VALÈNCIA. La Comunitat Valenciana ha vivido uno de los veranos más crudos del siglo en lo que a incendios forestales se refiere. Los incendios de Bejís y Vall d'Ebo de este verano ya figuran entre los más devastadores para la Comunitat desde que existen registros y han convertido 2022 en el segundo peor año para la autonomía en cuanto a áreas calcinadas por detrás de 2012, cuando los incendios de Cortes de Pallás y Andilla destruyeron más paisaje del entorno natural valenciano.
Castellón Plaza se reúne con el director general de Prevención de Incendios, Diego Marín (Atzeneta del Maestrat, 1977), para conocer qué labores resultan prioritarias para tratar de evitar en la medida de lo posible este tipo de catástrofes, las necesidades presupuestarias de un área que se convierte en protagonista junto a Emergencias cada verano y cuáles son las peticiones de su departamento para 2023.
-Hemos tenido realmente un verano complicado en cuanto a incendios ¿Se hubieran evitado con más prevención?
-La verdad es que hemos tenido un verano muy terrible en cuanto a incendios. Hemos tenido una sequía meteorológica muy importante y también se ha dado la simultaneidad, que es lo que provoca que tengamos episodios tan grandes e intensos como el de Bejís. No hay un solo factor que provoque estos incendios. Este año no hemos tenido sequía hidrológica porque ha llovido mucho en primavera, pero a partir de ahí comenzamos a tener temperaturas muy altas y nada de lluvia. En junio hemos tenido una temperatura de 3 grados por encima de la media, en julio 2 y el colofón de agosto con fines de semana con mucho poniente acompañados de rayos. Es un conjunto de elementos que provocan la tormenta perfecta...
-Los incendios se apagan en verano, pero ¿qué se puede hacer en invierno para prevenirlos?
-La prevención es fundamental porque las infraestructuras que preparamos a lo largo del año son las que hacen que tengamos la oportunidad de apagar estos incendios que se producen especialmente en verano. El problema que tenemos es cuando los incendios se hacen tan grandes y superan la capacidad de extinción. En esos casos es muy complicado pararlos, por eso es importante estar prevenidos y tener infraestructuras de prevención, pero también de gestión forestal y gestión del territorio. No podemos basarnos en la idea simplista de que con cortafuegos vamos a parar los incendios o que la solución sean los pastores. No hay una solución única. El problema es complejo y requiere de una solución integral.
"EVIDENTEMENTE EL PRESUPUESTO DE LA DIRECCIÓN GENERAL NO ES SUFICIENTE SI LO QUE QUEREMOS ES PREVENIR INCENDIOS"
-En 2022 el presupuesto en prevención de incendios aumentó de 26,9 a 27,2 millones de euros. ¿No es un incremento discreto teniendo en cuenta la evolución de los incendios forestales de los últimos 10 años?
-Sí, pero en primer lugar deberíamos situarnos para saber de dónde venimos. Antes de 2015 no había una Dirección General de Prevención de Incendios, y en el momento en que se puso en marcha ya se le dotó de 15 millones de euros. Desde entonces se ha casi duplicado, pero evidentemente no es suficiente si lo que queremos es prevenir incendios. La consellera Mireia Mollà ha hecho una propuesta muy ambiciosa, que es equiparar el presupuesto de prevención al de extinción de incendios, que es de alrededor de 85 millones de euros. La propuesta por tanto es tener lo mismo, ser valientes y hacer más prevención de la que se hace.
-¿Esa propuesta la asumiría solo el Gobierno de la Generalitat o también el Gobierno central?
-La propuesta es para el Gobierno de la Generalitat.
-¿Se quiere implementar para el año que viene o será una propuesta progresiva?
-La idea es implantarlo desde ya, pero estamos en el mes de septiembre en plena negociación de los presupuestos y veremos en qué se traduce finalmente.
-¿Cuáles son las peticiones de esta dirección general para los Presupuestos de 2023? ¿Llegar a los 85 millones? ¿Para qué se destinaría?
-En esa propuesta hemos diferenciado lo que sería el fondo estratégico de prevención y gestión forestal del que sería ejecución de infraestructuras de prevención de incendios forestales. Lo que queremos es dotar a los ayuntamientos del apoyo económico suficiente para poner en marcha la planificación que tienen aprobada. Los ayuntamientos que tienen superficie forestal están obligados a presentar un plan local de prevención de incendios forestales. En 2015 había solo 39 municipios en el plan, por lo tnato no se estaba cumpliendo y era una obligación. En 2019, logramos sumar a 61 y a día de hoy tenemos 401. Es el 80% del total... Queremos ser ambiciosos y llegar al total de los municipios que tengan el plan local de prevención. Pero el plan local es un documento que no sirve de nada si no se pone en marcha y se aplican las actuaciones que están previstas en él. Por eso necesitamos un fondo estratégico de prevención de incendios, para que los consistorios que en un documento han indicado cuáles son sus necesidades e infraestructuras necesarias puedan ponerlas en marcha. Y luego por otra parte también necesitamos más presupuesto para mantener las infraestructuras que ya tenemos en prevención de incendios: caminos, áreas cortafuegos, depósitos...
