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entre la vida y ella misma

Mercè Rodoreda, la mujer que escribía para la posteridad

La profesora, periodista y crítica literaria Marina Porras publica Al mig de la vida, jo (editado por Bruguera Contemporánea) un retrato de Mercè Rodoreda que descubre su lado más personal y que se acompaña de las ilustraciones de Elisa Munsó para contar su historia. Una biografía dividida en catorce capítulos que proponen un acercamiento a la autora desde la intimidad más pura, entre sus cartas de amor y los entresijos de sus novelas

6/05/2023 - 

VALÈNCIA.  “Mercè Rodoreda era una niña solitaria. Tan solo algunas tardes su vecino Felipet iba a jugar a su casa, y siempre jugaban a lo que ella quería”. Así arranca la primera página de Al mig de la vida, jo (editado por Bruguera Contemporánea) un retrato de Mercè Rodoreda confeccionado por Marina Porras, y sigue así: “Un día él le dijo que se aburría y que se iba a casa, Rodoreda cogió un mazo de madera y le dio en la cabeza con toda su furia… el niño se puso a llorar”. 

En el siguiente párrafo Felipet vuelve llorando pidiéndole a Mercè volver a jugar, y para Porras esta es la anécdota clave que define a la autora: “Ella era una niña con mucha potencia, quería que todo el mundo la conociera, tenía mucha voz y poder. Su madre era fundamental para ella, también lo era su abuelo y cuanto más rascas por ahí más claroscuros ves en su historia de familia, pero ella se encargó de contar su historia como si fuera un cuento de hadas”, cuenta Porras empapada de la vida de la autora y da comienzo al primer capítulo: (1908-1920) Un conte de fades.

Del 1908 al 1983 se compone la historia de la autora que lo hizo todo por las letras catalanas, pero esta vez se expone el relato lejos de los tópicos los academicismos, comenzando por desmontar la imagen que tiene el lector sobre Rodoreda ya en su vejez: “Es importante comprenderla desde la adolescencia, ella era la chica que se enamoraba, la que quería ser periodista y no solo la señora de 60 años que es una escritora ya ilustre. Es un poco como si tuviéramos esa imagen suya en el hielo”, explica la autora, “al estudiar varias etapas de su vida y ver las fotografías se descubre una Mercè que no tiene nada que ver con la imagen que teníamos”. 

Para desmontar la imagen el libro se tiñe de ilustraciones en tono azul klein de la mano de Elisa Munsó, inspiradas de los retratos de De foc i de seda: Àlbum biografic de Mercè Rodoreda de Marta Nadal, que se interpretan ahora desde el dibujo: “Hemos trabajado por separado pero ambas representamos a una Mercé que no es la que vive en el imaginario común”, comenta Porras sobre el resultado final de la obra.

El encargo de la editorial viene de La envidia, tal y como suena, un relato de Marina Porras en el que habla de los “celos literarios” de las grandes voces de Cervantes, Austen, Kant y Rodoreda entre otros: “Yo en La envidia hablaba mucho de ella porque la leía mucho, y me había quedado con la espina de investigar y saber cómo escribía sus novelas”, explica Porras sobre el encargo le viene como anillo al dedo. Huyendo de la biografía al uso -y siguiendo su curiosidad periodística- se centra en descubrir los secretos de su vida, centrándose en muchas de sus cartas, las entrevistas que daba en televisión y la manera en la que ella se explicaba, generando de esta manera un relato combinado: “Hay un problema en rescatar su historia y es que hay muchos estudios que mezclan su vida y su obra, junto a publicaciones especializadas y demás análisis que no estudian su imagen humana”

“La imagen que tenemos de ella es de una mujer distante y fría, ella se encarga en su momento de construir un personaje a medida que ha sido constantemente reinterpretado. Es una autora tan importante que los tópicos sobre ella se han consolidado mucho, y da la sensación de que todo el mundo debe tener una opinión sobre ella, como ocurre con los iconos”, explica Porras sobre el reto ante construir una nueva figura del mito, “ yo como periodista quería conocerla en una faceta que se desconocía, y que me sorprendió a mi misma”. 

El libro de esta manera se compone de catorce capítulos vitales que van desde la infancia de Cuento de hadas de la autora hasta el Refugio parisino pasando por etapas de descubrimiento como La escritora y la máscara. Cada uno de los capítulos reafirma la potencia de Rodoreda y su capacidad de crear historias haciendo pedagogía al respecto, por ejemplo con la defensa de la lengua: “Cuando ya es famosa su principal preocupación es explicar lo importante que es para ella como autora la lengua, y cómo cree que es la base fundamental de su vida, por eso cada vez que tiene un micro delante habla en catalán”. Y más allá de la lucha por la lengua, que lleva siempre como bandera, escribe sobre política, amor, género y desenvolverse en la ciudad con el conocimiento de estar creando obras para la posteridad, aunque en el momento su magnitud fuera incomprensible.

El ecuador de la lectura lo marca el séptimo capítulo, titulado “Toda yo soy un infierno”, una cita que se rescata de una de las cartas que le envía a la escritora Anna Murià, en la habla de cómo ella se siente constantemente en tierra de nadie y del doloroso engaño de Obiols con su ex mujer. Un capítulo que se comprende a su vez entre el 1946 y 1950, momento que cambia totalmente su percepción sobre la vida: “Tiene una necesidad de supervivencia en modo salvaje, y tras ese momento que ha vivido nace en ella una fuerza de contar las cosas que le da toda su gracia a la forma de escribir”, una técnica con la que escribe las historias del futuro desde el pasado y con una capacidad de “conectar con un mundo que ya no existe”: “Es este tipo de voluntad de trascendencia sobre el tiempo lo que le da profundidad como escritora, eso y la idea de escribir pensando en que sus textos se leerán de por vida”

Irónicamente esta fuerza en la escritura se la introduce de alguna manera el mismo Obiols, el que fuera el amor de su vida, quien le convence en dejar de escribir solo pensando en el futuro más próximo, “le pone en la cabeza un cambio de prioridades, le enseña el significado de la perseverancia, la dureza y el futuro de su trabajo”. Con estas pautas y la potencia de ser un icono Porras se reencuentra al final de Al mig de la vida, jo con una Mercè que escribe con la fuerza que golpea al niño que no quiere jugar con ella al principio del relato. Una autora que era consciente de la trascendencia que iba a generar y que cuenta el futuro sin vivirlo: “Ella tiene una intuición al respecto de lo importante que va a ser su obra, con su esfuerzo hace algo que la sobrepasa a ella misma”. Esto se refleja en obras emblemáticas a través de las cuales se puede vivir su potencia actualmente, como puede ser La plaça del diamant, obra cuya magnitud no se podría haber imaginado ni en varias vidas.

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