CASTELLÓ. El quincuagésimo cuarto presidente de la Diputación de Castellón, Javier Moliner Gargallo, dirige este martes su último pleno efectivo al frente de la corporación provincial. Moliner pone así prácticamente el broche final a casi 8 años de mandato desde que el 23 de junio de 2011 tomó posesión como máximo representante provincial.
Lo hizo con el objetivo de regenerar una institución a la que llegaba con el estigma de 16 años de fabrismo y, dos mandatos después, se marcha con la satisfacción "de haber logrado que la institución sea reconocida en la provincia y haber obtenido un espacio de consenso". La superación del conflicto reinante en la época anterior fue el primero de sus objetivos, para después tratar de conseguir arraigar "el orgullo de pertenencia a esta tierra", quizás el principal eje que ha guiado su gestión.
Esto se ha plasmado en ámbitos como "el deportivo, el gastronómico, la cultura...". Moliner también resalta el haber conseguido poner el foco en la despoblación, sobre lo que queda mucho por hacer, pero que, al menos, ya ha sido establecido socialmente como "un objetivo".
En el debe, e íntimamente ligado a este reto, le queda la ambición de haber ayudado a materializar "un corredor interior" que sirva como facilitador de una industria cercana a las zonas más rurales, al estilo de lo que sucede en Alicante o, de forma más modesta, sí se ha logrado en el área de Segorbe, donde han crecido áreas industriales al calor de la A-23. La prolongación de la autovía A-7, la N-232 y el Corredor Mediterráneo deberían servir en este aspecto, resalta.
Con estas sensaciones, Moliner llega este martes al último pleno con contenido y debate de su mandato. No demasiado, eso sí. La renuncia del salario como diputado provincial de Luis Martínez, que recientemente tomó posesión como diputado autonómico (algo que también hizo Cristina Gabarda, en su caso sin renunciar a los ingresos por dedicación parcial de la Diputación) está entre los pocos puntos del orden del día de una sesión que también servirá como conclusión a 24 años de gobierno popular en la plaza de las Aulas.
De esta manera, para su futuro inmediato queda la vuelta a la actividad privada, con la que pretende "regenerar la vida política", que no se debe "profesionalizar", apunta. De momento, "vamos a acabar el trabajo en la Diputación hasta el último día", el pleno de aprobación de las actas de los nuevos diputados, que se celebrará una vez constituidos los ayuntamientos, pasado el 15 de junio.
Después, durante el verano, pretende dedicar su tiempo "a la familia". "Hasta septiembre no voy a asumir ningún compromiso", algo que realizará "con normalidad": "No será un fichaje galáctico".