Tras más de 25 años tocando desde la escena underground, la banda castellonense presenta su décimo lanzamiento, 'Grietas'
CASTELLÓN. Fue un día caluroso de agosto cuando Malos Vicios se gestaba como una banda castellonense de punk rock en el verano de 1992. Veintisiete años en marcha. Son tantos los grupos que por voluntad propia o de manera forzosa se habrían dado un descanso durante ese tiempo que, por ello, toca escuchar a esta propuesta local para entender su supervivencia. "Ha habido momento de bajones, porque inviertes mucho tiempo y tienes que sacrificar numerosas cosas de tu vida. Además ahora tenemos familia y otros trabajos. Pero, mientras haya canciones y cosas que decir ahí estaremos. También es importante el sentir ese cosquilleo o nervio, porque es síntoma de que la llama sigue encendida. Si esto desaparece es hora de dejarlo", explica Víctor, vocalista del grupo, quien asegura que continuarán -medio en risas medio en serio- mientras "no nos divorciemos", y es que forjar un negocio musical implica a los de dentro y a los de alrededor.
El núcleo de Malos Vicios se compone además por Juanan (Guitarra), Tena (Bajo), Juanjo Pérez (Guitarra) y Luis (Batería). Estos dos últimos, nuevos y 'millenials' en la formación. "Nos ha venido bien su incorporación porque nos han dado un empujón, estábamos un poco deteriorados y ambos vienen con ganas", apostilla el vocalista. Juntos, ahora, acaban de lanzar el décimo álbum de la formación, Grietas (Rock Estatal Records, 2019), un disco que continúa apostando por la crítica social pero siguiendo una postura más introspectiva. "Veníamos de El fin de la diplomacia que fue muy contestatario, aguerrido y directo. Punk en estado puro. En cambio, para nosotros el término grietas es sinónimo de que algo se rompe, pero que a su vez está originando también algo nuevo. Es como una herida por donde sale la infección pero por donde también sala la luz".
La historia de cómo nació Malos Vicios no es nueva. Cuatro amigos empiezan a tocar en un local haciendo versiones. Crean su discurso y sus propias canciones. En su caso, además, contaron con la buena aceptación de su primera maqueta que ya en sus inicios les permitió salir de la provincia. Pero, ¿cómo fue construir una banda hace casi treinta años? y ¿cómo fue hacerlo en Castellón?
"Antes con lanzar una maqueta ya tenías la opción de rodar de un sitio a otro. No había tanto oferta, se compraba música y la gente iba con más frecuencia a las salas. Además, en la escena local había un apoyo diferente, entre los grupos existía una especie de hermandad. Era muy do yourself, pero a la vez nos ayudábamos entre nosotros. En cambio, ahora con las nuevas tecnologías, el consumo de música se ha vuelto efímero, la gente no presta tanta atención a un álbum y los grupos jóvenes tiran la toalla pronto", nos cuenta Víctor.
Publicar un single hoy, otro en treinta días y un tercero en otro mes, pero espera, ¿el álbum para cuándo? Quizá para quienes empiezan hoy en día esto no sea ninguna extrañeza, pero para Malos Vicios las nuevas pautas que marca la industria han supuesto todo un cambio en su forma de pensar y trabajar. "Parece que si lanzas un disco de un solo golpe, tiene una vida cortísima. Eso nos han explicado desde la discográfica". Así, no fue hasta una tercera vez que el grupo vio publicado Grietas.
Ahora bien, este no es el mayor problema que marca la actualidad. "El otro día lo hablábamos en el local, pensamos que con una propuesta de calidad sí puedes salir adelante entre este maremágnum que es Internet, pero es cierto que es mucho más complicado. Nosotros que seguimos siendo unos románticos de la música, anclados al pasado en ese aspecto, nos dimos cuenta que nos teníamos que reinventar y acoplar a las redes sociales. Nos pilló como un contratiempo y ya nos advirtieron que hoy, por suerte o por desgracia, o estás ahí o no estás. Y en nuestro caso vivíamos en un limbo sin prestarles atención. Ahora hemos notado el cambio", señala el castellonense.
Malos Vicios está acostumbrado además a "nadar contracorriente". Si bien han tocado hasta en tres ocasiones en el Viñarock y en otros festivales del circuito underground, no han tenido todo el reconocimiento que esperaban en su ciudad. "El problema de la escena local es que al grupo de aquí se le valora menos que al artista de fuera. Se le tiene como menos respeto en el aspecto de que le tienes que pagar mucho menos. Luego vienen otros de fuera y les ofrecen de todo. Y aunque no hemos llenado grandes salas, hemos tocado por toda España y notamos respuesta de países como México, Chile o Colombia. Mientras que es verdad que en nuestra tierra parece que no existimos. Hemos luchado mucho y no se nos ha tenido el reconocimiento suficiente que creo que por la perseverancia y por la calidad de las canciones, nos merecíamos", sentencia Víctor.
La banda señala también, lo "complicado" que es acceder al circuito de festivales nacionales porque, a su parecer, está "muy monopolizado" por las empresas de contratación. "Durante una época hemos estado, pero personalmente preferimos las salas por su contacto más directo. Aquí digamos que tocas para gente que viene a verte a ti. El festival en cambio es como una fiesta donde la gente se reúne pero no importa si el sonido no es del todo bueno. Aún así, es cierto que como tampoco vivimos de vender discos, no les cerramos la puerta. Es una realidad que se venden más camisetas que álbumes". Entre su calendario, todavía por cerrar, ya figuran actuaciones como el Underground Festival (en junio), así como conciertos en México, Lérida o Alicante.
"¿Que cómo queremos que se nos identifique? Pues como una banda trabajadora, honrada y que ha sido fiel a sus principios y a su forma de trabajar. No engañamos a nadie y queremos que la gente que vaya a los conciertos vea que así es. Además, con total franqueza, nos da igual tocar para cinco que cinco mil personas, porque le tenemos que guardar el mismo respeto a una persona que ha pagado una entrada que a otra, a pesar del cómputo final", concluye el vocalista de Malos Vicios.