VALÈNCIA (EFE). La consellera de Agricultura, Mireia Mollà, ha remitido un escrito al ministro de Agricultura en funciones, Luis Planas, donde advierte sobre el "grave riesgo" que supone el Greening, dragón amarillo o HLB, la enfermedad que está causando estragos en los cítricos en muchas zonas del mundo pero que todavía no está presente en la Comunitat, e incide en la necesidad de autorizar la suelta del parásito que frenaría la expansión del insecto que actúa como vector de la enfermedad.
El Greening es la plaga de cítricos más grave y devastadora que se conoce, pues es la responsable del recorte del 70% de la producción en Florida y arrasaría en quince años la citricultura española, según un informe del Comité de Gestión de Cítricos (CGC) citado por la Conselleria.
Ante esta situación, Mollà solicitó a Planas el 22 de julio autorizar la suelta del parasitoide Tamarixia dry, que ha demostrado su eficacia para frenar la expansión del insecto que contagia la enfermedad a los cítricos en unas investigaciones desarrolladas por el Instituto Valenciano de Investigación Agrarias (IVIA) y su homólogo canario.
El vector transmisor, que fue detectado en Galicia años atrás, ha franqueado Lisboa y "continúa su avance hacia el sur de Portugal, de manera que podría entrar en Huelva en un corto periodo de tiempo", alerta la consellera en la carta, dado que Huelva es una de las grandes zonas españolas productoras de cítricos.
Asimismo, Mollà rechaza la postura de Planas sobre elevar la autorización a la Unión Europea, ya que afirma que el artículo 44 de la Ley de Sanidad Vegetal indica que corresponde al Ministerio la potestad de autorizar los organismos exóticos de control biológico.
Mollà ha exigido al ministro que dé "luz verde" a la suelta de estos parásitos, que permitirían redoblar los esfuerzos para impedir la entrada de una plaga que comportaría un desastre económico y medioambiental y que actualmente carece de medios de control o de cura.
"Cada vez que una nueva plaga se introduce en Europa, supone un coste de cientos de millones de euros que recae directamente en nuestros agricultores", ha indicado la consellera, que en la carta incide en la necesidad de extremar los controles en los puertos de entrada de cítricos procedentes de terceros países.
Según sostiene, el riesgo se ve agravado por la flexibilidad en otros puertos europeos como el de Rotterdam, donde la inspección "es realizada por una entidad dependiente de los importadores, con la falta de garantías que ello implica".