-Podría significar que hay alguien que la tiene.
-En la novela, aunque sea de una manera ficticia, se tienen que resolver las cosas. Pero es que la historia en sí misma, la verdad, tiene curiosidades increíbles. En Tudela se encuentra el Palacio del Marqués de San Adrián. Ese típico título nobiliario que va pasando de padres a hijos. El sexto marqués de San Adrián fue amigo de Goya. Pues bien: hay un cuadro en el que pone: Cráneo de Goya, pintado por Fierros, fechado en 1849, que por detrás llevaba la firma del marqués de San Adrián. Ese marqués de San Adrián había fallecido en 1844. El cuadro está fechado en 1849. Son cosas sin resolver, ese cuadro está actualmente en el Museo de Zaragoza.
-Con cabeza o sin cabeza, Goya es un buen protagonista de novela.
-Goya como protagonista es increíble. Estamos hablando de una persona que en 1828 fallece con 82 años, es decir, muy longevo para su época. Un artista que está en activo seis décadas, que trabaja para cuatro reyes, que llega a ser multimillonario en vida y fallece en Burdeos casi en la pobreza. A mí me parece un personaje muy literario. Ahora bien, la novela en ningún momento pretende ser un biopic de Goya, ni pretende ser una retrospectiva de su obra, es un anciano Goya, que está ubicado en Burdeos; sabremos por la novela por qué ha llegado a parar allí, pero en diez líneas. Y es un Goya que en el final de su vida, con ese complot para asesinarle, está todavía luchando contra sus demonios. Goya es una persona que cuando su mujer abortaba hasta siete niños, él iba detrás de la duquesa de Alba. Apenas estaba en casa. Goya es una persona cuya sordera parece ser que le viene de una combinación de saturnismo por la aspiración de los vapores del plomo y mercurio que contenían las pinturas, y sífilis. Se ve que era un tipo bravo.
-¿Por qué el arte como escenario de tus novelas?
-Siempre me han interesado esos misterios relacionados con el mundo del arte. Yo me emociono como cualquiera ante el arte, me da igual que sea clásico, contemporáneo, un cuadro icónico o una escultura, pero no entiendo. Me interesan, eso sí, muchas curiosidades. Para mí los grandes pintores españoles fueron los cronistas de sus épocas. Gracias a ellos conocemos a las familias reales, conocemos las victorias, las derrotas militares, conocemos el costumbrismo de la época. Al final, hasta el propio Velázquez no deja de pintar la Vieja friendo huevos, por ejemplo.
-¿Algún o alguna artista en mente para la próxima novela?
-Con esta novela pretendo cerrar una trilogía de ficción histórica. Sorolla, Velázquez, Goya. Porque si algo bueno tiene escribir y tú lo sabes, es que cuando escribes eres el dios del pequeño universo que estás creando, puedes hacer lo que quieras. En estos momentos creo que el mundo del arte sigue teniendo cosas y curiosidades interesantísimas que contar, pero me alejo un poco de lo que es la ficción histórica para trasladar esa cosa interesantísima a la actualidad. A un mundo donde el arte tiene otro concepto.
-Volviendo a él para terminar: ¿crees que existirá todavía el cráneo de Goya?
-Yo creo que se habrá perdido. Y si existe todavía físicamente, estará sin catalogar y será un cráneo que estará en la mesa de algún profesor loco de universidad.