CASTELLÓ. Los exportadores citrícolas se las están viendo y deseando para cumplir con sus compromisos con sus clientes europeos. Tanto es así que, según señalan fuentes conocedoras del sector, incluso "han ralentizado envíos" en las semanas previas para poder cumplir con el momento de más demanda para las naranjas y clementinas: las semanas previas a Navidad.
Con el inicio de diciembre, y la festividad de San Nicolás este 6 de diciembre -para la que en buena parte del norte de Europa es costumbre regalar clementinas-, se abre el periodo en que el mercado continental más envíos pide a las empresas y cooperativas castellonenses. El cambio de mentalidad en cuanto al gasto y el aumento del poder adquisitivo, con la paga extra en ciernes, se unen a las celebraciones como tractoras de las compras.
Y, para garantizarse que puedan cumplir con el abastecimiento en las semanas previas a las Navidades, los exportadores han tenido este año que racionar sus camiones; y "elegir a los clientes más buenos" en algunos momentos, señala otra fuente. Incluso se ha ralentizado en la recolección en las últimas semanas, ya que la variedad reina en la provincia, la clemenules, es la que sufrirá una mayor caída en la producción.
"Hasta la campaña de Navidad hay una obligación moral con los clientes de enviar clemenules", señalan fuentes del sector. De ahí el racionamiento en la exportación y la recogida, dado que algunas voces cifran la caída en el tonelaje de la variedad reina castellonense en prácticamente el 60% respecto a la campaña pasada o un 30% sobre la media de la última década. "Nuleras prácticamente ya no quedan, y eso ha adelantado la recolección de otras variedades", como la clemenvilla, apuntan desde otra entidad.
Esto se suma, además, al descenso en la producción mundial. Por ejemplo en Marruecos, debido a que hay zonas muy afectadas por las altas temperaturas del pasado verano.
A la hora de valorar la afección que la lluvia de esta primera semana de diciembre puede producir en la fruta, los productores esperan que sea escasa, dado que en la mayoría de los campos se ha dado al menos una pasada en la recolección.
De esta manera, empresarios y agricultores están viviendo, en dos campañas seguidas y contrapuestas "las dos caras de la moneda". El exceso de tonelaje y otros problemas, como la competencia foránea, llevó el año pasado a que la fruta no tuviese precio, mientras en la temporada en curso se están produciendo cotizaciones récord en el campo, con valores mínimos superiores a los 30 céntimos por kilo para la clemenules, algo impensable en otros ejercicios.
A pesar de ello, representantes de los agricultores consideran que los incrementos de precio no podrán compensar la caída de tonelaje, con lo que la alegría no es, ni mucho menos, completa en el campo. Aunque las esperanzas están puestas en la segunda parte de la campaña, en la que la producción no descenderá tanto, será difícil que pueda contrarrestar la nueva falta de ingresos.