VALÈNCIA. Estas semanas, al hilo de la aprobación de los Presupuestos Generales de 2022 y de la próxima Ley del Audiovisual, se está hablando mucho del doblaje y de las lenguas cooficiales en el audiovisual. Cuestiones de guerra cultural aparte, esta posible inyección de dinero que se está negociando entre partidos del Gobierno y ERC, entre otros grupos, sería un gran impulso para cambiar el modelo audiovisual de la Comunitat Valenciana.
El Senado rechazó la enmienda del PNV para dotar con unos 12 millones al audiovisual producido específicamente en lengua cooficiales. Se trata de una línea en los presupuestos que funcionó durante unos años, llamado coloquialmente fondillo, y que en 2012 el gobierno de Rajoy suprimió. Fuentes del sector afirman que, en las reuniones de primer contacto con el nuevo Ministro de Cultura Miquel Iceta, ya se planteó la recuperación de esta línea de ayudas. Sin embargo, no ha sido finalmente iniciativa propia del gobierno, sino de otros grupos parlamentarios a través de enmiendas.
Finalmente se aprobaron 10,5 millones de euros para este fondo en los presupuestos de 2022. La iniciativa ha partido de los grupos ERC, EH Bildu y BNG y —previsiblemente— se repartirán a producciones y no a comunidades autónomas. Es decir, que el reparto dependerá de la capacidad de cada sector local de producir películas y series a lo largo de 2022 en la lengua propia.
El peso de la Comunitat Valenciana en la producción de audiovisual relativo al total de todas las lenguas cooficiales se acerca al 15%, por lo que se podría esperar que absorbiera un 20% de esos fondos. Eso significaría más de dos millones de euros directos a ayudas a la producción. Por ponerlo en contexto, el total de ayudas propias del Institut Valencià de Cultura dedicadas a ello ha sido, en 2021, de 5,7 millones de euros. Es decir, 2,1 millones supondría una inyección superior a un 30%.
Pero no solo eso, sino que el hecho de dedicarse concretamente a las producciones hechas en valenciano daría la vuelta a un fenómeno que se ha dado en los últimos años: con el aumento considerable de las ayudas audiovisuales en la Comunitat, productoras y proyectos de Madrid o Barcelona pactan co-producciones con empresas valencianas para poder presentarse a estas, canibalizando los fondos y haciendo que los proyectos foráneos desplacen los propios. Con este fondo, el presupuestos apoyaría más a aquellas producciones hechas en valenciano (habitualmente, productoras valencianas) para dejar de ser un audiovisual enfocado al service (es decir, a aportar equipo técnico y poco artístico) y fortalecer el talento propio. En este sentido, el Institut Valencià de Cultura ya ha trasladado su intención de cambiar las bases para reforzar también esta idea, fondillo aparte.
En paralelo a esta enmienda, que ya se ha aprobado y que será efectiva, ERC ha negociado con el Gobierno su sí a los Presupuestos poniendo sobre la mesa una condición que no es en forma de enmienda sino de ley. El proyecto de Ley del Audiovisual, que se retomará durante el primer trimestre de 2022, ha sido la que ha levantado la polvareda y los titulares sobre el doblaje, las plataformas y las producciones en lenguas cooficiales. El acuerdo ya pactado prevé que la Ley reserve un mínimo de 15 millones para mantener este fondo que se recupera en 2022, de forma que no dependa cada año de enmiendas sino que su dotación mínima esté fijada por decreto.
Esos 15 millones aumentarían la aportación del Estado a ayudas de producción en valenciano (siguiendo como baremo la estimación del 20%, trasladada por fuentes del sector a este diario) hasta 3 millones de euros, un 50% más que todo lo que dedica actualmente el IVC a la producción, sea en la lengua que sea. Esto permitiría que las ayudas a rodajes pequeños o medianos propios puedan optar a más dinero, y por tanto, aumentar semanas de rodaje, mejorar el equipo, etc. Además, la Ley del Audiovisual también dedicará un fondo al doblaje, otro movimiento del que la Comunitat Valenciana podría salir reforzada.
Volviendo a la realidad firmada, la de los Presupuestos para 2022, en la Comunitat Valenciana también se han logrado 12 millones extras para À Punt que, en realidad, son para “dinamizar el sector audiovisual”. El aumento de la aportación de la Generalitat, firmado ahora sí por los tres grupos del Botànic, estará dedicado a “nueva producción” y se transferirá únicamente a productoras externas, por lo que la radiotelevisión no lo podrá utilizar para sufragar gastos propios o de personal.
Estos 12 millones también implican, en cierta forma, un cambio al modelo que se llevaba practicando últimamente: el de delegar en pocas productoras y pocas producciones de grandes presupuestos la parrilla. La obligación de que sea “nueva producción” llama a À Punt a que lleve a cabo un trabajo similar al que hizo en 2017 de búsqueda de nuevas ideas y nuevas producciones. Como ya contó este diario, la gran mayoría de proyectos entonces aprobados no salieron a la luz y se caducaron los compromisos.
La Generalitat le pone deberes a À Punt, que sí los ha hecho con la aportación complementaria de los presupuestos de Cultura y Turismo en los últimos años. 12 millones para retomar las llamadas a proyecto y dinamizar la ventanilla única.
Si el sector se ponía en alerta con las primeras noticias de los presupuestos, parece asegurado que 2022 será un año de una notabilísima mayor implicación de las instituciones en el audiovisual valenciano en general, y en valenciano en particular.
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