VALÈNCIA. El Institut Valencià de Cultura desvela primeras cartas de su nueva era con la publicación de los tres proyectos de las tres direcciones adjuntas del ente. María Fuster, María José Mora y Joan Cerveró ya han tomado el relevo en los departamentos de Audiovisuales, Artes Escénicas y Música. Y una de las cartas de presentación es el proyecto con el que se presentaron al concurso público en el que salieron elegidos.
En el caso de Cerveró, el músico y gestor cultural no es nuevo en la casa, ya que fue responsable del festival Ensems durante dos décadas. Ahora vuelve para hacerte cargo de la toda la sección con un proyecto llamado Plural. Todas las músicas, todas las personas, en el que busca romper con algunos de los pilares de la anterior dirección, a cargo de Marga Landete.
Destaca que, ya en la presentación, Cerveró haga suyo el punto de vista del vicepresidente y conseller de Cultura Vicente Barrera y su ya conocida “cultura blanca”: “Solo vamos a hablar de música. Necesitamos una música que represente a toda la sociedad valenciana y no solo a una parte de la misma. No son público, son personas. Un proyecto plural, un proyecto comprometido con la sociedad en todos sus niveles, centrado únicamente en hablar de música y alejándose de cualquier interés ideológico colectivo o particular. No hacemos política, solo hacemos música”, reza en la primera página del proyecto.
Busca, así “música plural, sin ideologías”, aunque busca abarcar “nuestras bandas, el flamenco, la música coral, el Cant d’Estil, hasta las voces y notas de nuestros creadores y compositores actuales, nuestras orquestas y solistas distribuidos por todo el mundo, nuestros grupos de jazz y nuestro folclore y música popular”. “Es necesario, por lo tanto, una restauración de ecosistemas como el de la música, atendiendo a su función estética y cultural, libre de cargas y compromisos ideológicos y políticos”, resalta más adelante.
Y es que Cerveró es, a lo largo del proyecto especialmente crítico y beligerante con lo que entiende una gestión “decantada” de priorización de la música popular y “comercial” en valenciano: “Ahora es necesario crear una nueva programación, un nuevo proyecto que abra mucho más estos criterios y priorice solo la música de calidad, la apertura de estilos y que tenga en cuenta el necesario compromiso social con todos los valencianos, sin excluir de este compromiso la música histórica, el jazz, el flamenco la música religiosa o cualquier música minoritaria. Y tampoco olvidar, por supuesto, la música en valencià”.
Bajado a la concreción, Cerveró hace una lista con los proyectos que se mantendrían para señalar, en realidad, los que no. Se echa en falta, por ejemplo, Polirítmia; tampoco hay rastro del ciclo de Músiques Valencianes en Les Arts; y el ciclo Sonora, que él llama Circuit de la Música Valenciana, apunta que tendrá “una nueva definición que vaya más allá de la preponderancia de la lengua y atienda específicamente a la calidad musical y artística”. Sonora era un ciclo que buscaba reflejar el palmarés de los Premios Carles Santos (que ahora desaparecerán) y llevarlos por toda la Comunitat Valenciana.
“Otros festivales y actividades deberán ser evaluados con la serenidad de una nueva temporada de actividades, ya que la línea principal de gestión del IVC/M que este proyecto propone no va a ser la música comercial ni la identitaria, sino la música plural, aquella que necesita de protección y apoyo (antigua, contemporánea y tradicional) y de aquella que nos pueda unir a todos los valencianos”. Es, sin duda, de los tres proyectos, el que más carga ideológica tiene, el que más señala lo que no entra en su negociado; a pesar de repetir constantemente que quiere apartar la política de su gestión.
En cuanto a la programación, Joan Cerveró plantea con detalles ciclos y conciertos que quiere promover, desde la exploración del repertorio de Segle d’Or Valencià hasta ciclos que, al menos en la ciudad de València, chocarían con otras iniciativas, como un ciclo de órgano o un ciclo de jazz en el Teatre Principal.
“En colaboración con las entidades locales y provinciales”, el nuevo director adjunto anuncia una batería de nuevos festivales: un festival de música sacra en Orihuela, un festival de jazz de Xàbia, un festival de música de Llíria [se sobreentiende que sinfónica], un festival de música actual en Vilafamés, un “Festival Santos de Vinarós” y “Clàssics a l’estiu”. Además, plantea “retomar la participación y colaboración con diversos festivales de la Comunidad Valenciana: Festival Medieval d’Elx, Festival de Habaneras de Torrevieja y otras propuestas que, debido a esta nueva visión de la cultura plural irán sin duda surgiendo”.
