Foto: Ángel SánchezCASTELLÓ. Cuatro victorias seguidas son palabras mayores en una liga en la que nadie es claramente superior al resto. Al Castellón le han servido para situarse en lo más alto de la tabla clasificatoria y comprobar su capacidad productiva en las segundas partes, donde ha marcado las verdaderas diferencias.
Los albinegros han sido mejores que sus adversarios en sus cuatro choques más recientes, pero no han reflejado esa superioridad hasta después del intermedio. Antes, en los 45 minutos iniciales, no vieron puerta ni una sola vez, pero en la reanudación respondieron con ocho tantos.
Los de Rubén Torrecilla llegaron al descanso con idéntico marcador de 0-0 frente a Osasuna B, Alcoyano y Amorebieta y acabaron ganando esos partidos por 2-0, 1-0 y 1-0 respectivamente. El segundo de esos partidos se resolvió en la recta final, con un gol cerca del descuento. En el otro partido de esa feliz racha, frente a La Nucía, el Castellón llegó al ecuador con 0-1 y cerró con goleada a favor: 4-1.
Uno de los factores que explican el buen rendimiento del Castellón en los segundos tiempos es la buena condición física de los jugadores. Los albinegros destacan por un nivel alto de intensidad que mantienen e incluso mejoran en las fases de resolución y que los rivales no siempre pueden resistir.
Además, el banquillo está provisto de futbolistas capaces de aprovechar el trabajo de desgaste realizado en el primer tiempo aportando energía nueva y calidad. También cuenta con un entrenador que lee bien las situaciones y acierta en los cambios.
Estas cualidades se unen a las defensivas, con un Castellón que concede poco atrás, lo que le permite llegar siempre con posibilidades de victoria en el tramo final.
La suma de estos factores ha contribuido a que los albinegros hayan pasado en cuatro jornadas de la sexta a la primera posición y que empiecen a abrir brecha sobre algunos de los rivales llamados a estar en su misma pelea.
