CASTELLÓ. El sector del mueble cerrará este mes, como muchos otros, un ejercicio complicado. "Será un mal año, la gente ha bajado el nivel de gasto", reconoce la presidenta de Comerçmoble, la santmatevana Gloria Vaquer. Y en esta recta final, cuando podría recuperar en parte la caída de lo más duro de la crisis sanitaria, se está encontrando con un problema añadido, y también derivado de la pandemia: el retraso a la hora de que las fábricas sirvan los pedidos.
"En octubre nos llegaron pedidos que no podremos servir hasta después de Navidad", reconoce Vaquer. El motivo está en que, tras la época de confinamiento, y justo cuando parecía que se podía recuperar la actividad habitual, "las fábricas de toda España cesaron su producción para las vacaciones de verano", asegura. Esto ha motivado que "muchos días hayamos estado mirándonos a la cara porque los montadores no han tenido el producto", lamenta la presidenta de la patronal autonómica.
A pesar de ello, Vaquer vaticina que a final de año las ventas caerán "un 10%", algo menos de lo que la propia asociación, que agrupa a 101 asociados de la Comunitat, preveía hace tan solo un mes, cuando lanzó una campaña promocional. Las ventas se han centrado este año "en sofás y colchones, porque hemos estado mucho tiempo en casa", indica la representante del sector.
También se han materializado operaciones en lo que se refiere a muebles de televisión, pero, por el contrario, "todo lo juvenil se ha parado", lastrado por la ausencia de las comuniones. Esto ha llevado a que la mayoría de las tiendas estén todavía en ERTE, así como las fábricas. "Solo una o dos tienen a todos sus trabajadores en activo", apunta Vaquer.