VALÈNCIA. La selección española de balonmano tratará de aferrarse a un podio, del que no se ha bajado en las cuatro últimas grandes citas internacionales, y tratará de lograr este domingo (18:00) la medalla de bronce ante Suecia, en un encuentro del que saldrá ganador el equipo que más rápido se sobreponga al varapalo de verse apeado de la gran final.´
Un partido que pondrá a prueba la fortaleza mental de dos conjuntos que hace justamente un año se enfrentaron por el título de campeón de Europa en una emocionante final que se decantó del lado escandinavo (27-26) con un gol de penalti con el reloj ya a cero.
Precedente que no existe en estos momentos en la cabeza de los integrantes del equipo español, que sólo quiere centrarse en el presente y lograr una medalla de bronce, que le permita terminar "con un sonrisa" el Mundial de Polonia y Suecia.
"Yo siempre creo en el presente. El pasado es pasado y el presente se construye a partir de las seis de la tarde de mañana", señaló el seleccionador español Jordi Ribera.
Pero si el factor mental se antoja importante, no menos fundamental será el apartado físico, tras tres semanas intensas de competición en la que españoles y suecos han tenido que afrontar ocho encuentros.
Un extenuante calendario con viajes y cambio de país de por medio del que la selección española llega más cansado, tras los problemas físicos que han lastrado la política de rotaciones que caracteriza a los "Hispanos".
"Quizá en otras competiciones habíamos llegado mucho más enteros a la parte final de la competición, pero tenemos un partido importantísimo por delante y todo el equipo es consciente de lo que nos jugamos", aseguró el preparador español.
Una menor rotación que ha afectado principalmente a la primera línea del conjunto español, que se ha visto trastocada primero por la lesión del central Ian Tarrafeta, que tuvo que abandonar el equipo tras sufrir una fisura en las costillas en el partido inaugural ante Montenegro, y el golpe en la rodilla que sufrió Agustín Casado, y que le impidió jugar el partido de la segunda fase ante Francia.
Pero si España ha podido rotar menos sus piezas que en otras ocasiones, el conjunto sueco llega a la lucha por el bronce mermado por la ausencia de su gran estrella, el central Jim Gottfridsson, que sufrió la fractura del dedo de una mano en el encuentro de cuartos de final ante Egipto.
Una baja que la selección sueca ya acusó en las semifinales ante Francia, en las que se vio privado no sólo ya de su mejor jugador, sino de la pieza sobre la que pivota todo el juego del conjunto nórdico.
Mal haría, sin embargo, en confiarse el conjunto español, ya que si por algo ha destacado Suecia en estos últimos años es por el carácter coral de su juego, en el que todos sus integrantes, incluida, una megaestrella como Gottfridsson, anteponen el interés colectivo al lucimiento personal.
Un sólido equipo que ejemplifica como las tres reglas básicas que definen el balonmano nórdico: defender, correr y tirar.
"Es un equipo muy duro en defensa con un 6-0 muy agresivo que no te deja construir las acciones y muy cerrado atrás", advirtió el seleccionador español Jordi Ribera, que no dudo en destacar también la efectividad de los porteros daneses.
Ausente Gottfridsson, todos los focos recaerán en el equipo sueco en la figura del guardameta Andreas Palicka, que ya fue clave en la derrota del conjunto español en la final del pasado Europeo.
Pero si Palicka será el pilar de la defensa sueca, la responsabilidad en el lanzamiento, el segundo mandamiento en el a, b, c del balonmano nórdico, recaerá en el barcelonista Jonathan Carlsbogard y, sobre todo, en el joven Eric Johansson, que está confirmando en este Mundial las excelentes sensaciones que había dejado este curso en las filas del Kiel alemán.
La tercera pata del juego sueco, correr, será responsabilidad de otros jugador del Barça, el extremo Hampus Wanne, la punta de lanza del veloz juego de contraataque del equipo escandinavo.
Tres elementos del juego que los "Hispanos" deberán controlar si quieren colgarse la medalla de bronce y enmudecer a los 20.000 espectadores que se espera que llenen este domingo la gradas de Tele2 Arena de Estocolmo, el mejor escenario posible para subir de nuevo al podio.