visión financiera

La inversión en valor para sacar partido a la volatilidad en bolsa

5/10/2022 - 

MADRID. La inflación, las medidas de ajuste monetario que se están adoptando en todo el mundo para controlarla y la incertidumbre sobre el suministro energético en Europa han dominado los debates. Su interés radica, en gran medida, en intentar predecir cuándo la inflación alcanzará su punto máximo, cuándo comenzará la recesión y cómo de profunda será. Además, estas tres cuestiones tienen algo en común: un enfoque a corto plazo.

Por un lado, el retorno de la inflación al que asistimos desde hace varios meses no es un fenómeno transitorio. De hecho, hay muchos argumentos para considerar que el nivel de inflación será probablemente más alto durante la próxima década que en las anteriores. Sin embargo, en nuestra opinión es más importante evaluar el impacto que este cambio de régimen puede tener sobre el nivel del margen normativo de una empresa que determinar el pico de inflación, ya que constituye el determinante esencial de negocio de una compañía.

Del mismo modo, la posibilidad de que ocurra un acontecimiento negativo en los próximos meses no es en sí una razón para reducir el riesgo y cambiar nuestras carteras. De hecho, esto sí que podría estar justificado en el caso de que la posible recesión esté adecuadamente descontada en la valoración de las empresas o si la materialización de ese posible acontecimiento las llevaría a una situación financiera extremadamente difícil.

Por tanto, evaluar el riesgo de enfrentarnos a una nueva recesión, ya sea causada por políticas monetarias agresivas o por la aparición de una gran crisis energética, parece casi secundario. Los ciclos económicos son, por naturaleza, una sucesión de períodos de crecimiento y recesión. Aquí es donde entra en juego la inversión en valor, ya como gestores de valor, tenemos que garantizar que las empresas que tenemos en nuestras carteras puedan capear los tiempos más difíciles y adaptarse a los cambios a largo plazo. Somos inversores, no traders. Por ello, no basamos nuestras decisiones de inversión en las previsiones macroeconómicas, los acontecimientos a corto plazo o el momentum.


A continuación, explicamos cinco razones por las que adoptar un enfoque de valor en las carteras resultará muy positivo en momentos de volatilidad en los mercados:

  • Todas las compañías sufren pérdidas en algún momento. Cualquier empresa puede pasar por dificultades, ya sean económicas, estratégicas, competitivas o de gestión.  Esto suele provocar la falta de interés de los inversores y, por tanto, una infravaloración. Cualquier empresa, sea cual sea su sector de actividad, su nivel de crecimiento y su nivel de margen, puede encontrarse en pérdidas.
  • La gestión del valor va más allá del 'momentum'. A corto plazo, los mercados tienden a reaccionar de forma exagerada, pero la gestión del valor permite aplicar métodos de análisis precisos para evitar seguir estos movimientos y centrarse en el valor real de la empresa. De este modo, la gestión del valor es un enfoque de inversión a largo plazo que se centra en la valoración de una empresa en relación con su rentabilidad económica.
  • Nuevo paradigma de mercado. La gestión "de crecimiento" se ha beneficiado especialmente desde 2014 por las diversas políticas monetarias acomodaticias, así como por la fuerte caída de los tipos de interés. Sin embargo, el reciente retorno del interés de los inversores por la gestión del valor se debe principalmente al giro repentino de las expectativas de inflación y de los movimientos de los tipos de interés.
  • Amplio abanico de inversión. Los inversores suelen limitar la gestión del valor a determinados sectores emblemáticos, como la banca o la energía. En realidad, este enfoque de gestión puede y debe aplicarse a cualquier tipo de empresa y no debe limitarse a determinados sectores para aprovechar las oportunidades de descuento.
  • Catalizador de la diversificación. La gestión del valor no debe oponerse a la gestión del crecimiento porque ofrece una exposición complementaria a la obtenida por el estilo de gestión del crecimiento. El valor tiende a obtener mejores resultados en diferentes periodos del ciclo que la gestión de crecimiento, lo que aboga por una diversificación de estilos en el contexto de la gestión a largo plazo, donde los cambios de ciclo son muy difíciles de predecir. La combinación de los dos estilos permitiría, por tanto, diversificar la cartera, favoreciendo una reducción de la volatilidad y una optimización de la rentabilidad a largo plazo.

Ingrid Trawinski es gestora del fondo Metropole Gestion (grupo Oddo BHF)

Noticias relacionadas