la nave de los locos / OPINIÓN

La Resistencia

Cautivo y desarmado ha quedado el elector que alguna vez votó al Pepé. ¡Qué espectáculo el protagonizado por la derecha finolis! No hay quien nos defienda de la tiranía amable que dirige el país. Se impone el exilio interior o la Resistencia en estos tiempos recios    

28/02/2022 - 

Los no izquierdistas, es decir, las malas personas, nos hemos quedado a la intemperie, literalmente con el pompis al aire. Estamos solos, desprotegidos, inermes. En política ya no hay nadie que defienda nuestros derechos e intereses. Pocas ilusiones nos despertaba la derecha clásica; hoy ninguna después de asistir a la charlotada de los últimos días. Y de la otra derecha, la derecha hiperbólica de Santi el Asirio, cabe asegurar, sin asomo de duda, de que nunca liderará un Gobierno en España porque la germana Ursula, la banquera Ana Patricia y los ricos del país no lo permitirán ya que están muy cómodos con los socialistas y los comunistas haciéndoles el trabajo sucio.      

De manera que estamos solos frente a la tiranía amable que dirige el país. Quizá nuestros hijos o nietos puedan decir que tuvieron representantes políticos de altura, porque fueron dignos y eficaces. Pero eso no lo veremos. Toca, pues, adaptarnos a la precaria situación y organizar la Resistencia en estos tiempos recios, y seguir el ejemplo de aquellos primeros cristianos que se defendían de Diocleciano.

“La Resistencia ha de manifestarse con la risa, la parodia y el sarcasmo. Lo peor que lleva el poder es que se le tome el pelo”

La Resistencia ha de manifestarse con la risa, la parodia y el sarcasmo, en el terreno de los símbolos y los detalles. Lo peor que lleva el poder es que se le tome el pelo. Riámonos de los que mandan, empezando por el Dorian Gray que nos gobierna, y por todos los que le apoyan, desde el feo de Iberdrola hasta el gordito Ferreras y el liberal Pedro José.


Sabotaje y desobediencia civil

Practiquemos la Resistencia pasiva, la desobediencia civil, el sabotaje de las pequeñas cosas y seamos tenaces en esta oposición silenciosa, defendiéndonos espalda con espalda, como aquellos romanos que se veían asediados por los bárbaros.

Porque de eso se trata: de resistir a los nuevos bárbaros.

No soy un ejemplo de nada ni pretendo serlo, pero ahí va mi manual de instrucciones para ejercer la Resistencia en un tiempo en que las malas personas, es decir, los no izquierdistas, carecemos de un partido político que nos defienda.

Estas son mis recomendaciones:

Mofarse de la señorita Pepis que siempre falla cuadrando las cuentas del Reino de España, y de la mujerona andalusí que nos cruje a impuestos.

No comprar, salvo en caso de extrema necesidad, en ningún chino.

Sostener que los hombres y las mujeres tienen sexo, y las palabras género.

No mostrar interés por ver un partido de fútbol femenino.

Afirmar que lo del PP es “una merienda de negros”, y lo de comer la carne sintética de Bill Gates, “una gilipollez”.

Eludir la visita turística a Baleares mientras la tal Armengol siga como presidenta.

Preferir la lectura de Enrique Jardiel Poncela a la de Federico García Lorca.

Apoyar a Ana Iris Simón —de la que nos hemos comprado su libro Feria— frente a la turba que pretende lapidarla por practicar la belleza de la nostalgia.

Vestir en López Criado antes que en Zara.

Adquirir, en la farmacia más próxima, una caja de condones con los colores de la enseña nacional. 

Defender a Lidia Falcón de los ataques del feminismo talibán que quiere convertir a los hombres en un ejército de eunucos.

Jamás comprarle nada al calvo de Amazon; por el contrario, escoger una de las tiendas  de barrio que aún se mantienen abiertas.

Mandar el lenguaje inclusivo a hacer puñetas.

Desterrar de nuestro vocabulario las palabras “resiliencia” y “empatía”.

Animar a las parejas jóvenes a tener niños en lugar de caniches, aunque esto implique ciertas complicaciones.

Comprarle a tu sobrino un libro de cuentos y, seguidamente, destrozarle la videoconsola a martillazos.

Tratar de usted a los camareros y reservar el tuteo falangista para un concejal de Podemos o Compromís.

Soñar con que la abuela Celaá acaba en el último círculo del Infierno de Dante.

Ponerse una corbata una vez al mes.

Auxiliar antes a un mendigo que a un perro abandonado en la calle.

Decir “español” en lugar de “castellano”.

Añorar a Mourinho.

Recordar que el coronavirus salió de un laboratorio de Wuhan.

Pasar de Netflix y dedicar ese tiempo a ver una película de reposición en los cines d’Or, a ser posible Lo que viento se llevó.

Ceder el paso a una señorita al entrar en un ascensor.

Nos quieren convertir en rebaño

Estas son algunas de las acciones que planeo frente al poder que pretende convertirnos en un inmenso rebaño.

Si carecéis del valor o la voluntad para ponerlas en práctica, podéis contemplar dos opciones: estudiar gallego o haceros sanchistas después de un razonable tiempo de penitencia. No os lo reprocharé, es más, tendréis mi comprensión porque nadie es quien para juzgar a los demás. Sólo Dios conoce lo que habita en el corazón de los hombres.

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