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el billete / OPINIÓN

Las espinitas clavadas de Aurelio

Foto: KIKE TABERNER
2/04/2023 - 

Será difícil para Aurelio Martínez (Zaragoza, 1947) sacar algo positivo de su cese, este viernes, como presidente de la Autoridad Portuaria de Valencia (APV). más allá, que no es poco, de lo que gane en el terreno personal, con más tiempo para la familia y menos preocupaciones. En lo profesional, se marcha con varias espinitas clavadas, cosas por terminar, y no es la primera vez que le ocurre. Varias espinitas y muchos puñales... demasiados enemigos.

Aunque desde Presidencia y el propio Aurelio vistieron la destitución como un cese "a petición propia" por la proximidad –el 7 de abril– de su 76 cumpleaños, a nadie se le escapa el momento en que se produce: a dos meses de las elecciones y dos días después de declarar como demandado por la venta del Valencia CF a Peter Lim cuando era presidente de la Fundación Valencia CF y Amadeo Salvo –también demandado– presidía el club. Señalados como responsables de la venta –en muchos casos, por los mismos que celebraron la llegada de Lim–, el miércoles fueron insultado por varias personas en una imagen que, con las encuestas tan apretadas, Puig no podía permitir que restara puntos el PSPV de cara al 28M.

Esa imagen ha sido la puntilla para el presidente del Puerto, desgastado en los últimos meses por varios conflictos con el Ayuntamiento de València gobernado por Joan Ribó. Si Ximo Puig no quería que pareciera una destitución, debería haber elegido otro momento.

El sustituto, Joan Calabuig (València, 1960), se enfrenta a varios retos que solo podrá solucionar si Puig repite en el Consell tras el 28M. Si gana Carlos Mazón, será otro el que tenga que resolver los asuntos pendientes.

Sería injusto decir que Aurelio Martínez ha fracasado en los casi ocho años en el cargo. Ha conseguido muchas cosas, entre ellas la consolidación del Puerto como líder español y uno de los líderes del Mediterráneo. Pero de eso nadie se va a acordar.

Resolución de 1994 firmada por Aurelio Martínez con la que se impulsó la ZAL.

Se le recodará, además de por lo del Valencia CF, por su proyectos inacabados, por esas espinitas clavadas que le han perseguido en los últimos 30 años. El más llamativo, la Zona de Actividades Logísticas (ZAL) del Puerto de Valencia, que el propio Aurelio impulsó junto a la APV hace 29 años cuando era conseller de Economía y Hacienda (1993-1995) en el último Gobierno de Joan Lerma.

Terminadas en 2006 las obras de esta discutida infraestructura, cuando Aurelio llegó a la presidencia del Puerto en 2015 asumió con humor la misión de ponerla en funcionamiento. Quién le iba a decir en 1994 que veintiún años después tendría que rematar él mismo la faena... Pues tampoco. Después de otros ocho años, se marcha con la ZAL empantanada administrativa y judicialmente y más cuestionada que cuando llegó.

Su etapa de dos años como conseller de Lerma acabó cuando se atrevió a enfrentarse a Rita Barberá como candidato socialista a la alcaldía de València en 1995. La candidata popular sacó más del doble de votos y el PSPV perdió, además, la Generalitat.

En su vuelta a la escena pública tras la victoria de Zapatero, Aurelio encadenó varias presidencias de entes públicos estatales en los que no dejó un buen recuerdo. En el ICO (2004-2009) tuvo una placentera travesía hasta que llegó la crisis y se evidenció la inoperancia del organismo, incapaz de hacer llegar las ayudas de los Fondos ICO a empresarios y autónomos. Tras la salida del Ministerio de Hacienda de su amigo y valedor Pedro Solbes, fue cesado por Elena Salgado.

Recolocado en la presidencia de Navantia, aplicó un plan de ajuste al astillero público, tarea que dejó a medias porque año y medio después lo sacaron de ahí para nombrarlo presidente de Loterías y Apuestas del Estado. El Gobierno le encargó sacar a bolsa el 30% de la muy rentable empresa pública de loterías para hacer caja, proyecto que puso en marcha pero fracasó en el último momento por la dramática situación de los mercados financieros.

Puig y Aurelio Martínez, en una imagen de 2019. Foto: EFE/JORGE GIL

Las últimas decepciones le han llegado ya en el puerto después de ocho años. Entre los proyectos que Aurelio Martínez no ha podido culminar, además de la ZAL, destaca la ampliación norte. A finales de 2018, la APV sacó a concurso la concesión para la construcción y explotación de la nueva terminal norte. Solo se presentó la multinacional suiza MSC, pero a medida que avanzaba el proceso de selección creció la oposición a la ampliación, primero por parte de colectivos ciudadanos y después de partidos políticos, con Unides-Podem y Compromís a la cabeza. El día que se aprobó la adjudicación a MSC, en septiembre de 2019, Joan Ribó, miembro desde 2015 del consejo de administración de la APV, donde no había mostrado ninguna oposición a la ampliación, voto por primera vez en contra.

Los contrarios a la ampliación argumentan que la Declaración de Impacto Ambiental (DIA) de 2007 con la que se inició el proyecto y se construyó el dique de abrigo ya no es válida para la continuación de la obra porque la ubicación del muelle ha variado. La APV rechazó solicitar una nueva DIA y el conflicto acabó en los tribunales, que es como decir que está paralizado sine die

Si Aurelio hubiese aceptado solicitar una nueva DIA cuando se la reclamaron en 2019, probablemente ya la tendría y podría haber autorizado la obra. Prefirió el enfrentamiento –aderezado en los últimos meses con un innecesario conflicto con Ribó a propósito del futuro de La Marina– y se encontró con que no contaba con los apoyos políticos que esperaba, con Puig de perfil y el Gobierno lavándose las manos. Ese habría sido un buen motivo para dimitir.

No lo hizo y se va como él no habría querido, con otra espinita clavada y un único hito por el que será recordado: la venta del Valencia CF a Meriton.

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