VALÈNCIA. Techno, reggae, ritmos tropicales y hasta sintonías lofi. Todo esto se puede encontrar agrupado en un mismo álbum: Cor i foc, el último lanzamiento de Maluks, una banda formada en Benimaclet que está buscando su nuevo sonido. Sus integrantes: Marina Bolea, Laura Honrubia y Maria Deltell se atreven con todo en un disco en el que no temen a experimentar con todo tipo de estilos y letras. Tal y como hicieran en discos como Som i vibrem en Cor i foc buscan un aprendizaje con el que retarse a sí mismas y a la vez a los ritmos de la industria. Maria explica que la clave de trabajo es separarse un poco de su clásica línea jamaicana y latina para experimentar y ver que pasa, sin miedos ni pretensiones, siempre desde sonidos que les inspiran: “El productor nos presentaba los beats y de ahí creamos una lista de estilos con referencias musicales que nos gustaría producir. Al final la mayoría no tenían que ver con las referencias, pero íbamos tanteando y fluyendo según nos apetecía”.
El álbum, que sabe a poco con tan solo ocho temas, navega tanto entre estilos como entre temáticas. Hay canciones sobre amor, sobre pena, la sensación de sentirse desubicado y a la vez hay reivindicaciones de lucha. Esta variación entre las letras surge casi de la misma forma aleatoria que los estilos. El resultado es una coctelera musical y emocional que se sirve de todo tipo de letras: “En el anterior disco si que pensamos en ciertas temáticas marcadas, pensábamos en hablar sobre vivienda, acoso y demás temas. En este disco la letra surgía a través de los beats, según nos inspiraran sobre temas como la amistad o la lucha, e incluso la nostalgia”, explica Maria, “a la vez también queremos mantener nuestra parte más reivindicativa y feminista. Hablar de nuestras vivencias y reflejar nuestras historias en las letras”.
De esta manera, no falta espacio para hablar de lo que verdaderamente importa, en temas como Lejos de mí se habla de los abusos, de los acosadores y de todo lo que ronda a una situación violenta contra las mujeres. Esta canción, explica Maria, sí que es algo más pensado sobre los temas que definen a la banda y por los que luchan. Por los tiempos de la industria muchas “reivindicaciones” se han quedado fuera, pero habrá tiempo para cantarle a todo en próximos discos. Marina explica que con las contrataciones, la gira y “todo lo firmado” tenían que ceñirse a unos tiempos, que a su vez les ha beneficiado: “De esta manera no sobre piensas tanto todo lo que haces, si se queda algo pendiente ya saldrá y lo compondremos sin prisas y en un momento en el que estemos totalmente presentes”.
A pesar de esta “prisa” las Maluks han estado dos años sin sacar disco, pues la creación de Cor i foc les ha llevado bastante investigación hasta dejarlo todo perfecto. A su vez la puesta en escena de la gira y las nuevas incorporaciones sobre el escenario han obligado a tomarse los cambios con calma. ¿El resultado? La semana pasada hicieron un sold out en la Sala Moon, por lo que comprenden el buen recibimiento de las fans que las esperaban: “La industria musical va tan rápido que si no estás desapareces”, explica Marina, “cuando decidimos que queríamos presentar Cor i foc en una sala era para tener el espacio para nosotras, para poder hablar también de esta etapa nueva que estamos viviendo”.
A la vez este sold out refleja la buena acogida que tiene el cambio, y la respuesta positiva al experimento de la “coctelera musical”: “No sabíamos cómo iba a responder la gente, tenemos muchas ganas de ver las reacciones e innovar con nuestra puesta en escena. Podíamos pensar que tras tanto tiempo paradas nos habrían olvidado, en la industria los tiempos van tan rápido que es una constante incertidumbre”, explica Marina sobre el tiempo dedicado a la creación del álbum y lo que conlleva emocionalmente hablando. Maria añade que ahora es momento también de disfrutar de lo trabajado, y de liberarse de ese esfuerzo emocional que lleva la composición: “En este mundo todo necesita su tiempo, las canciones tienen que respirar y madurar y luego ya veremos como derivan”.