"LA COMUNITAT VALENCIANA TIENE UNA SUPERFICIE FORESTAL QUE SUPONE EL 60% DEL TERRITORIO"
-Su área es una de las que más cumple con la ejecución del presupuesto en el Gobierno valenciano. ¿Qué está fallando entonces para que se estén produciendo estos incendios forestales?
-Al final hay que tener en cuenta que la superficie forestal de la Comunitat Valenciana es de 1,3 millones de hectáreas. Es el 60% del territorio y el presupuesto es de solo 27 millones. De este una parte importante se destina a la vigilancia preventiva y el resto va a parar a obras e infraestructuas. Estamos hablando de que se ha hecho un esfuerzo muy grande en prevención, pero tenemos mucho territorio forestal...
-¿Cuál es el futuro de la prevención de incendios? ¿En qué herramientas de innovación se está trabajando?
-La Dirección General tiene dos líneas de actuación. Por una parte evitar el inicio de los fuegos y por otra la propagación. Para evitar el inicio contamos con los agentes medioambientales y el servicio de vigilancia preventiva, que lo que hacen es informar, concienciar, conciliación de usos... Y para evitar la propagación tenemos las infraestructuras: pistas, áreas cortafuegos, observatorios y depósitos como decía antes. Para ejecutar estas dos líneas hemos trabajado en la estrategia Mosaic, que se divide en cuatro tipo de actuaciones: planificación, prevención, gestión e innovación.
-Precisamente en innovación, ¿hay alguna idea que se pueda implantar más allá de lo que ya se está haciendo?
-Sí, estamos trabajando en diferentes estudios. El comportamiento del fuego depende de tres variables: la geografía, la orografía y el combustible. Hay dos sobre las que no podemos trabajar, que son las dos primeras, por eso nos centramos en el combustible. Una de las líneas de trabajo es por ejemplo el modelo de combustible. Qué estructura de vegetación tenemos en el terreno para saber qué actuaciones debemos hacer desde prevención, pero también es muy importante saber las posibilidades de extinción que se tiene en función de la vegetación que existe en el terreno. Otra objeto de estudio es la humedad del combustible, porque un combustible con humedad no prende como lo hace otro seco. Lo que hacemos son estudios de campo sobre la humedad del combustible para intentar modelizarlos a través de satélites, de imágenes satelizadas para poder tener un mapa de riesgos.
-¿Qué papel desempeñan factores como la despoblación en los incendios?
-Grandes incendios forestales hemos tenido siempre y seguiremos teniendo. Al final lo que tenemos que intentar es que no sean tan intensos, virulentos, ni escapen la capacidad de extinción. Y eso se hace gestionando el territorio. La gestión del territorio no la haremos con una actuación solo, sino con varias y dándole la importancia que tiene al sector primario; a la agricultura, la ramaderia y la forestal. Para que el sector primario salga adelante hace falta sostenibilidad, que a su vez tiene otras tres patas: social, ambiental y económica. Si nos falla una de las tres, las otras también lo hacen. Y todo esto, a su vez, está relacionado con la despoblación. Tenemos que tener población en el medio rural para que trabaje en ese sector primario. Los pastores son una solución más que tenemos a la gestión del territorio, pero no son la única. Es como si tuviéramos una caja de herramientas y al final todas son necesarias.
-¿Qué hay de cierto en esa dicotomía entre ser pastor y la rentabilidad que ello tiene? ¿Es realmente un revulsivo?
-Al final el problema es la rentabilidad económica. Ahora parece que todos quieran ser pastores, pero serlo es trabajar siete días a la semana 365 días al año. Es un trabajo muy duro y económicamente no ganarás mucho dinero. Todos estamos de acuerdo en que es necesario que haya pastores en la montaña y ramaderia extensiva en el mundo forestal y rural. De hecho, desde esta Dirección General hemos sacado una orden para sacar ayudas a la ramaderia extensiva y apostamos por esa línea de trabajo, pero al final la solución a los incendios no es solo esa.
-La consellera Gabriela Bravo aseguró la semana pasada en Les Corts que Emergencias no pudo comunicar nada a ADIF porque no recibió ninguna notificación de ninguna medida referente a la suspensión de la circulación de tren. Raquel Sánchez también dijo que nadie avisó ni a Renfe ni a Adif... ¿De quién fue la responsabilidad entonces de no haber comunicado nada?
-Sobre la gestión no voy a entrar, la polémica del tren está judicializada y no voy a entrar. Pero lo que sí comentaba antes es el episodio que tuvimos el martes 16 en Bejís. Se montó una bola de fuego enorme que pasó en dos horas y media de 600 hectáreas a casi 3.500. En un momento estuvieron en peligro vidas humanas, a los bomberos de Castellón se les quemó un coche... Tenemos mucha biomasa sobre el terreno y la atmósfera inestable relacionada con el cambio climático.