MURCIA. En estas fechas bien es cierto que tras el balance de fin de año llegan los propósitos para el año que arranca y, entre todos los que se nos ocurran, me gustaría reivindicar desde aquí que uno de ellos tenga que ver con integrar la solidaridad, la empatía y vivir de una manera más respetuosa en nuestro día a día.
La solidaridad o vivir de manera más solidaria puede tener muchas puestas en escena perfectamente válidas como propósito para 2023. Desde aquí propongo que hagamos un esfuerzo y encontremos la manera con la que más nos identifiquemos para llevarlo a cabo y que "ser solidario o solidaria" (pido disculpas por simplificar mucho el concepto) se convierta en un nuevo propósito para 2023.
No existe un modelo único ni una pauta a seguir, lo más importante es aprender a vivir con un enfoque más empático y pensando en nuestro entorno con respeto y con amor, conseguir valorar las pequeñas cosas del día a día y trabajar en ellas para generar inercias más sanas para todas las personas que nos rodean y las que están lejos.
Cuando hablamos de ser solidario o solidaria nos viene a la cabeza colaborar con alguna oenegé o entidad sin ánimo de lucro bien con aportaciones económicas o bien como parte del voluntariado. Es una opción perfectamente factible y lícita que es necesaria porque las entidades sin ánimo de lucro suelen funcionar y necesitar el apoyo de sus socios y socias. Pero ser solidario o solidario puede ser mucho más, es una actitud vital también.
Al final conseguir que la solidaridad sea uno de los propósitos para 2023 se trata de una actitud ante la vida que deberíamos poner en marcha con pequeñas acciones en nuestro día a día.
Yo siempre recomiendo que busquemos la forma, la fórmula y la entidad con las que nos sintamos identificados pues no todas son iguales. En el tejido del Tercer Sector existen diferentes entidades con perfiles muy diferentes que pueden cubrir nuestras necesidades. Hay entidades de todo tipo: las que trabajan más con la infancia, con la salud, la educación o con la tercera edad, por ejemplo; y también hay entidades con enfoques diferentes, beneficiarios diversos y maneras de trabajar distintas; o entidades que trabajan más en la cooperación internacional, otras que apuestan por la acción social o la educación al desarrollo. En definitiva, entidades de todo tipo. Y, como decimos, existen maneras diferentes de acercarnos a ellas y de implicarnos en colaborar con ellas.
Por un lado, podemos optar por las aportaciones económicas que suele ser la manera más recurrente y necesaria para ayudar al mantenimientos de proyectos y de estructuras de las entidades; y también la de convertirnos en parte de su equipo de voluntariado que suele satisfacer más al personal aunque en esta ocasión habría que estudiar muy bien el tipo de voluntariado y las acciones que podemos realizar para no generar el efecto contrario.
Identificar una entidad con la que nos sintamos cercanos y que esté alineada con nuestra manera de entender la vida es una labor necesaria para conseguir que nuestra implicación y continuidad con la oengé se mantenga en el tiempo y no sea sólo una declaración de intenciones para el 2023.
Y en esa línea deberíamos seguir, en identificar nuestro propósito para ser capaces de mantener nuestra decisión en el tiempo y conseguir que de manera real la acción y la decisión que hayamos tomado consiga tener impacto. Conseguir que esos pequeños cambios prácticamente imperceptibles lleguen a ser reales y se mantengan en el tiempo para que no sea una acción efímera y que al final tengan un significado.
Son muchas las personas que con el arranque del año se pueden dar de alta como socios o socias en una entidad o que decidan ser voluntarias y voluntarios en centros de asistencia social para poder colaborar en el reparto de comida, en la asistencia a personas sin techo, en el acompañamiento de personas mayores que viven solas, etc, etc, etc. Todas estas acciones pueden tener cierto aire de satisfacción personal aunque sea de manera altruista y no seré yo quien las critique o las cuestione pues yo empecé en este mundo con este tipo de acciones e inquietudes.
Pero me gusta recordar que son acciones que dependen o deberían ser responsabilidad de la administración y de los gobiernos locales. Bien es cierto que por exceso de demanda y falta de recursos se ha abierto el abanico al sector privado que a través de entidades sin ánimo de lucro realizan un trabajo necesario para dar asistencia a tanta población en situación de vulnerabilidad. Son estas entidades las que permiten y abren la posibilidad de colaborar con ellas de manera voluntaria.
Colaborar con estas entidades de la manera que nos sintamos más identificadas suele ser uno de los retos que determinadas personas se proponen con el nuevo año. Es un propósito muy necesario. Ojala cada año más personas decidan incluir la colaboración e implicación con entidades sin ánimo de lucro, o el predisponerse a entrar de alguna manera en el Tercer Sector, entre sus principales retos para arrancar el año.
Cualquiera de las opciones puede ser válida pero lo más importante es integrar esa mirada solidaria en nuestro día a día, integrar la solidaridad en nuestra visión ante la vida.
Y es que además de este propósito tan definido y tangible como es la colaboración con oengés, sería interesante también incluir entre nuestros nuevos propósitos conseguir esa mirada más empática, altruista, respetuosa y solidaria con las personas más cercanas para conseguir un día a día más sano.
La semana que viene… ¡más!
… Y si detrás de los libros que regalas hay historias de vida, historias bonitas, historias por un mundo mejor, historias por un planeta más justo… ¡Mucho mejor! Las entidades One Day Yes y Aida Books proponen regalar libros que cambian vidas en estas fiestas. Son regalos especiales y diferentes que hacen este mundo más habitable y más bonito.