LA NAVE DE LOS LOCOS / OPINIÓN

Mario Vaquerizo contra los perros de la censura

Mario Vaquerizo se ha ganado mi simpatía y la de muchos por su defensa de la libertad de expresión. El líder de las Nancys Rubias se ha convertido en un ariete contra la censura de la izquierda puritana.

6/08/2023 - 

No soy fan de Mario Vaquerizo. Estoy en condiciones de afirmar que no he escuchado ni una sola canción de su grupo, las Nancys Rubias. Me sucede lo contrario con su mujer, Alaska. Recuerdo y tatareo sus letras desde Kaka de Luxe. Tampoco seguí el popular reality sobre su vida en pareja. Qué pena.

Desde que se convirtió en un famoso, de Mario Vaquerizo me han llamado la atención su estética colorida y su frivolidad verbal. Es un personaje entre lo barroco y lo kitsch, hedonista y muy listo, que se vende como un souvenir en estos tiempos líquidos que no precisan de demasiadas profundidades.

Mario Vaquerizo ejerce un poco de todo: es cantante, músico, relaciones públicas, comentarista de radio y televisión, incluso actor. Un hombre espectáculo que se desvive por el rímel y los pantalones pitillo. A sus 49 años se conserva delgadísimo. También le van las polémicas, y a eso voy. Hace unas semanas la lio parda por vestirse con una camiseta del Cristo de la Legión. Yo, sinceramente, no vi motivo para la polémica. ¿Qué es lo que molestaba a los lloricas de siempre? ¿El Cristo o la Legión? ¿El Hijo de Dios o la primera fuerza de combate si el mojamé invadiese Ceuta y Melilla? ¿Qué tiene de malo? Avergonzarse de lo uno o lo otro es de cretinos.

¡España se parecerá al Núremberg de 1934! 

Pero hubo una segunda taza para sus detractores. Hace unos días, Mario Vaquerizo aparecía hablando con Juanpe, miembro de las Nancys Rubias, en un video. El tal Juanpe vestía una camiseta con el Valle de los Caídos y la leyenda franquista “Una, grande y libre”. La volvió a armar Vaquerizo, y desde entonces les han llamado de todo. Los cuervos de la censura los han rebautizado como las Nazis Rubias. A los tres millones de nazis que votaron a Vox hay que sumar a los miembros de la banda de Vaquerizo. ¡Esto se va a parecer al Núremberg de 1934! Sólo falta que Pedrooooo, previo cobro de una jugosa subvención, filme, con su estilo adocenado, la segunda parte de El triunfo de la voluntad.    

“FALTAN PERSONAJES PÚBLICOS COMO VAQUERIZO PARA DENUNCIAR LA DERIVA TOTALITARIA QUE ESPAÑA VIVE POR CULPA DEL GOBIERNO DE PROGRESO”

Mario no se ha callado y ha mandado a la mierda, como el gran Fernán Gómez, a los que le insultan en las redes fecales. Hace lo que le sale del “coño”, ha dicho. No consiente que nadie le diga lo que puede o no decir o hacer. Denuncia que España vive otra dictadura (no puedo estar más de acuerdo). Sorprende la valentía de Vaquerizo por insólita: es extraordinario que un artista diga lo que piensa porque la mayoría evita hacerlo por temor a que la intelligentsia de izquierdas los cancele. Eso significa no volver a tocar en una sala, ni aparecer en una película u obra de teatro, ni que te entrevisten en laSexta. Sus enemigos exigen eso: que las Nancys Rubias se queden sin trabajo, que sus conciertos sean prohibidos. Pero estos ataques pinchan de momento en hueso porque el cantante, conocido activista del movimiento LGTBI, no es José Manuel Soto. Es difícil que cuele el prototipo de reaccionario que tanto gustirrinín produce en algunos progresistas aburridos de la vida.

Aplaudo el coraje de Mario Vaquerizo en la defensa de la expresión y el pensamiento. Faltan personajes públicos como él para denunciar la deriva totalitaria que España vive por culpa del Gobierno de progreso. Aquí sólo pueden hablar los de siempre, Jorge Javier, la abuela Paredes y los abajo firmantes, los que viven del tinglado.

Camisetas de criminales como el Che y Lenin

Es curioso que la iconografía de izquierdas, incluso si ensalza a asesinos, es digna de elogio para muchos. Y así te puedes poner la camiseta de criminales como el Che Guevara y Lenin, y no te criticarán, pero te lloverán hostias como panes si te enfundas la de Cuelgamuros. Yo no me pondría ninguna de las dos; prefiero el polo azul monísimo que me compré en Massimo Dutti, pero reivindico el derecho a que cualquiera tenga la libertad de vestirse como quiera. O todos moros, o todos cristianos.


En batallas como la protagonizada por Mario Vaquerizo nos jugamos la suerte de una guerra promovida por el sector intolerante y sectario de la izquierda, hoy mayoritario. Si nos achicamos, si cedemos, si pedimos perdón por defender unas ideas que se desvían del pensamiento dominante, estaremos perdidos, acabados, muertos. Olerán sangre e irán por nosotros. Nos esperará una multa o la cárcel en un país en que al viejo delito de opinión se le llama hoy delito de odio. Por eso hay que pelear sin tregua contra esta dictadura cultural e ideológica.

Si ladran, Mario, amor, es que cabalgamos en la correcta dirección.