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entrevista a vicente lafuente, presidente de femeval

"Limitar los beneficios de las eléctricas no va en contra del libre mercado"

Foto: EDUARDO MANZANA
14/03/2022 - 

VALÈNCIA. La industria del metal es una de las más golpeadas por la imparable escalada en el coste de las materias primas y de la energía como consecuencia de la guerra en Ucrania. El presidente de la patronal valenciana de este este sector, Vicente Lafuente, considera que España y la Unión Europea deben adoptar medidas urgentes para acabar con esa vorágine, como la intervención del mercado eléctrico, apoyar económicamente a las empresas y replantearse los plazos de la transición energética.

Sin embargo, el líder de Femeval cree que, pese a la gravedad del momento, las empresas valencianas del metal son lo bastante sólidas como para seguir tirando de la economía de la Comunitat Valenciana si se les apoya. Antes con la covid y ahora con la crisis derivada de la guerra, Lafuente considera que las organizaciones empresariales están dado un ejemplo de lealtad institucional y de servicio a sus asociados: "Nos sentimos muchísimo más útiles que en toda nuestra historia".

– ¿Cómo está viviendo el sector la crisis entre Rusia y Ucrania?

–Tenemos que separar la situación que está generando el conflicto y lo que estábamos haciendo hasta ahora. Las empresas estaban funcionando y creciendo. Que se produzca un conflicto bélico es una pesadilla que va a afectar muchísimo a todas las empresas, personas y sectores, pero tenemos que seguir trabajando. Se han incorporado problemas adicionales a los que teníamos, como pueden ser la caída de mercados como el de Rusia o el de Ucrania, que en nuestro sector no representan un porcentaje importante. No llega al 0,4% en exportaciones y bastante menos en importaciones. Por lo tanto, esto no nos va a afectar tanto.

Lo que sí está sucediendo es una subida tremenda de los costes energéticos y de algunos materiales que importamos como los metales.  Y ahí es donde hay que trabajar conjuntamente con las administraciones y hay que incidir dentro de las limitaciones que tenemos, pues no dejamos de ser una organización provincial y esto es un problema a nivel mundial. Pero hay que trabajar el tema de los costes energéticos. Es una vergüenza que continuemos indexando el precio de cualquier tipo de energía al precio de un gas que en estos momentos no está llegando y es un precio absolutamente especulativo. El Gobierno de España y la Unión Europea tienen que intervenir en el mercado directamente como harían en otros casos y regularlo de una manera que permita subsistir a la ciudadanía y a las empresas. Como en cualquier guerra, esto conlleva que hay gente que lo pasa mal y gente que está haciendo mucho dinero con esta situación y pensamos que se tiene que regular.

– ¿La alternativa inmediata es la intervención del mercado?

Esa debe ser inmediata. Eso no es atentar contra la libertad de mercado, sino intentar la supervivencia de muchas empresas que se basan mucho en la energía y ayudar a la ciudadanía a través de reducciones de impuestos, la tasación en base a las energías que se están generando y no en base al gas, etcétera. Son medidas importantísimas. También debemos ser conscientes de que los planes europeos de cambio de sistema energético cuestan un dinero y a lo mejor vale la pena ayudar a incidir en el mercado y si tenemos que tardar dos o tres años más en esos planes, no pasa nada. No se trata de ir contra el planeta ni contra el medio ambiente, pero el dinero tiene que dedicarse en este momento a la supervivencia.

Foto: EDUARDO MANZANA

– ¿Cuáles son los subsectores de metal más afectados por esta crisis?

–El metal es una multisectorial prácticamente por la gran cantidad de sectores que abarca. Pero hay dos en concreto a los que les está afectando de manera más directa. Por un lado, el sector del automóvil, que en muchos casos tiene plantas en los países del Este, afectados por la falta de personal, y los fabricantes de bienes de equipo en cuanto a nivel de exportación e importación. A nivel de subida de materias primas, todos los sectores se están viendo afectados.

– Algunas grandes industrias están decidiendo parar. ¿No va a haber más remedio que parar mientras esto se alargue?

