MADRID. Resulta clarificador el ver -con un amplio horizonte temporal- como los mínimos que alcanzaba la acción del Banco Santander en el pasado año 2020 -en el suelo de la pandemia- se corresponden con los mínimos que había marcado el valor hace casi 30 años.
El hecho de que el precio haya conseguido rebotar de manera clara desde los mínimos de 2020 no es garantía de que estemos ante la formación de una figura de doble suelo ampliamente extendida en el tiempo. Sin embargo, sí que invita a seguir con atención la evolución de la acción, con el fin de observar si es capaz de cumplir con la superación de determinados niveles que, en cuyo caso. le daría mayor probabilidad de que la acción activase esta potencial figura de doble suelo, que es indicativa de cambio de tendencia, de bajista a alcista.
Observando la evolución del precio en el primer chart, vemos como la acción ha sido capaz de superar al alza, en el presente año, su directriz bajista de largo plazo, que ha venido frenando al precio desde el pasado año 2014 y que, en la actualidad, para por la zona de los 3€. Desde entonces esta directriz viene actuando como soporte dinámico para el precio. Este soporte es clave para poder confiar en la continuidad de la mejora en el aspecto técnico del valor.
Además, existen otros tres aspectos que evidencian la recuperación de la acción:
A pesar de estos síntomas de mejora que manifiesta Banco Santander, el valor aún ha de encarar lo que enmarcamos como la zona de control más determinante y que, actuando en distintos momentos como soporte significativo para el valor, ahora constituye su principal zona de resistencia, llegando en el presente mes de marzo a actuar como freno, donde se marcaron los máximos del presente año 2023.
Esta amplia zona de control la situamos entre los 3.70€ y los 4.10€ En el segundo chart podemos observar cómo, entre los pasados meses de septiembre de 2022 y marzo de 2023, Banco Santander experimentó un tramo al alza que le servía para pasar de cotizar desde la zona de los 2.40€ hasta los 3.8725€.
Desde entonces, el valor parece estar consolidando niveles, formando lo que puede ser una formación triangular de continuación de tendencia (marcado en naranja), en este caso alcista. Esta consolidación le ha permitido al valor que sus indicadores salgan de la zona de sobrecompra en la que se encontraban y parece poder afrontar un próximo ataque a la zona de control comentada, con mayores posibilidades de éxito en la ruptura.
Así, la ruptura al alza de la parte alta de la formación triangular (3.49€) nos daría la señal previa de la aproximación a su principal zona de resistencia. Por abajo, establecemos los 3.27€ como primer de soporte para el valor en el corto plazo, con un segundo nivel en los 3.10€, zona por la que pasa la parte baja de la formación triangular.
Más a medio/largo plazo, la superación de los 4.10€ activaría la formación de doble suelo y nos permitiría estudiar mayores objetivos al alza. Los 5.95€ aparecen como el 38.2% de retroceso de Fibonacci de toda la caída que sufrió el valor entre los máximos de 2007 y los mínimos de 2020, nivel que se corresponde, además, con los máximos de 2017.
Ignacio Zarza es analista de Auriga Global Investors