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tribuna libre / OPINIÓN

Movilidad sostenible, un gran paso para el planeta

Foto: Kike Taberner
4/10/2022 - 

El cambio que estamos viviendo en el transporte está provocando la mayor transformación urbana de los últimos 30 años, o quizás más, y toda esta se debe principalmente al uso que estamos haciendo de la tecnología en la movilidad. A raíz de la inclusión de la tecnología en todas las áreas relacionadas con la movilidad están naciendo nuevos modelos de negocio como la movilidad conectada que abarca soluciones que permiten conectar con sistemas de navegación o informar sobre el mismo vehículo, tanto a otros usuarios de la vía, como a la propia infraestructura, la ciudad o el centro de control de la vía. Junto a ello, la transformación digital y el avance de la Inteligencia Artificial (IA) son una de las cuestiones más importantes para avanzar hacia una movilidad cada vez más segura. Sin duda, una de las grandes innovaciones de los últimos años ha sido la incorporación en los vehículos de los sistemas de prevención de colisiones. Hacen lo que nosotros, pero con muchos más ojos y más rápidamente. Es todo un avance y, poco a poco, está llegando a todo tipo de vehículos, independientemente de su coste.

El pasado mes se celebró la Semana de la Movilidad Europea, y a nivel de Comunitat Valenciana el Smart Mobility Valencia 2022, ejemplos de colaboración público-privada que están dando a conocer cómo un sector que antes era contaminante, debido a la dependencia de los combustibles fósiles, ha sabido reinventarse.  Y además revertir una tendencia, pasar de construir coches a transportar personas de forma eficiente con una energía no contaminante, que hoy es eléctrica y en un futuro será hidrógeno u otra,  y contribuyendo directamente al cambio hacia la movilidad sostenible. Siendo así, no un problema, sino una parte importante de la solución.

La colaboración público-privada es necesaria para lograr ese modelo urbano de movilidad sostenible que ya se perfila en la cercana nueva Ley de Movilidad, cuya aprobación está prevista en el Consejo de Ministros antes de que finalice el año. Y que, de hecho, está alineada con la movilidad inclusiva y compartida. La Ley destaca por situar al ciudadano en el centro de las políticas públicas de movilidad. Por adaptar el transporte a las necesidades de todas las personas e implementar soluciones de movilidad para todos. Así como por promover la implantación de soluciones innovadoras de movilidad impulsando una movilidad más limpia y activa a pie y en bicicleta, incluso para las compañías.

En 2019, según los datos de Naciones Unidas, el 55% de la población vivía en ciudades, mientras que se espera que en 2050 la población urbana crezca hasta el 68%. Lo que supone que, en menos de tres décadas, unos 6.600 millones de personas vivirán en ciudades. Y por ello, conseguir que ciudades y núcleos urbanos sean, cada vez más habitables tiene una importancia creciente. No en vano, el desarrollo de “ciudades y comunidades sostenibles” es uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) promovidos por Naciones Unidas.   

Por ello, la movilidad no solo implica el vehículo eléctrico (EV) sino la accesibilidad para las personas de la mejor forma posible; sostenible, eficiente y económica. Y no solo las ciudades, como focos que albergan a las personas que viven en ellas, sino las ciudades entendidas como entes que reciben a personas de fuera de su área metropolitana todos los días, que es el epicentro y donde se producen las mayores dificultades de movilidad diaria.   

Foto: Pilar Albelda/E
Por ello, contar en las ciudades con técnicos especializados en Smart cities que aúnen todos estos conceptos, en torno a la movilidad inclusiva y compartida, es tarea fundamental para que se materialice la movilidad sostenible. Y será una de las piezas angulares de la V edición del Congreso de Tecnologías Emergentes para Ecosistemas 4.0. Debatir sobre aspectos que atañen a los ciudadanos y ponen en el punto de vista la aplicación de la tecnología para que esta haga más fácil la vida de las personas en las ciudades es poner encima de la mesa cuestiones inaplazables.

Los ciudadanos están demandando una movilidad conectada, inteligente, capaz de que pueda ser gestionada por cada uno, bajo sus necesidades, y realizada en un pago único, sea cual sea el tipo de servicio que se utilice. Además de mejoras en la movilidad eléctrica que faciliten al ciudadano la compra de estos vehículos y la carga del mismo con la instalación de cargadores por toda la ciudad para evitar la falta de autonomía, principal foco de batalla para la adopción del EV.   

De este modo, la imagen que se perfila en un futuro, no muy lejano, es un modelo de movilidad independientemente del vehículo que se utilice -coche, moto, patinete…- , con multitud de servicios  y aplicaciones en torno a la movilidad -bike y car sharing – con diferentes startups que ya están y otras que nacerán, la multimodalidad -encaminada a la utilización de diferentes medios de locomoción -tren, bus, metro..- y con pago por suscripción y el abono de una cuota mensual en función de las necesidades de cada persona, en la que el vehículo privado en las ciudades será residual.

No se habla de la eliminación del vehículo, sino de la compartición del mismo y por ende tiene sentido que no sea nuestro, eliminando gastos asociados a estos (seguros, revisiones, parkings…) y ajustando su uso a la necesidad del momento (ahora coche, mañana furgoneta, moto, patinete…), y siempre que venga a por mí y me deje en el destino, de forma autónoma y haciéndome ganar dinero y tiempo. Ese es el futuro.

Y en una movilidad 100% conectada, sostenible, inclusiva y compartida, desde luego, el gran beneficiario de todos estos cambios será el peatón que ya va ganando terreno, poco a poco, en las ciudades europeas respecto al coche.   

Nos encontramos ante la posibilidad de una movilidad sostenible para el pueblo con una aceptación masiva entre la ciudadanía que mira al EV como el siguiente paso en su medio de transporte personal o familiar. Y por ello, es el momento de que los países del Sur de Europa podamos apostar por esta movilidad sostenible.

En esta encrucijada, el papel de Ayuntamientos, Mancomunidades y Gobiernos para ordenar la oferta y ofrecer la mejor solución al ciudadano es clave porque, de ello depende el éxito para que en el horizonte 2025 esta movilidad sostenible sea una realidad para todos los ciudadanos. Aún nos falta mucho, pero cada vez es menos.

El autor es jefe de proyectos de Movilidad y Smart Cities en el IRTIC (Institut de Robòtica i de Tecnologies de la Informació i de les Comunicacions) de la Universitat de València y miembro de la Junta directiva de AECTA ( Asociación Empresas de Tecnología, Consultoría e Innovación de la Comunitat Valenciana)

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