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Día Mundial de los Océanos

Las consecuencias para las químicas de reducir la demanda de plástico

6/06/2022 - 

MADRID. Día Mundial de esto, Día Mundial de lo otro. No hay un día del año que no sea usado por un grupo u organización para darle visibilidad a alguna causa. El miércoles 8 de junio se celebra el Día Mundial de los Océanos, cortesía de Naciones Unidas, y nos atrevemos a decir que este es un día que merece recibir más atención que casi cualquier otro 'Día Mundial de' porque el estado de los océanos tiene importantes implicaciones para la salud y el funcionamiento del mundo y, por lo tanto, para nuestra propia supervivencia. 

¿Por qué? Para empezar, los océanos cubren el 70% de la superficie del planeta, pero el 91% de la flora y la fauna marinas aún no se han clasificado. Más de 3300 millones de personas dependen de los océanos para cubrir gran parte de sus necesidades diarias de proteína. Además, los océanos absorben al menos un 25% de nuestras emisiones de CO2. Sin embargo, los tratamos muy mal, en muchos sentidos. 

Hoy nos centraremos solo en uno: el (mal) uso de los océanos como un enorme basurero. Y nos centraremos en un tipo concreto de basura: el plástico, que, por la acción del agua, se acaba convirtiendo en microplástico. Cada año, hasta 12 millones de toneladas de plásticos (el equivalente a un camión de basura por minuto) acaban en los océanos. Se han encontrado restos de plásticos en el Ártico y en las profundidades abisales. 


Por si fuera poco, cada semana ingerimos el equivalente a una tarjeta de crédito de microplásticos, lo que probablemente está afectando a nuestra salud. Los microplásticos absorben sustancias químicas tóxicas como la oxibenzona, que se usa en los filtros de protección solar y puede contribuir a la muerte del plancton.

La situación es deprimente. Pero nuestro Gráfico de la Semana resume las recomendaciones de los expertos para reducir en un 80% la contaminación por plásticos de los océanos. Para lograrlo, debemos:

  • Ralentizar el crecimiento del uso de plásticos.
  • Reducir los microplásticos procedentes de polvo de neumáticos (la fuente principal), textiles, pellets de plástico y productos de higiene personal-
  • Reducir la contaminación ligada a la navegación y la pesca.
  • Sustituir el plástico por papel y materiales compostables.
  • Reducir las exportaciones de residuos plásticos.
  • Rediseñar los productos y los embalajes de plástico para mejorar su reciclado.
  • Ampliar las capacidades de recogida de residuos en países de rentas bajas y medias.
  • Duplicar el reciclaje mecánico.
  • Convertir algunos residuos plásticos en otros plásticos.

 

Con estas acciones, podríamos reducir las emisiones de carbono un 25%, crear 700.000 puestos de trabajo y generar oportunidades de inversión en las empresas que ofrezcan soluciones.

El mundo reacciona

El mundo está empezando a reaccionar: los gobiernos han acordado negociar un tratado jurídicamente vinculante para acabar con la contaminación por plásticos, mientras que más de 1000 empresas y gobiernos que representan el 20% del uso mundial de plástico ya están reduciendo, rediseñando y reemplazando su uso de plástico. Los inversores también desempeñan una función importante a la hora de promover que las empresas que fabrican embalajes y contenedores de plástico tomen medidas.

Reducir la demanda de plástico podría tener consecuencias para las empresas químicas. El 75% de la producción europea de plástico se concentra en 87 químicas cotizadas. Sin embargo, como señala Planet Tracker, pocas de estas empresas se están viendo presionadas por los inversores para adoptar prácticas de producción de plástico más sostenibles.

 Birt Murray es estratega senior de ESG de DWS

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