del AM (es decir, el álbum de 2013 que precisamente contó con la colaboración de Josh Homme). Es el caso del “Síndrome del Aniversario” o “Domino”, esta última producida por Violeta Mosquera (Bala) y Cristina Pablo (La Nube).
Detrás del nuevo sonido de Lady Banana está el productor gallego Iago Lorenzo, encargado de la mezcla de este LP y del último single de las zaragozanas, una versión de la canción “Delito” de Nathy Peluso con la que han querido jugar al despiste. ¿Cómo debemos entender esta incursión en los sonidos latino-electrónicos y más comerciales? “Nathy Peluso es una artista que nos encanta a las dos, y cuando surgió la idea de hacer una canción de otro estilo pensamos en ella. Dudamos entre varias canciones, pero al final elegimos “Delito” porque iba a ser un reto hacerla con solo dos instrumentos. Y estamos muy contentas con el resultado. Es un juego puntual en el que nos apetecía hacer una versión diferente. Aunque no descartamos realizar más incursiones en este estilo en el futuro”, afirman.
Aunque el inglés fue el idioma que dio forma a las primeras canciones de Lady Banana, el español ha ido introduciéndose poco a poco en sus letras hasta llegar a un 50-50. Ambas lenguas se mezclan sin prejuicios en un mismo tema, llevando a su terreno un recurso estilístico más habitual en la música urbana que en el rock. Según han contado en muchas entrevistas, esta decisión no respondió tanto a una estrategia comercial para conseguir más audiencia en España, como al mal rollo que supuso la campaña del Brexit, que les pilló de pleno. “Metimos el español para romper con eso de que lo de fuera no es bueno”.
Las dos artistas demostraron interés por la música desde temprana edad. Nerea empezó a estudiar guitarra clásica a los diez años y se pasó a la eléctrica a los 16 años; la misma edad que tenía Alba cuando empezó a tocar la batería. Ambas se conocieron en 2015 en Zaragoza, cuando apenas rebasaban los veinte años. Allí fundaron la banda y grabaron su primera maqueta, In rock we trust. Cuando Bueno se trasladó a Londres poco después para estudiar un posgrado en Arte Dramático en The Bridge Theatre Training Company, Alba decidió seguir sus pasos. Una vez instaladas en la capital británica, se dieron cuenta del potencial que tenían los conciertos en la calle, donde llegaron a ganar entre 200 y 300 libras diarias.
“La vida del músico callejero no es más fácil en Inglaterra que en España, porque allí hay una competencia extrema y hemos visto de todo, incluso peleas entre diferentes buskers por el sitio en las calles de Londres. Allí hay un vacío legal, por lo que puedes tocar en la calle en la medida en la que los comercios no se quejen. Siempre corres el riesgo de que te echen. Lo que sí es cierto es que se gana mucho dinero si das un buen espectáculo y eres diferente a los demás músicos. Más que en las salas de España y más que en las de allí también” (ríen).
Ya de vuelta en España, ambas reanudaron sus carreras profesionales: Alba como psicóloga en el campo de la violencia de género -primero trabajando con mujeres y actualmente centrada en la rehabilitación de hombres condenados- y Nerea como abogada Derecho de Empresa y Derecho de Propiedad Intelectual. “Tener conocimientos en Propiedad Intelectual es útil para entender el contenido y el alcance de los contratos que todo artista musical debe negociar, antes o después, a lo largo de su vida profesional. Es importante entender las condiciones en las que se pacta la explotación de tus obras siempre”, reconoce la guitarrista. ¿Qué ha sido entonces de su interés por el teatro musical?, le preguntamos. “Me gusta mucho, pero no me veo encima de los escenarios, sino disfrutándolo desde el público”. Quizás algún día las chicas plátano nos sorprendan con una versión extraída de Jesucristo Superstar.