BRUSELAS. “No todos celebran las vacaciones de Navidad y no todos los cristianos las celebran en las mismas fechas. Hay que ser sensible con el hecho de que hay gente con diferentes tradiciones religiosas y calendarios distintos”. El consejo de la Comisión Europea ha sido evitar pronunciar la palabra Navidad. En lugar de decir “vacaciones de Navidad”, hay que decir “tiempo de vacaciones”. Así se explicaba en la Guía de lenguaje inclusivo editada por la Comisaría de Igualdad, Helena Dalli, para uso de los funcionarios y trabajadores d de las instituciones europeas.
La acaban de retirar. Han dado marcha atrás después de que la prensa italiana, que fue la primera en alertar, se echara encima del Ejecutivo comunitario. En Bruselas saltaron todas las alarmas cuando se interpeló esta semana en rueda de prensa sobre la guía de lenguaje inclusivo que había editado la comisaría de igualdad, la maltesa Helena Dalli, recomendando no felicitar la Navidad para no herir sensibilidades a los millones de europeos no cristianos.
Además de la palabra Navidad, que pretendía estigmatizar, esta guía se detenía en el nombre de María, cuando se usa como ejemplo genérico de nombres europeos, como “María y Juan”. Bien, pues el consejo era “no usar nombres cristianos” y sustituirlos por “Malika y Julio” para no poner siempre ejemplos con nombres cristianos o típicos de una religión. Y ello sin reparar en que Malika es un nombre de origen árabe.
Hasta aquí el absurdo, que la misma Dalli tuvo que rectificar en un tweet hace unos días después de que la pusieran en evidencia en toda la Unión Europea. La Comisaria de Igualdad se disculpaba públicamente, después de que la polémica llegara a oídos de la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, que bastante tiene con la campaña navideña de la covid.
El tweet de Dalli expresaba su “preocupación con respecto a algunos ejemplos proporcionados en las Directrices sobre Comunicación Inclusiva, que, como es habitual en dichas directrices, están aún en proceso”. Y añadía, punto y seguido, que se estaban analizando “con el fin de abordarlas en una versión actualizada”. El mensaje iba acompañado, además, por una declaración institucional fechada el 30 de noviembre, el mismo día en el que se interpelaba públicamente a la Comisión Europea en rueda de prensa.
En esta declaración, Helena Dalli se retracta personalmente de la Guía y explica que se trata de un “documento interno de comunicación para el personal de la Comisión en su trabajo diario”. La intención, añade, era “lustrar sobre la diversidad de la cultura europea y mostrar algunos ejemplos de inclusión de la Comisión europea hacia todas las diferentes formas de vida y creencia de los ciudadanos europeos”.
Sin embargo, “la versión publicada de la Guía no sirve de forma adecuada a estos propósitos. No es un documento madurado y no cumple todos los estándares de calidad de la Comisión”, alega entonando un mea culpa que parece dictado desde arriba, por la contundencia de la afirmación. Finaliza Dalli diciendo que “la guía necesita trabajarse más” y que, “por lo tanto, se retira esta guía para seguir trabajando con este documento”.
Pese a afirmarse que se trata de un documento interno, esta guía de 30 paginas y carátula con un diseño de colores fue presentada en público por la misma Dalli, algo inusual en una comunicación interna, y publicada en su Twitter el 26 de octubre. “La integración de la igualdad significa que todos los productos deben incorporar la dimensión de la igualdad, incluida la comunicación. Me enorgullece presentar las directrices de la Comisión Europea para la comunicación inclusiva”, decía sonriente con la guía en la mano el día de la presentación.
Con la Navidad no acaban las reducciones al absurdo de una guía que pretendía ser inclusiva. Evitar la palabra ciudadano, para no discriminar a los inmigrantes que no tienen un estatus legal en Europa. Hay que resaltar que el estatus jurídico de ciudadano o ciudadanía europea es uno de los pilares fundamentales de la UE, como sujetos de derechos y obligaciones, adoptado en el Tratado de Maastricht de 1992. Tampoco hay que usar el término europeo como sinónimo habitante de la UE, sino gente que vive en la UE, porque hay otros países europeos como Ucrania o los Balcanes occidentales que no forman parte de la Unión.
Otras mayorías negadas son las que se refieren al sexo y a situaciones familiares. Hay que evitar representar imágenes con una familia tipo y decir esposa/marido, padre/madre, para asegurarse de que "se incluyen no-heterosexuales o no cis-género (sic)”. También se prohibe decir las palabras gay o lesbiana por “inapropiadas” y hay que sustituirlas por “parejas del mismo género”. Incluso se aconseja sustituir las palabras transgénero/transexual por “gente trans" o “personas trans” y cambiar la palabra hermafrodita por intersexual. “Sé abierto con el lenguaje de diferentes culturas y generaciones y pregunta qué pronombre prefieren”, es otra de las instrucciones de la guía.
Podría parecer divertido si no fuera por la ideología LGBTIQ que adopta, y a la que se refiere expresamente, cuando además establecen como prioritario permitir la autodentificación. Por tanto, hay que evitar referirse a las personas como Mr. o Mrs. -señor y señora, en inglés-, basándose “en el sexo asignado en el nacimiento (sic)”. En caso de duda, dice, hay que usar “Mx”, para incluir las formas “no-binarias (sic)”. Desconocemos la forma aconsejada en español. La ideología “queer” también se adopta al señalar expresamente incluso el uso de la bandera LGTB con el triángulo rosa-azul, marrón y negro, creado en 2018 por el artista Daniel Quasar, según explica la guía.
También se aconsejaba evitar referirse a las parejas casadas o a las personas solteras, para no invisibilizar otras situaciones familiares, como las parejas de hecho. Es decir, hay que evitar ligar el concepto familia a un estatus jurídico. Las personas con discapacidades y las personas mayores y los inmigrantes también entran en esta guía, aunque de forma más razonada. Por último, no se puede decir “la colonización de Marte”, porque la palabra colonización tiene connotaciones negativas.