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El interior de las cosas / OPINIÓN

Las líneas del tiempo

27/05/2019 - 

 Mientras los sondeos a pie de urna municipal iban deslizándose por las redes sociales pintando de rojo el timeline, también mostraban la tensión frente a una participación no esperada en el mapa autonómico valenciano. Una jornada de normalidad democrática, con la vida cotidiana de un domingo, con el mercado instalado en la plaza de Morella, con el sol templando el frío fin de semana. De los cuatro partidos que han concurrido a las elecciones municipales de la ciudad amurallada, solo uno ha presentado un alcaldable que es vecino morellano, el único que ha votado su candidatura en un colegio electoral del municipio. Es el alcalde socialista Rhamsés Ripollés. El resto de alcaldables, del PP, Compromís y Cs no son residentes en el municipio, además de no tener tampoco relación, salvo alguna excepción, con Morella. En muchas localidades se han presentado listas de cuneros o paracaidistas, candidatas y candidatas forasteros que no pertenecen al distrito electoral. Y lo hacen todos los partidos políticos.

Rhamsés Ripollés sigue siendo el alcalde de Morella, el municipio menos poblado del territorio, Castell de Cabres, tiene también alcaldesa socialista, María José Tena, y Amparo Marco mantiene la vara de mando del Ayuntamiento de Castellón. Los resultados fueron desplegando una noche agridulce, de alcaldías revalidadas, ganadas y otras perdidas, y con la llegada de la ultraderecha a los ayuntamientos.  Ahora se abren otros cuatro años para seguir avanzando y creciendo en igualdad, derechos y libertades. Porque el color rojo pintó anoche la mayoría del mapa de las comarcas castellonenses.

Ahora se abren otros cuatro años para seguir avanzando y creciendo en igualdad, derechos y libertades. El color rojo pintó anoche la mayoría del mapa de las comarcas castellonenses.

Esta campaña electoral no ha parecido tener la misma fuerza y persistencia que en los pasados comicios del 28A, a pesar de la importancia de las elecciones Europeas y Municipales. La cercanía en las convocatorias, las largas semanas de mensajes políticos y la confrontación han contribuido a un cierto cansancio. Aunque elegir a los representantes de los ayuntamientos, de tu pueblo o de tu ciudad, es el derecho ciudadano más ejercido. Las urnas se llenan de ilusión y de apoyo a quienes deciden representarnos, a esas mujeres y hombres que dan un paso adelante para mejorar la vida de las personas, a esos partidos que miran claramente el futuro. Y como dijo en su día el recién desaparecido Eduard Punset, hasta las bacterias funcionan por consenso, o no funcionan.

Se han votado los próximos cuatro años municipales y también una nueva legislatura europea. En este país hemos votado por una Europa social, tolerante, igualitaria y más justa,  pero, en la noche del domingo, los sondeos apuntaban a una mayoría de la derecha en el Parlamento Europeo y el zarpazo de la fuerzas eurófobas y ultraderechistas que apuntaban la victoria en Italia, Francia, Reino Unido o Polonia. A pesar del aumento de la participación en las elecciones, los avances progresistas no han obtenido los resultados que se esperaban, convirtiendo a España en un país clave.

Días y noches electorales, y días y noches fascinantes releyendo a Siri Hustvedt. Dicen que ella escribe mejor que él.

Días y noches electorales, y días y noches fascinantes releyendo a Siri Hustvedt. Dicen que ella escribe mejor que él. La nueva Premio Princesa de Asturias de las Letras, ha tenido que afrontar durante toda su vida los dos tópicos que más le molestan, ser señalada como la esposa de Paul Auster y sentir que las mujeres no están especialmente dotadas para el pensamiento y la ciencia. Así se explicaba la escritora estadounidense en una reciente entrevista. Hustvedt ha celebrado el galardón desde la otra orilla recordando, una vez más, que el feminismo es una forma muy profunda de humanismo. En una entrevista realizada por El País, la autora del ensayo La mujer que mira a los hombres que miran a las mujeres. “Es un modo de afrontar la liberación de las restricciones impuestas por el género”. Necesitamos el feminismo porque la historia no ha terminado. Necesitamos el feminismo porque es el movimiento más igualitario y necesario para construir nuevas ciudades y países que sean espacios de encuentro, diálogo y libertades.

El verano sin hombres es uno de los libros más inquietantes de Siri Hustvedt. “No se puede vivir sin asentarse sobre tierra firme, sin sentir un espacio que no sólo es externo sino también interno: un espacio mental”. La ensayista y escritora nos adentra en experiencias, sentimientos propios y colectivos, trazando las líneas de las relaciones humanas, políticas, sociales, culturales. Porque desprovistos de nuestra intimidad y vistos desde cierta distancia, todos somos personajes cómicos, bufones ridículos que avanzamos a trompicones por la vida.

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