premiado en la world press photo

Ángel Fitor: "El mar es mi fuente infinita de inspiración"

1/11/2019 - 

VALÈNCIA. Basta con un recorrido por el exposición del World Press Photo, que hasta el 17 de noviembre acoge en València la Fundación Chirivella Soriano, para darse cuenta de que, más allá de la ‘Photo of the year’, la muestra presenta numerosos relatos que, desde distintas partes del mundo, enriquecen el patrimonio gráfico internacional. Y en ese patrimonio también tiene lugar la Comunitat. Con una imagen de una medusa peine en aguas cercanas a Alicante, el fotógrafo Ángel Fitor (Alicante, 1973) se ha hecho con el tercer premio en la categoría ‘Naturaleza’, un reconocimiento que supone un nuevo impulso en su labor… aunque no el único. Entre otros proyectos, Fitor ha colaborado en proyectos de la BBC o Netflix y sus imágenes han sido premiadas en concursos como el Wildlife Photographer of the Year, GDT European Wildlife Photographer of the Year, National Geographic Photo Contest o Sony World. Hablamos con Fitor sobre fotografía y naturaleza. 

-Te he escuchado decir que la realización de la fotografía finalista de la World Press Photo tuvo algo de casual, ¿en qué sentido?¿Cómo fue el proceso hasta tomarla?
-Los ctenóforos o medusas peine son animales de alta mar que sólo aparecen en aguas costeras gracias a una combinación específica de vientos, corrientes marinas, temperatura del mar y otros factores oceanográficos. Y aunque esta especie es común en nuestras aguas, dar con un ejemplar intacto, de gran tamaño, y con la alas desplegadas en su hábitat natural es puro capricho del destino. Durante aquellos días de primavera, los mismos por cierto que generaron la exagerada alerta por fragatas portuguesas, se produjo una entrada inusualmente grande de agua atlántica a través del Estrecho que generó unas condiciones óptimas para la aparición de estos animales. Consciente de lo inusual del fenómeno, recuerdo pasar dos semanas sin salir prácticamente del mar documentando el extraordinario evento. La fotografía de la naturaleza tiene mucho de conocer y anticiparse a los acontecimientos: ¿no es a eso a lo que llaman suerte?

-¿En qué cambia fotografiar dentro y fuera del agua?¿cuáles son las dificultades añadidas?
-Aunque la técnica fotográfica no difiere demasiado, el hecho de trabajar el medio acuático, un entorno para el que no fuimos concebidos, lo cambia prácticamente todo. Las limitaciones de tiempo debido a la descompresión, la limitada reserva de aire, la dificultad de movimientos, los costes de trabajar en el mar y un sinfín de inconvenientes hacen de la fotografía submarina un trabajo complejo para el que hacen falta años de experiencia y dedicación.

-Tus imágenes son de una gran belleza estética pero, ¿es para ti esto importante?¿pesa más la estética o el hecho de documentar una vida acuática poco conocida?
-La finalidad última de mi trabajo es generar empatía hacia un medio que aún hoy en día es un gran desconocido para la inmensa mayoría de sociedad, y del que sin embargo dependemos como de ningún otro. El agua que bebemos, el aire que respiramos y gran parte de los recursos que consumimos tienen origen, o relación directa o indirecta con los mares. Estamos en un estado muy temprano del entendimiento de esta contundente realidad y la fotografía tiene el enorme poder de generar opiniones, responder o plantear cuestiones, y de fascinar, tal vez este último, el instinto más básico que poseemos, y probablemente el que nos haya colocado en el lugar que ocupamos hoy como especie a lo largo de nuestra historia. Mi trabajo consiste en canalizar ese instinto para concitar el interés porque nos guste o no, sólo amamos y respetamos aquello que conocemos y admiramos.

-En cierta medida, las informaciones sobre la contaminación del mar están haciendo que muchos ojos se dirijan a un fondo que hasta ahora no tenían en cuenta o en el que podían no haber reparado, ¿qué van a encontrar?¿afecta este hecho -la contaminación- a tu tarea?
-La percepción de la realidad del medio marino es algo profundamente engañoso. Podemos bucear hoy mismo en la isla de Benidorm y salir del agua fascinados por la cantidad de vida que alberga y, sin embargo, no ser conscientes de que hace sólo unas décadas la diversidad y cantidad de vida eran muy superiores. La idea de fondo es que la degradación de los ecosistemas, tanto marinos como terrestres, es un fenómeno transgeneracional. En treinta años de experiencia he contemplado y documentado sólo una pequeña parte de este proceso de pérdida, sin embargo en los últimos años la ingente cantidad de amenazas que asedian a nuestros mares se han incrementado de manera exponencial. Ejemplos como la reciente pérdida del Mar Menor son la lamentable constatación de ello, y en cierta forma el adelanto de lo que pasará en nuestro Mediterráneo si no ponemos medidas contundentes, e invertimos en recursos ya mismo.

-Tardaste tres años en realizar la fotografía premiada en el Wildlife Photographer of the Year, organizado por el Museo de Historia de Londres, ¿cómo fue el proceso?
-Aquella imagen fue muy laboriosa porque ya estaba diseñada en mi mente antes de tomarla, lo que en mi campo de trabajo es un problema. Esperar a que el sujeto principal, la luz y las condiciones del mar se alinearan con mi idea fue un ejercicio de frustración que llevó mas de tres años de sesiones infructuosas.

-¿Qué fotografía estás 'esperando' ahora?
-Mucho me temo que mi vida no dará para a hacer realidad todos los proyectos e ideas que tengo en mente. El mar es mi fuente infinita de inspiración.

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