MADRID. La invasión rusa de Ucrania está a punto de cumplir un año. La guerra exacerbó las tendencias existentes -problemas de oferta y fuerte inflación de costes- y elevó sustancialmente la incertidumbre geopolítica. Sin embargo, nada de esto se ve ya reflejado en los mercados financieros. Quizás sea porque el impacto para Occidente ha sido menos dramático de lo que se temía inicialmente. O quizás porque acabamos acostumbrándonos a todo, incluso a una guerra, sobre todo quienes no están directamente implicados.
Nuestro Gráfico de la Semana muestra cómo han evolucionado dos parámetros a lo largo de los últimos 12 meses -empezando justo antes del inicio de la guerra- en Europa y EE. UU. Por un lado, recogemos la previsión de crecimiento del PIB en 2023 en ambos continentes. Como podemos ver, al principio cayó cerca de 2 puntos porcentuales, se estabilizó a finales de octubre y ha aumentado de forma bastante acusada desde principios de año, sobre todo en Europa.
En vez de anticipar una grave recesión este invierno, que lastraría la media del año hasta una leve contracción económica, ahora se prevé un crecimiento interanual del 0,4%. Probablemente, en esta previsión han influido también el suave invierno que estamos teniendo y la sorprendente adaptabilidad de las empresas.
Hablando de sorpresas: a corto plazo, son un factor de impulso clave para los mercados de capitales, puesto que toda la información disponible debe incorporarse a los precios. Nuestro gráfico usa los índices de sorpresas económicas de Citi para ilustrar hasta qué punto los datos económicos de la Eurozona, a diferencia de los estadounidenses, llevan sorprendiendo consistentemente al alza desde el verano.
Expectativas de crecimiento e índices de sorpresas económicas EE UU vs. Eurozona
Gráfico de la semana de DWS
Estas divergencias también se han visto reflejadas en las bolsas: mientras que el Stoxx 600 cotiza prácticamente al mismo nivel que antes de la guerra, el S&P 500 sigue 6 puntos porcentuales por debajo y el Nasdaq, 13 puntos porcentuales. Curiosamente, el petróleo cotiza ahora mismo un 9% por debajo de los niveles de hace un año y el gas, un 32%.
Sin embargo, cuando una economía sorprende positivamente al mercado de forma sostenida, las expectativas acaban ajustándose al alza. Está por ver si ya hemos llegado a ese punto en Europa. Parece que el índice está perdiendo impulso, pero ya hemos vivido otros momentos en el pasado durante los cuales llegó a mantenerse hasta un año por encima del umbral de los 50 puntos.
En cualquier caso, que los datos sean mejores de lo esperado no implica necesariamente que sean buenos. Aunque ahora la expectativa es que la Eurozona logrará evitar la recesión, independientemente de cómo se defina, la otra cara de la moneda es que la recuperación posterior será bastante débil, hasta el punto de que será difícil calificarla de expansión. Es posible que el PIB acabe creciendo medio punto porcentual este año, pero, para superar el 1,5% en 2024, las cosas tendrían que ir sorprendente bien.
En los mercados financieros, la alegría por haber evitado una recesión podría convertirse rápidamente en preocupación por la debilidad del crecimiento. Y mientras tanto, la guerra continúa siendo ignorada. La mayoría de los participantes del mercado probablemente dan por hecho que la guerra seguirá limitada a Ucrania. Sin embargo, la sorpresa positiva de un acuerdo de paz viable animaría a los mercados menos de lo que les asustaría que la guerra se extendiese a otros territorios.
Equipo de Análisis de DWS