Para los mercados, este fin de semana ha supuesto un nuevo alivio en Francia, ya que la Reagrupación Nacional de Le Pen ha perdido de forma convincente su codiciada mayoría absoluta. El sorprendente resultado de la coalición de izquierdas Nuevo Frente Popular deja una complicada lucha por el poder en Francia.
La alta participación histórica en la segunda vuelta sugiere una fuerte antipatía contra la perspectiva de que la derecha se haga con el poder. El aparente voto táctico confirma los frenéticos acuerdos de la semana anterior entre los partidos de centro e izquierda.
Ahora que parece muy probable que haya un parlamento sin mayoría, los mercados pueden consolarse con este resultado "menos malo". En igualdad de condiciones, no se espera un aumento significativo del endeudamiento francés. La política de compromiso implica pocos cambios a partir de ahora, suavizando los excesos de cualquier partido.
Una vez que el polvo se haya asentado, el estancamiento de un parlamento dividido resultará más perjudicial de lo que se pensó en un principio. Los problemas presupuestarios de Francia no han desaparecido. El plazo del 20 de septiembre para presentar un plan creíble de reducción del déficit está cada vez más cerca. El intento de Macron de forzar la unidad ha alimentado aún más la discordia. Somos escépticos sobre la posibilidad de lograr avances presupuestarios significativos y seguimos infraponderando Francia frente a sus homólogos europeos.