– Ninguna empresa ha acudido a explicarnos esta situación. No la podemos valorar porque no tenemos datos. Lo único que estamos recomendando a las empresas es que es momento de hacer los números bien hechos: calcular los costes e intentar no comprometer programaciones de ventas, entregas o mantenimiento a largo plazo porque no se puede controlar la escalada de precios y, en definitiva, hacer bien los números y repercutirlo. Pero paralizar no hay ninguna empresa que nos lo haya planteado.

– Inevitablemente se va a tener que repercutir en el precio...

"No podemos consolidar en el tiempo estas subidas de costes laborales"

– Uno de los mensajes importantes que tenemos que dar es que este es un tema coyuntural. Es decir, se tiene que repercutir en los precios pero llegado el momento, si se tiene que reducir, se tiene que hacer para continuar siendo competitivos. Este año está habiendo unas subidas tremendas de costes laborales. Lógicamente nos ponemos en el papel de la trabajadores y trabajadoras y están padeciendo y ellos tienen que también sobrevivir en esta situación, pero lo que no podemos es consolidar estas subidas permanentemente en el tiempo. Porque lo que hoy sube un 7%, si el año que viene se racionaliza y baja, no podemos continuar es dejándolo las tablas perpetuamente porque acabará penalizando la competitividad de nuestras empresas. Y ahí hay que apelar a la responsabilidad de las organizaciones sindicales, que tienen que ser conscientes de que es una situación absolutamente anómala, que tenemos que buscar soluciones a un medio y largo plazo, a dos o tres años. Si se las decisiones que tomamos, las tomamos en base a los datos que tenemos ahora, restauremos muchísima competitividad.

– Están en plena negociación de convenio sectorial y de momento la negociación no está encarrilada.

– Nosotros tenemos un convenio firmado para 2022. Las tablas se han aprobado esta semana. Por responsabilidad institucional y por coherencia hemos pensado que, pese a que era una subida que hacía mucho daño a las empresas, como era lo que habíamos aprobado, lo teníamos que firmar. Lo hemos hecho en un acto de responsabilidad institucional. Nosotros tenemos convenio todo este año, podíamos perfectamente negociar el año que viene. Pero estamos intentando hacer las cosas a largo plazo, empezar a negociar convenios de años venideros para sacar una media de toda esta problemática. Creemos que la respuesta que hemos encontrado por la parte sindical no es la que pensamos que necesita la buena salud de las empresas en este momento.

Estamos negociando el convenio para 2023 y 2024, que es lo que no ha pasado nunca en la historia. Intentamos que esto quede como algo coyuntural, no como algo estructural. Es verdad que la situación macroeconómica y política que estamos viviendo no está ayudando en absoluto. Las grandes subidas las tenemos sobre todo en los costes energéticos. Hagamos política ya con esto y no gastemos competitividad a Europa con el sistema energético que tenemos.

Foto: EDUARDO MANZANA

– ¿Cómo puede resolverse esta dependencia energética a medio plazo?

–Los cambios no son automáticos. Nosotros estamos en la línea del modelo energético que quiere Europa, basado en energías renovables y sin dependencia del gas. Pero eso va a tardar. Y tengamos claro que los kilovatios que se generan de renovables tienen un coste muy superior a lo que teníamos hasta ahora y la sociedad tiene que estar dispuesta a pagarlo. Lo que habría que hacer es reducir muchísimo la fiscalidad de la energía porque es un bien de interés público. También habría que dejar de indexar las tarifas al precio de la energía más cara porque eso nos lleva a estar pagándola muy por encima del coste normal. Y tenemos que valorar si la sociedad puede asumir el cambio de política energética o a lo mejor vale la pena dilatarlo en el tiempo y hacer una entrada más suave.

– ¿Y limitar los beneficios de las compañías eléctricas, como también está sobre la mesa?

– El libre mercado no está contra las limitaciones de beneficio. No se puede garantizar unos beneficios desorbitados a cuenta de la sociedad. Parto de la idea de que la empresa es la que genera el bienestar de la sociedad y hay que apoyarla.

– Femeval tenía previsiones optimistas porque 2021 no fue un mal año, pero si siguen los problemas de energía, desabastecimiento de materias primas, tensiones en la cadena de suministro, etcétera, ¿2022 va a ser un año perdido?