“La programación aquí propuesta es orientativa, pues la idea general es mantener y respetar aquello que se haya hecho adecuadamente y tenga una respuesta satisfactoria del público y una calidad artística contrastable, y aumentar, según las posibilidades de espacios, personal y presupuesto, el ámbito geográfico, las intervenciones y proyectos y estar atentos a las nuevas propuestas que, sin duda, seguirán surgiendo en el día a día de la gestión”, señala, además de apuntar iniciativas para llevar los conciertos de música al estanque del Parc de Capçalera, al planetario del Museo de las Ciencias, o a conciertos en “pubs o bares”.
También presenta un programa de residencias artísticas. “Las residencias pueden realizarse con distintos formatos: (1) residencias artísticas, no solo musicales sino como parte de un proyecto; (2) residencias pedagógicas: relacionados con proyectos de divulgación o pedagógicos; (3) ensembles residentes: aquellos grupos especializados o de interés que promuevan un proyecto conjunto con el IVC o todas aquellas que sean coherentes con la programación y el desarrollo de los eventos del IVC”. Llega a proponer incluso los nombres de los artistas que podrían ocupar estas residencias según diferentes géneros musicales, desde Josu de Solaun o Alison Balsom (clásica); a Miguel Poveda y Tomatito (flamenco), Albert Sanz y Esperanza Spalding (jazz) o Russian Red, y Miquel Gil (pop/rock/cançó).
Joan Cerveró se compromete con que las unidades artísticas del Cor de la Generalitat y la Jove Orquestra de la Generalitat Valenciana tengan especial protección, así como las manifestaciones culturales como “Patrimonio Cultural Inmaterial de la CV, como son el Cant de la Sibil·la, el Misteri d’Elx, la fiesta de la Verge de la Salut de Algemesí, las tradiciones de los campaneros manuales y, por supuesto, las bandas de música de la Comunidad Valenciana”.
En su proyecto pedagógico plantea un “laboratorio de las artes LabArts, donde interactúen no solo músicos, sino actores, escritores, cineastas, bailarines, coreógrafos, filósofos, etc.”. “En este proyecto tendrían cabida estudiantes, aficionados o amateurs (incluidos niños y padres), y profesionales que quieran participar en proyectos informativos, consultivos, estimulantes, de reflexión, presenciales, on line, colaboraciones regladas, talleres de habilidades, «academias temporales», seminarios, proyectos dirigidos a músicos, coreógrafos o a niños y a padres, etc.”, especifica.
También propone ampliar la propuesta de programación a colectivos desfavorecidos, como música en centros penitenciarios o en hospitales y centros de salud, además de colaboraciones con ONGs.
En cuanto a la difusión, “el IVC debe servir de archivo sonoro y visual a través de posibilitar el acceso, on-line o físico, al archivo de grabaciones de audio o vídeo realizadas en su auditorio. Las grabaciones, sean de audio o de imagen, estarán disponibles vía podcast”. También plantea la creación de una radio por streaming, la colaboración con Radio Clásica y una aplicación propia de música del IVC. Además, promoverá un plan de marketing para los próximos cuatro años específico para la dirección adjunta.
Finalmente, en el área de investigación y patrimonio, Cerveró toma el testigo sin matices: entendiendo como “objetivo principal” la tarea de “recopilar, sistematizar, conservar, difundir y poner a disposición de investigadores, profesionales artísticos, educadores y el público en general los materiales artísticos, gráficos, documentales y audiovisuales relacionados con la música valenciana, especialmente de los siglos XX y XXI”.
“Continuaremos estimulando y haciendo crecer la Fonoteca de Materials, el proyecto Clau Tradicional, la Biblioteca de Música Valenciana, discos del Coro de la Generalitat, y de la Jove Orquestra de la Generalitat Valenciana, del proyecto de Música a la Llum y cualquier otra actividad relacionado con el patrimonio musical valenciano, tanto antiguo como contemporáneo, que pueda ser preservado. A esta actividad se suma la responsabilidad de coordinar y custodiar los encargos de composición como estímulo para la creación de nueva música”, concluye.