¿Cóctel o cocina?

La mejor paella de Madrid es líquida y la cocina el castellonense Yeray Monforte 

La creatividad es el medio cuando se materializa la falta de recursos.

30/01/2022 - 

Movido por la Ley Seca, el castellonense Yeray Monforte invirtió todo y se cambió de ciudad para crear los cócteles más gastronómicos de los años 20 en Madrid. Incluso Ferran Adrià cuestionó el límite, cada vez más diluido, entre la cocina y la coctelería a través de uno de ellos. Bad Company 1920 es el bar clandestino donde como contrabandistas utilizan su ingenio y vacile para esconder las copas a través de exclusivos artículos históricos comestibles.

Nos transformamos en el personaje singular de Dalí, viajamos a los EE.UU y defendemos la cultura catalana y abanderamos la mediterránea para pedir una paella. Sí, una paella líquida que sabe a sofrito con todos sus toques: especiado, ahumado, salado, dulce pero ácido. El umami se consigue en este artículo que camufla el whisky Flaming Pig y Ardbeg 10.

Yeray es de Castelló y su padre es cocinero de los de toda la vida, las paellas familiares son tan sagradas como complejas y el objetivo de Yeray era aprender a hacer un buen sofrito y acabarlo con azúcar en vez de con arroz para convertirlo en sirope. Se llama cordial (mezcla de sirope y cítricos) de paella mixta. ¿Cóctel o cocina? Lo mismo preguntó Ferran Adrià en una clase de la Basque Culinary Center, pero a través del ceviche con pisco y caldo de pescado, artículo antecesor de la paella en la carta de Bad Company.


Como ediciones limitadas, Monforte trabaja conceptos y lo que se usaba para hacer algo sólido ahora lo utilizan para el líquido: “mi padre lleva cocinado arroces desde que tengo memoria y la creatividad está ligada al conocimiento, cuantas más técnicas conoces, mejor puedes crear y estoy seguro de que hace cuatro años no hubiese podido hacer esta locura”. La recomendación es que tratéis de probar lo más exclusivo y friki de la colección, la carta cambia en busca de saciar los paladares más exquisitos y es mucho arriesgarse dejar de probar mixes como el Sushi de Higgins de Gin Roku y atún, sake de alga Nori y bitter de wasabi. La única pieza original que se conserva es la Boina de los Peaky Blinders, exclusivo ahumado es su versión old fashioned: con bitter de tabaco y humo de roble americano. La coctelería empieza a ser apreciada, surgen bares donde la experiencia es única y siguen evolucionando gracias a la cocina experimental, el boom gastronómico tiene consecuencias en las disciplinas confluentes.

Disfrutar del bar clandestino es dejarse lleva por los locos años 20, todos los elementos forman un gran stage digno de El Gran Gatsby. El sabor siempre va acompañado de un gran papel de todos los bartenders, atentos a cada detalle y sin salirse del mood del malo de los Blinders, jugan con el cliente con empatía y alta exigencia en sala.  Junto a Román Vilá son la cara visible del bar, el equipo que forman han conseguido que ser la mejor apertura 2021 por los Fibar Valladolid y “New Open Bar” coaster awards 2020 por Diageo Spain.


Asiduas a Bad Company como la periodista Noemí Casquet aseguran que no subirán nunca imágenes en redes sociales sobre su experiencia en el bar porque no quiere que se haga tan mediático que no pueda acudir por aforo. De forma speakeasy aconsejamos reservar y estar atentos a la contraseña mensual o no conseguiréis el pase hacia el mundo donde las normas y las leyes se diluyen. En caso de conseguir tal privilegio, manténganse atentos, en la entrada del bar clandestino se queda una pequeña y apartada zona donde reposan botellas y brebajes artesanos que realiza el equipo para condimentar todos sus cócteles.

Después de ganar el mundial Patron Perfectionist en 2018 viajó por todo el mundo enseñando los sabores españoles y aprendiendo de otras culturas. Ahora nos encontramos ante un Yeray evolucionado y muy curtido, lejos pero muy presente queda el neófito de 2014 que se presentó al Beefeater Mix London de Barcelona (su primera competición). Intentó su estilo en Castelló, viajó, creció junto a Dr Stravinsky consiguiendo estar en los World’s 50 Best Bar, con nostalgia de volver a la tierra que le hizo darse cuenta tarde de su verdadera vocación encamina una carrera disciplinada y muy creativa. Observa la ciudad de Valencia con distancia, más allá de los negocios y con ganas, de volver y de sumar a la cultura del beber con la voluntad de situar al territorio como gran potencia de la coctelería.

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