– Debemos separar la situación real de la sobrevenida. La economía estaba funcionando bien. El sector industrial tiene un potencial de crecimiento tremendo, pese a que las administraciones aún no lo han trabajado. La industria valenciana está creciendo y está abriéndose a nuevos mercados. Esta guerra se acabará en algún momento. Quizás el año 2022 va a ser un año absolutamente perdido porque la afectación que tenemos por el conflicto bélico va a ser grande, pero tenemos empresas y sectores sólidos y, a poco que se les pueda apoyar, tenemos tenemos economía para tiempo.

Confiaba que con la covid nos íbamos a dar cuenta de que el modelo económico valenciano tenía que abrirse a más patas, además del turismo y la distribución, que son sectores importantísimos. El crecimiento real de la economía de la Comunitat Valenciana se puede alcanzar a través de la industria y por eso continuamos pidiendo que se le apoye, pero las actuaciones que vemos no van en esa línea. La Conselleria de Economía pone a disposición todos los medios que tiene y creo que se está gestionando bien, pero como Gobierno valenciano no se ha entendido así. La prueba la tenemos en los presupuestos de la Generalitat, que han subido más de un 9% pero solo un 2% en las partidas para industria.

– 2021 fue un buen año para para el metal en general, pero no para el automóvil. ¿Quiere decir que hay menos fordependencia en el sector?

– El automóvil es bastante más que que la Ford. No voy a quitarle ni un ápice del valor, nos han enseñado a ser industria. Pero la industria se compone de los fabricantes de componentes, que son empresas además valencianas internacionalizadas. También del comercio y de los servicios del automóvil, el mundo de los concesionarios. La venta del automóvil también va a sufrir un cambio tremendo, casi tan importante como el de la Ford, por el cambio en el modelo de movilidad y los hábitos de consumo. Va a haber procesos de fusión porque las multimarcas quieren procesos de concentración. Tenemos que estar al lado de nuestros concesionarios, ayudándoles a reconvertirse, como a los fabricantes de componentes.

Foto: EDUARDO MANZANA

La tercera pata del automóvil, de la que tampoco habla nadie, son los talleres de reparación, que también generan en nuestras ciudades un tejido empresarial importante y también afrontan una reforma estructural tremenda. Los tres sectores van a requerir ayuda y trabajar para una reconversión ordenada.

– ¿Qué opina de la propuesta de esta semana sobre el gran pacto de rentas que Pedro Sánchez propuso a los agentes sociales?

"Un pacto de rentas es precipitado. Hacer más cambios en este momento va a ir contra la salud de las empresas"

– Es precipitado, no toca en este momento. Las empresas lo están pasando muy mal. También los trabajadores van a poner gasolina y ven que está subiendo mucho. Con esto quiero decir que todos lo estamos pasando mal y tomar decisiones importantes en momentos críticos es un error. La subida del salario mínimo no se pactó como se debía y va a tener impacto. En la reforma laboral se alcanzó un acuerdo de mínimos por todas las partes y supuso también un cambio. Hacer más cambios en estos momentos va a ir contra la salud de las empresas, que es a la que tenemos que cuidar.

– Una de las grandes promesas del Consell para esta legislatura es la revisión de la ITV. ¿La Generalitat está preparada para para gestionar el servicio?

– Quiero pensar que sí porque lleva tiempo trabajándolo. Es una decisión política que van a negociar con las ITV y no creo que vayan a dar un salto al vacío. Me da la impresión de que al final va a haber una negociación de una prolongación del servicio, pero no deja de ser una impresión personal. Esa transición de lo privado a lo público se tiene que estudiar bien porque al final los usuarios son los que no deben tener problemas.

– Se están estudiando diferentes modelos de gestión como el de Andalucía. ¿Puede ser una solución que esa parte la asuman los talleres?

– Nadie se ha puesto en contacto con nosotros para consultarnos, pero tenemos empresas perfectamente preparadas para ayudar en lo que se pueda necesitar. No puedo valorar las negociaciones porque no estoy en ella. La premisa es que que el usuario no note el cambio y que no se judicialice.

– ¿En el mercado laboral escasean determinados perfiles de su sector, está funcionando la formación para el empleo? 

