CASTELLÓ. La trayectoria de Rubén Torrecilla en el banquillo del Castellón ha tenido muchas luces y algunas sombras en cinco meses de estancia en la capital de la Plana. Pero ha sido lo segundo lo que ha prevalecido en la toma de decisión de la nueva propiedad del club, que ha resuelto poner punto y final a la etapa del extremeño como técnico albinegro tras el empate a uno del pasado sábado frente a la Real Sociedad B.
El ya ex técnico orellut ha logrado encajar las piezas de la plantilla con rapidez tras una pretemporada con sobresaltos debido a la incertidumbre en torno al proceso de venta del club. Los entrenamientos estivales se iniciaron con una semana de retraso y muchos de los fichajes, ya con los nuevos dueños al frente, llegaron en la recta final del mercado. Aun así, los últimos en incorporarse tuvieron una aclimatación rápida y el equipo tardó poco en obtener resultados.
Una de las virtudes de Torrecilla ha sido la intensidad con la que ha dotado al equipo en sus partidos, logrando ser competitivo en casi todas las jornadas disputadas. Los albinegros, además, han sido dominadores en la mayoría de partidos y han recibido pocas ocasiones de gol.
Otro aspecto que habla bien del trabajo del extremeño es el rendimiento que ha sacado del equipo en acciones ofensivas a balón parado, en especial en los lanzamientos de esquina, donde el Castellón ha sumado muchos puntos valiosos esta temporada.
Donde ha fallado el equipo bajo el mando de Torrecilla ha sido, sobre todo, en los desplazamientos. El Castellón ha logrado una sola victoria en ocho partidos disputados a domicilio, lo que supone un lastre enorme para un equipo con pretensiones de ascenso directo. Lo más sangrante para los orelluts en sus visitas han sido los cinco partidos que no ha podido ganar después de ponerse por delante en el marcador y que le hubieran dado hasta 13 puntos más en la clasificación.
Por otra parte, el preparador de Plasencia no ha hallado la forma de sostener el nivel del equipo cuando ha habido lesiones. En las 12 primeras jornadas no ha tenido bajas importantes por problemas físicos y ha apostado por un once con muy pocos cambios, pero cuando las lesiones han aparecido, el equipo ha menguado de forma acentuada con los menos habituales en la titularidad.
Así las cosas, el Castellón registra 29 puntos antes del parón, superando en solo dos la puntuación de hace un año con una plantilla bastante mejor que la de entonces.
Estas sombras no deben manchar la trayectoria de un técnico que ha dejado al Castellón en segunda posición de su grupo. Pero las sumas y las restas han dejado un saldo negativo en la valoración de la nueva propiedad, que en breve elegirá a otro inquilino en el banquillo.