VALÈNCIA. Después de los Juegos Olímpicos, Thierry Ndikumwenayo se marchó a Burundi de vacaciones para estar con su familia. Él vive en Castellón y hace meses que compite como español, pero las raíces son las raíces. Había sido un verano largo e intenso. Primero un Europeo, en Roma, donde consiguió su primera medalla, al ser tercero en la final de 10.000. Y después, los Juegos de París, donde batió el récord de España en la misma distancia. Tocaba descansar y recuperarse antes del siguiente objetivo, la temporada de cross.
Pero entonces apareció el Medio Maratón Valencia Trinidad Alfonso Zurich. Su representante le dijo que era una oportunidad para ganar un buen dinero. Había varios retos al alcance: el récord de España y el de Europa. Y quizá, si todo va bien la mañana del 27 de octubre -hay riesgo de lluvia y viento-, convertirse en el primer atleta europeo en bajar de los 59 minutos en los 21,097 kilómetros. Thierry lo pensó y dijo que sí.
El récord de España acaba de cumplir un año. Carlos Mayo lo batió en València en 2023 con un tiempo de 59:39 que le convertía en el segundo español de la historia, tras el gran Fabián Roncero, en correr un medio maratón en menos de una hora. El de Europa es más antiguo y está resistiendo muchos años en la era de las zapatillas mágicas con placa de carbono y espumas reactivas. El suizo Julien Wanders aguanta con esta plusmarca desde que corriera en 59:13 en Rash al-Khaimah en 2019.
Los dos están a tiro de un atleta de la calidad de Ndikumwenayo, un fondista que en París fue capaz de correr los 10.000 metros en 26:49.49. Su idea es salir en València a ritmo de dos minutos y 48 segundos cada kilómetro. En los primeros irá tras la estela del británico Charles Wheeler, que no aguantará a 2.48 más de seis o siete kilómetros, y después del keniano Brian Kibor, un atleta con marcas discretas que aseguran que está para llevarlo hasta el 10 o el 11 a la marcha pedida por el hombre del Facsa Playas de Castellón.
Si pasan por el kilómetro diez en 28 minutos exactos es que todo va bien. Si no, empiezan a peligrar los objetivos. Ndikumwenayo tiene un propósito más. Este no tiene recompensa económica, pues se trata únicamente de dedicarle el éxito que consiga a su entrenador, Pepe Ortuño, el hombre que le entrenó cuando llegó perdido de Alicante a Castellón. En la órbita del Playas de Castellón encontró a una familia, y en Ortuño, a un padre, un hombre sabio que lo dirigía deportivamente con acierto y que le daba consejos de vida. Ortuño sufrió un desagraciado accidente hace unos días. Este entrenador, ya jubilado, se cayó por un terraplén. Tiene varias costillas rotas y una muñeca destrozada. Se hizo mucho daño y ahora está pasando unos días muy incómodos. Ortuño ha decidido, a sus 71 años, dar un paso atrás y quitarse de encima algunas de las muchas responsabilidades que asumía en el atletismo desde hace décadas. En verano le cedió todos sus atletas a Lluís Torlà, un joven técnico del que todo el mundo habla maravillas. Solo se quedó a Ndikumwenayo para guiar su preparación hasta el Medio Maratón Valencia Trinidad Alfonso Zurich. El domingo, quién sabe si 58 minutos y algunos segundos después de haberse dado la salida, terminará su relación profesional con él.
También hace un año que, el mismo día que Carlos Mayo, la extremeña Laura Luengo batió el récord de España de medio maratón en València. Si el de Mayo peligra, el de Luengo también. Aunque la atleta que entrena con Juan del Campo y Luismi Martín Berlanas en Madrid, estará defendiendo su liderazgo en España y es muy probable que incluso venga a mejorarlo.
Las peculiaridades de las normativas pueden provocar una anécdota en València. Que Kaoutar Boulaid, una atleta marroquí nacionalizada recientemente, que compite con licencia de Cantabria, que representa al BM Bilbao, y que hace tres semanas se proclamó campeona de España de medio maratón en Albacete, corra más rápida que los 69 minutos y 41 segundos que hizo Luengo el año pasado y no le valga como récord de España. Boulaid puede disputar los campeonatos de España, y ser campeona, pero aún no puede ir a la selección española ni batir un récord de España.
Luengo no tiene solo esta amenaza. Desde un grupo vecino, el que lidera Antonio Serrano, viene Irene Sánchez-Escribano. La toledana brilló en París en los 3.000 m obstáculos y, con el subidón, decidió ir a por una gran marca en València. Ha entrenado muy bien estos dos meses y seguro que el domingo intentará buscar esa frontera de los 69 minutos.
Por delante, como siempre, habrá una carrera digna del mejor medio maratón del mundo. En hombres, sobre el papel, hay un duelo entre los etíopes Yomif Kejelcha (57:41) y Salemon Barega (57:50) que obliga a encender la alarma por peligro de récord del mundo (Jacob Kiplimo, 57:31). La idea es que las liebres lleven la cabeza de carrera a un ritmo de 27:15 al paso por el kilómetro 10. Mientras que en mujeres destaca por encima del resto el debut de Agnes Jebet Ngetich, la atleta que a principios de año destrozó el récord del mundo en el 10K Valencia Ibercaja con una marca de 28:46 -registro inferior al récord mundial de 10.000 en pista-. Aunque será el debut de la keniana sobre esta distancia y eso siempre es una incertidumbre, como le ocurre a otra de las favoritas, Ejgayehu Taye. Otro aliciente es ver la vuelta de la alemana Konstanze Klosterhalfen, ganadora en 2022.