– La falta de personal capacitado es uno de los problemas más grandes del empresariado en este momento. Es incomprensible que haya gente parada cuando nosotros estamos buscando y no encontramos. Sería tan sencillo como habilitar un modelo de formación en la que las temáticas las digamos las propias empresas, que somos las que sabemos qué es lo que se necesita y generar un sistema de formación para generar esos perfiles de empleo. Sobre todo en un proceso de digitalización de las empresas, que necesitan un modelo de formación absolutamente diferente y continuo para el que la gente joven es la más capacitada. El modelo es absolutamente kafkiano con paro elevado, gente joven sin poder incorporarse al mundo laboral cuando las empresas los necesitan y sin un modelo de formación predeterminado y consensuado.

– ¿Qué perfiles son los más demandados?

– Todos los relacionados con telecomunicaciones o digitalización, ahí hay un un nicho de trabajo importantísimo. También hay un déficit tremendo de instaladores. Tenemos un centro de formación propio al 100 por ciento, incluso estamos pensando en poder ampliarlo. Pero el sistema no está generado para que las temáticas que podamos e impartir sean las que necesitan las empresas. Necesitamos formación muy específica, muy práctica, muy técnica y la genérica que hay teórica en estos momentos no nos interesa. Por lo tanto, hay que trabajar el cambio de modelo para hacerla muchísimo más práctica. Estamos trabajando con Labora intentando hacerlo, pero los procesos de la administración cuestan y son complicados.

– ¿Qué papel jugaría la instalación de una fábrica de baterías eléctricas en un momento de reconversión?

– Sería fundamental. Y para eso se ha trabajado desde las empresas y la administración valenciana. Pero es una incógnita si va a llegar o no. También hay otros competidores, como Extremadura, Aragón o Cataluña, que han trabajado en el mismo proyecto. Lo importante es que el trabajo se ha hecho y se ha hecho bien. Otra cosa serán los resultados.

– ¿Cree que el Gobierno estaría más cómodo si la empresa VolksWagen eligiera Extremadura?

– No me sé poner en la cabeza del Gobierno de España. Me encantaría de que se diera cuenta de la conectividad que tiene Sagunto a través del Puerto, del futuro corredor mediterráneo, con el futuro corredor mediterráneo-cantábrico y con la infraestructura de empresas ya asentadas que hay aquí. Me gustaría que el Gobierno supiera entender que Valencia tiene unas capacidades que le hacen merecedora de esto.

– Eso que sí parece haber entendido la empresa...

– Nosotros lo vemos.

Foto: EDUARDO MANZANA

– ¿Qué supondría esto para el sector?

– Una inversión tremenda en infraestructura y en instalaciones. Tenemos empresas instaladas que están preparadas para poder ejecutar proyectos de este tipo y por lo tanto ya generaría empleo directo, enraizamiento de las propias empresas del automóvil, de fabricantes y de componentes que están trabajando ya. Y también sirve para que la Ford valore muy positivamente continuar en la Comunitat Valenciana.

– ¿Cómo como ha vivido el sector está guerra entre las factorías de Ford?

"Me hubiera gustado que se visualizara más el apoyo del Gobierno de España a Ford"

– Visto desde fuera es duro ver cómo se está subastando. Pero entiendo la postura comercial de la compañía de Detroit de querer optimizar. Me hubiera gustado que se visualizara más un apoyo público del Gobierno de España; no digo que no se haya hecho, pero hubiera ayudado que se viera ese apoyo. Es importantísimo por el impacto social y económico que crea la Ford en la Comunitat Valenciana que pueda continuar, pero no está en nuestras manos. Los agentes sindicales han hecho una propuesta para intentar ayudar, me consta que la administración autonómica prestará su apoyo si tiene que hacerlo y va a estar nuestro apoyo para ayudar a todas las empresas que están alrededor.

– ¿Cómo ve el acuerdo interno de la factoría como la contención salarial?

No voy a entrar a valorar. Hay diferencias entre los propios sindicatos. Habrán valorado lo que ellos consideren. Si eso va a servir para ayudar, lo aplaudiremos.

– ¿Qué conllevaría si finalmente no sale bien?

