en el interior de las cosas / OPINIÓN

Nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio

16/09/2024 - 

CASTELLÓ. Los domingos siempre son lo mismo, afortunadamente. Sentir el amanecer, cada día más tardío, dentro del Parque Ribalta, en una mañana de buena temperatura. Pancho, a su marcha, contorneando su cuerpo perruno, deteniéndose en la búsqueda de tesoros vegetales, más ágil por la fresca, más contento. Un perro maravilloso, viejito y tan feliz.

La pasada semana seguí, online, el Pleno municipal del Debate de Estado de la Ciudad. Una sesión anual muy tensa en esta ocasión, como en otras ocasiones. Sin duda, una de las cuestiones que más llamó la atención fue la descripción hiperbólica que hizo la alcaldesa de Castelló sobre la situación actual del municipio. Una ciudad más viva, más segura, más participativa, más inversora, emprendedora, capitalina, inclusiva, igualitaria…. Y mucho más limpia. 

La pasada semana, merendé con mi nieto Biel en un local de la Avinguda Rei En Jaume, una horchatería antigua valenciana muy recomendable. Mi pequeño es forofo de la horchata y fartons. Para entretenerle, iniciamos historias sobre las pesadas palomas que acosan en esta zona, una multitud insalubre que deberían controlar y solucionar desde el gobierno municipal, por el bien del la salud pública, del comercio de proximidad, de la hostelería que tiene que lidiar cada día con esta lacra.

De repente mi nieto desvió la mirada y perdió la atención del relato, señalando con su pequeño dedo la salida del aparcamiento subterráneo de Rey Don Jaime y una sonrisa total, divertida. Hablábamos de la fauna ‘colombaire’, inventando un cuento de familias de palomas. Mi nieto incorporó al relato una familia de ratas de todos los tamaños. Era una docena de ratas. Horroroso. El Castelló más limpio se desvanece cuando se realizan afirmaciones tan contundentes amparadas solamente en la demagogia y propaganda.

El Pleno castellonense del Debate de Estado de la Ciudad fue crispado, sin grandes sorpresas. Como lo están siendo el resto de plenarios de otras instituciones públicas. El PP, en un año, ‘ha pegado un vuelco radical’ en la situación de las ciudades, según afirman elevando la voz. Pero, lógicamente, en este periodo más del 90% de los proyectos tienen su punto de partida de ejecución de las anteriores legislaturas gobernadas por PSPV, Compromís y Podemos. No pasa nada si algún alcalde o alcaldesa reconociera que el origen de los mejores proyectos, quizás los únicos grandes proyectos, son la apuesta decidida por el futuro del anterior Ayuntamiento. No pasaría nada, y dejaría la impronta de la honestidad, un valor que debería estar en alza en política.

Llenarse la boca con el superlativo de una ciudad más viva, segura, limpia, etc, reproduce carencias y cierta hipocresía. Como aquello que dijo el portavoz de la ultraderecha sobre que Castelló era una ciudad muerta. Nunca ha sido una ciudad muerta. Tremenda falacia. Como aquello tan miserable que dijo, en el mismo Pleno, el portavoz del PP sobre que ‘hoy gobierna Castelló un equipo, el mismo equipo de Ortega Lara y Miguel Ángel Blanco, frente al equipo que los secuestró y asesinó’. Un error monumental. O cuando el portavoz de Vox dejó caer que el aumento de índices de delincuencia tenía que ver ‘con el sistema educativo de anteriores gobiernos autonómicos’. En fin.

Mientras los ecos del Pleno duran lo que duran, la ciudad ya se ha llenado, regreso al cole, regreso al trabajo tras las vacaciones, bajada de temperaturas, imposiciones de Bandas de Magdalena 2025 para las reinas, damas y madrinas de todas las Gaiatas, celebraciones de fiestas de barrios, del I Encuentro de Vecinas y Vecinos, -durante horas sin agua para beber-, y los actos del famoso programa ‘Regreso a la Ciudad’, que nunca me ha gustado por eso de que la ciudad se vacíe y vuelva a llenarse. El mejor homenaje, seguro, es para quienes nos quedamos todo el verano, en soledad, en una ciudad que se desplaza, por cierto, a unos pocos kilómetros.

Ayer, mi vecina Carmen elaboró una ensalada magnífica de tomates rosa de nuestro querido paquistaní de la esquina. Una revuelta del mejor tomate, con ajos laminados, perejil y cilantro frescos, con pimienta negra recién molida y el mejor aceite de oliva virgen que le ha enviado una nieta que reside en Salobreña. Yo aporté mis simples macarrones con un picado de carne de ternera, tomate frito casero, orégano y algo de pimienta, y gratinados en el horno con su capa de quesos parmesano y mozzarella. Comimos como dos soles y como las dos reinas que somos.

Analizamos, como cada semana, como cada día, lo que acontece en este puto mundo. Y seguimos bien jodidas por el genocidio de Gaza que no cesa, que está elevando los asesinatos de inocentes y destruyendo infraestructuras básicas para el futuro de este pueblo. También nos duele y cabrea mucho que la violencia y apartheid del gobierno de Netanyahu ha comenzado una nueva masacre en Cisjordania, en los Territorios Ocupados. El objetivo está claro, se trata del exterminio del pueblo palestino. Y seguimos sin ver soluciones, con una comunidad internacional y sus gobierno, en silencio, en absoluto silencio.

Mi vecina, y yo misma, que somos coincidentes en el alma y la memoria, recordamos ayer esa bellísima canción de Serrat y su último párrafo, Nunca es triste es la verdad, lo que no tiene remedio. 

Buena semana. Buena suerte.