VALÈNCIA. Carlos Mazón y María José Catalá han trasladado la recomposición del PPCV a la configuración del nuevo Consell –compartido con Vox– y del Ayuntamiento de Valencia. El presidente de la Generalitat y la alcaldesa de la ciudad han realizado una serie de nombramientos que tienen relevancia a nivel interno, más allá de la manera de entremezclar a cargos procedentes de unas familias del partido que desde hace tiempo (y mucho más a partir de la victoria electoral de los populares en la Comunitat Valenciana) han quedado diluidas. El mejor ejemplo es el de la repesca del equipo de la que fuera primera edil de Valencia y gran referente en el PPCV, Rita Barberá.
Fuentes de la formación destacan que se ha tratado de una decisión coordinada entre Mazón y Catalá y la intención parece clara: rehabilitar políticamente a parte de los concejales de la última etapa de Barberá. Aquellos que durante años estuvieron investigados en el caso Taula y a los que finalmente se les archivó la causa. Con el paso del tiempo y el desarrollo de los acontecimientos, dentro del partido se empezó a considerar que existía una deuda pendiente con ellos después de que se les llegara a suspender de militancia en 2016.
La historia que se arrastra desde hace tiempo parece que cierra ahora una etapa de tensiones y disgustos que a muchos les ha costado olvidar. Aquel 2016, trascendía que un juzgado había abierto una macrocausa de corrupción cuyos cabecillas eran dirigentes del PP y con multitud de ramificaciones. Una de ellas consistía en un presunto blanqueo de capitales para las elecciones de 2015 en el grupo municipal popular del Ayuntamiento de Valencia. Entre los presuntos partícipes se encontraban los ediles y asesores de la última etapa de Barberá en el consistorio. De hecho, la propia exalcaldesa fue imputada por estos hechos, que acabaron con su carrera política antes de fallecer en noviembre de 2016 sólo dos días después de declarar en el Tribunal Supremo.
La causa tuvo una enorme repercusión mediática. Puso a los populares de la ciudad patas arriba y lo partió en dos a nivel interno. En aquel momento, Génova suspendió de militancia a nueve de los diez ediles del Ayuntamiento. Una decisión que deterioró mucho la relación entre la entonces presidenta regional, Isabel Bonig, con este sector de la ciudad y que fue muy a peor con los movimientos –también sucedidos a nivel nacional con declaraciones de dirigentes como Pablo Casado en el mismo sentido– para que Barberá abandonara el partido. Cosa que así hizo. En Les Corts Valencianes, un grupo parlamentario totalmente dividido ante la presión de la izquierda –y del que formaba parte María José Catalá–, también firmó y votó a favor de su reprobación para que renunciara al acta en el Senado.
La forma de actuar generó un notable descontento dentro del PPCV entre la corriente más cercana a Barberá que ha tardado en superarse. El paso del tiempo curó algunas heridas, aunque hubo una parte de aquel sector que decidió rehacer su vida al margen de la política en cuestiones tan básicas como encontrar un trabajo con la 'mochila' de la imputación a cuestas. Otros, sin embargo, sí comenzaron a colaborar con el partido y se logró cierto acercamiento.
Con las aguas más calmadas que otorga la perspectiva, la propia Bonig acabó pidiendo perdón por las decisiones tomadas en aquellos momentos con un claro arrepentimiento. Catalá, tras coger las riendas del partido en la ciudad, también comenzó a hacer gestos de aproximación. Incluso Mazón asumió esta misma línea en cuanto pasó a ser líder del PPCV.
Ya en 2021, llegó una noticia inesperada y relevante: la Audiencia de Valencia frenaba en seco la posibilidad de que los exediles fueran a juicio con el archivo de la causa del blanqueo para todos ellos. En una contundente resolución, afirmó que este delito no podía sostenerse "más allá de la mera sospecha". La decisión suponía que la investigación que acabó con la carrera política de Barberá y de todos los concejales tocara a su fin.
El siguiente paso era cómo actuar con ellos desde el PPCV. Por lo que ahora todo ese trabajo de recomposición –que también facilita el volver a situarse en el poder– se consuma con la recuperación de grandes referentes del equipo de la exalcaldesa como cargos públicos. La última, conocida este martes, ha sido Beatriz Simón como directora general de Dependencia y Personas Mayores.
No se trata de la única. La semana pasada se conoció que Alfonso Novo será elegido director gerente de Ferrocarrils de la Generalitat Valenciana (FGV). Se trató de una de las figuras más destacadas durante los años de gobierno de Barberá y llegó a ser presidente del partido en la ciudad en 2013. También fue concejal en el Ayuntamiento de Valencia y portavoz del PP en el consistorio, donde ya asumió responsabilidades en materia de movilidad y fue presidente de la EMT.
Dentro del Consell, se une a ellos María Àngels Ramón-Llin, directora general del Instituto Valenciano de Servicios Sociales (Ivass). Su trayectoria política estuvo vinculada inicialmente a Unión Valenciana para posteriormente dar el salto al PP. Ex diputada autonómica y nacional y exconsellera de Agricultura con Eduardo Zaplana, fue concejal en el Ayuntamiento de Valencia entre 2007 y 2019. En su última etapa, y tras la salida del consistorio, fue una de las personas que siguió vinculada al PP en la Diputación de Valencia que ahora preside Vicente Mompó.
Como cargo destacado aparece igualmente Eusebio Monzó en la secretaría autonómica de Hacienda, quien ya ocupó este puesto con Alberto Fabra. Fue la apuesta de Rita Barberá como independiente en la lista del consistorio para 2015, pero tras el estallido del caso Taula acabó siendo el único concejal no imputado por presunto blanqueo. La legislatura le resultó muy complicada y aunque María José Catalá contó con él como asesor, decidió regresar a la Universidad Politécnica de Valencia (UPV). Pese a todo, ha seguido vinculado al PP y Mazón lo repescó para su equipo económico. Ahora ha dado de nuevo el salto a la administración.
A nivel municipal, la alcaldesa de Valencia ha recuperado a otros exediles, como Cristóbal Grau y Félix Crespo. El primero, quien fue el secretario de los populares en el Cap i Casal en el anterior mandato, es su actual jefe de gabinete y, por tanto, un colaborador muy próximo. El segundo fue propuesto como vocal de la Junta Electoral de la Comunitat Valenciana en sustitución de Carlos Flores Juberías –ahora en Vox–. Crespo fue subdelegado del Gobierno en Valencia entre 2002 y 2003 y concejal hasta 2019. En el equipo de gobierno de Barberá tuvo un papel destacado como presidente de la Junta Central Fallera.