– Sería un golpe social importante y una caída del empleo. Las empresas auxiliares tendrían que reconvertirse, pero esa reconversión no es rápida y siempre tiene un coste económico o laboral. Nadie se atreve a valorar en estos momentos ni se atreve a medir ese impacto. De ahí que nosotros hayamos insistido siempre en que hay sectores que tienen dinamismo en este momento y que potenciando otros sectores, a veces eliminamos riesgos. El sector industrial del automóvil valenciano es un sector preparado, tiene capacidad de reconvertirse con el coste adicional que pueda tener, pero acabaría saliendo por otro sitio.

– José Vicente Morata parece que va a renovar sin más oposición como presidente de la Cámara. ¿Cómo valora estos años en los que ha estado al frente?

Han sido unos años muy difíciles con el cambio de modelo de cámaras de comercio desde las cuotas de las empresas a los ingresos por servicios propios. Creo que se está haciendo bien y cuando algo se hace bien hay que apoyarlo y darle una continuidad. En esa línea he estado trabajando con José Vicente Morata desde hace tiempo y ahí me va a tener siempre.

Foto: EDUARDO MANZANA

– ¿Está satisfecho con la gestión de las ayudas contra la covid del Consell?

– Nuestra relación con la Conselleria es fluida: siempre nos han atendido y no puedo pedir más. Tiene limitaciones económicas como todo el Gobierno valenciano. Quizá esta Conselleria es la que más  ha hecho en muchas legislaturas, pero la única reivindicación que nos queda en el tintero y que es histórica es la aceleración de todos los trámites administrativos de aperturas y de licencias porque estamos bloqueando la generación de nueva actividad. Otra reivindicación clarísima es el desbloqueo de la de la tramitación de plantas fotovoltaicas porque hay muchos proyectos a punto de caramelo para poder abrir. Es el modelo hacia el que tenemos que tender y la administración ha de hacer un esfuerzo para agilizar todo lo que pueda ser fácilmente desbloqueable. Nosotros nos ofrecemos para ayudar en lo que haga falta.

– ¿El despliegue de los fondos europeos se está haciendo como se prometía y está llegando a las pymes?

– Es complicado, veo mucha descoordinación y me gustaría poder decir algún día que me he equivocado. Está claro que van a llegar a través de grandes empresas. Hay un porcentaje que exige a estas grandes empresas que enraicen en la pequeña y mediana empresa para poder llevar a cabo los proyectos, pero sigue habiendo mucha incertidumbre. Hay muchas propuestas, excesivas, y al final quedarán bastantes menos. De ahí que yo haya dicho que habría mucha gente desengañada, porque todo el mundo, desde el ámbito municipal al empresarial y sindical, ha presentado proyectos. El proyecto que más directamente puede incidir en la Comunitat Valenciana es el de la gigafactoría de baterías eléctricas. Esperemos que pueda llegar y que pueda influir también en la toma de decisión de ubicación de Ford.

– Usted siempre se ha mantenido en la segunda línea de la representación empresarial. ¿Se plantea un paso al frente?

– Soy un segundón [ríe]. Siempre he intentado ser efectivo allí donde he estado y aportar en la medida de lo que pueda con mi situación personal y con mi empresa, en la que tengo que estar porque es un proyecto familiar en la que estoy muy involucrado y a veces me impide dar esos primeros pasos. Creo que puedo hacer más papel ayudando a gente que puede estar en primera fila y manteniendo el contacto directo con la empresa. Estoy a gusto en los sitios donde estoy y trabajo siempre por el bien de todo el colectivo al que represento. Estamos muy bien representados, tanto a nivel autonómico como a nivel nacional.

– Le propusieron presidir Feria Valencia ¿Qué opina de del modelo elegido al final para su gestión con la creación de la mercantil pública? ¿Aceptaría entrar al consejo de administración de esa empresa si se lo piden?

– Quiero agradecer el ofrecimiento, pero no era el momento; lo que había que hacer era poner en el mapa el verdadero problema, la toma de decisiones públicas que hacía falta. Daba igual quién presidirá la Feria porque ese no era el problema. Creo que el modelo que hay es válido, puede funcionar y hay que empezar a trabajar para hacer que fluya lo más rápido posible. Si en algún momento alguien piensa en mí y me propone entrar en el consejo, haré la valoración para intentar aportar y ayudar, pero ahora no es una prioridad personal en absoluto.

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