Castelló 'se blinda' y los chiringuitos no podrán abrir al menos hasta la segunda semana de junio

CASTELLÓ. El Ayuntamiento de Castelló se blinda jurídicamente ante los empresarios de los chiringuitos. El pliego para la nueva temporada de servicios en las playas del término municipal contempla de manera específica, en el apartado de 'duración del contrato', que "los contratistas no podrán iniciar el montaje de la instalación ni la actividad propiamente dicha antes de la fecha establecida [...] (1 de junio) o en su caso, de la autorizada por el Servicio Provincial de Costas para el inicio de la misma".  Esta matización, novedosa en las cláusulas administrativas respecto a otros ejercicios, implica que los hosteleros tendrán que esperarse al menos hasta la segunda semana de mes para abrir sus negocios, siempre en el mejor de los casos.

Debido a la polémica que se viene repitiendo desde 2021, el Acord de Fadrell ha ido modificando la redacción de las bases en estos años para evitar cualquier confusión que, además, abra la puerta a un posible Contencioso-administrativo. Ese reajuste ha llevado incluso a que en el expediente de 2023 se incluya un párrafo aclaratorio sobre la data a partir de la cual los arenales deben ser desocupados.

Antes del 30 de septiembre

"Asimismo, el 30 de septiembre o, en su caso la fecha que indique el Servicio Provincial de Costas, las instalaciones deberán estar completamente desmontadas, no pudiendo permanecer [...] una vez finalizada la temporada, debiendo en todo caso restaurar la realidad física alterada en el mismo plazo de tiempo y quedar en perfectas condiciones de limpieza. Todo ello sin perjuicio de lo que el Servicio Provincial de Costas pudiera disponer en su autorización", señala el contrato. 

En 2022, y después de la medicación del Ayuntamiento, los empresarios pudieron montar sus infraestructuras desde el 10 de junio. La apertura de los locales se produjo a mediados de mes, en la línea de lo que los técnicos de Vida Silvestre habían planteado en su primer informe. Tanto el Pinar como el Gurugú se trata de espacios marítimos protegidos por la nidificación del chorlitejo patinegro, como así recoge el catálogo del Plan de Acción Territorial de Infraestructura Verde del Litoral de la Comunitat Valenciana (Pativel).

La complejidad de cuatro administraciones

Ese inventario de la Conselleria de Política Territorial considera las dos playas como urbanas con restricciones (U2), lo que significa que, al contener fauna vulnerable, la explotación de actividades de ocio se reduce al periodo que va del 1 de julio al 30 de septiembre. Sin embargo, caben posibles excepciones en el caso de que una inspección in situ acredite la no presencia de la diminuta ave. El examen lo deben realizar responsables del citado departamento de Vida Silvestre, dependiente de Transición Ecológica.

Al haber implicadas cuatro administraciones diferentes, la autorización definitiva se suele demorar. Primero, el Ayuntamiento tiene que solicitar el adelanto del comienzo de la temporada de chiringuitos. A partir de esa petición, Costas informa a la Generalitat con el objetivo de que evalúe la situación y tome las medidas oportunas. En efecto, se inicia el procedimiento técnico, que concluye con un informe medioambiental, esencial para que al final Costas (Ministerio para la Transición Ecológica) atienda la demanda municipal de anticipar la campaña estival.

Cada verano se instala cuatro merenderos en el Gurugú y el Pinar (Solé, Dharma, Atlanta y La Playa). Todos forman parte de la oferta del consistorio. Este año, al concluir en 2022 tres de las adjudicaciones, salen a licitación dos y un chiringuito, respectivamente. Las empresas interesadas disponen de plazo hasta el 29 de marzo para presentar sus propuestas. Además, también se sacan a concurso una zona de hamacas y sombrillas y dos puestos de quiosco. En total, seis lotes distintos.